La experiencia de aprendizaje de la lectura y escritura en un ámbito no directivo español según Javier Herrero, de Ojo de Agua
Este es el tercer artículo dentro de la serie sobre el aprendizaje de la lectura y escritura fuera de la escuela convencional. Tal y como os adelantaba en el primer artículo resumen y en el segundo con vuestras experiencias, hoy tenemos a Javier Herrero, de Ojo de Agua, como invitado.
Para darle más poder de difusión, este artículo está publicado bajo la licencia Creative Commons (CCBY). Esta licencia permite copiar y publicar la obra (también traducirla) siempre y cuando se indique la fuente.
Javier ha acompañado muchos casos de aprendizaje dentro de un entorno de educación no dirigida.
He aprovechado la ocasión para hacerle unas cuantas preguntas sobre la educación en general y, por supuesto, también sobre el aprendizaje de la lectura y escritura. Aquí lo tenéis:
Entrevistador: ¿Cuándo te interesaste por primera vez por una educación diferente? ¿Por qué?
Javier: Yo no he experimentado una educación diferente de niño y mi experiencia con la educación oficial no fue ni especialmente buena ni especialmente mala (eso no significa que me sintiese a gusto en ella).
A los 18 años leí un libro de Pepita Martín Luengo, “Fregenal de la Sierra, una experiencia de Escuela en libertad”. Lo que se contaba ahí sobre aquella escuela libre me impacto tanto que me llevó a estudiar pedagogía en la universidad y sería mi primer contacto con formas diferentes de educar.
Sin embargo, no empecé a seguir el camino de una educación diferente hasta los 26 años, con el nacimiento de mi primera hija. Todo ello también gracias a la experiencia previa y durante el parto en contacto con Pedro Enguix, Enrique Lebrero y su equipo.
La idea era, si el desarrollo dentro del útero es autónomo, ¿por qué no también después?
Entrevistador: ¿Cuáles deberían ser en tu opinión los objetivos de una educación? ¿Cómo debería ser?
Javier: Pienso que el propósito de la educación es aprender a vivir en sintonía con lo que sientes, haces y piensas. Llevarte a disfrutar la vida y encontrar tu sitio en ella. La convivencia también es un aspecto fundamental, por eso, siempre hemos buscado crear espacios comunes.
Existe una tendencia humana a colaborar. Con poner un espacio común y cuidar de que todos se sientan bien en su individualidad es suficiente para que se desarrolle la colaboración. Los adultos son aquí muy importantes en su rol de acompañantes que ayudan a gestionar problemas de forma respetuosa.
La educación debe surgir desde dentro, pero a partir de una interacción con un entorno que está abierto a modificaciones. Hay que escuchar al niño y sus necesidades, esperar a que decida lo que quiere aprender.
En otros ambientes educativos los valores que prevalecen son la competitividad y la maximización del rendimiento. En Ojo de Agua los valores principales son el respeto y la conexión con la naturaleza.
Entrevistador: Ahora crees en la educación autodirigida, ¿cuánto tiempo llevas con tu experiencia personal de aplicar este tipo de educación?
Javier: Desde el nacimiento de mi primera hija, hace ahora 17 años.
Entrevistador: ¿Qué es lo que más te ha llamado la atención de esta educación?
Javier: Al principio pensaba que TODOS los niños podrían aprender mejor en un entorno de educación autodirigida que en otros. Ahora veo todo de una forma más relativa.
La familia es lo más importante, mucho más que la escuela. Si el entorno familiar no da una cierta estabilidad, no se estará cumpliendo con la condición previa para un aprendizaje equilibrado.
Entrevistador: En tu opinión, ¿tiene algún punto flaco? ¿Existen casos en los que pienses que algún niño no debería seguir una educación libre, en el que un aprendizaje más dirigido es mejor opción?
Javier: Personalmente no creo que existan niños que necesiten un aprendizaje dirigido desde fuera, pero entiendo que es fundamental que exista variedad de educaciones.
Cuando los padres no confían en la educación libre, en la capacidad de su hijo de aprender de forma autónoma, es muy difícil que la educación autodirigida funcione.
Entrevistador: Ya entrando más directamente en el tema del aprendizaje de la lectoescritura.
¿Cuántos casos de aprendizaje (o de no aprendizaje) de escritura y lectura dentro de un ambiente de educación autodirigida has acompañado/vivido?
———-
Si te gusta lo que lees, puedes seguirnos en Facebook:
———-
Javier: Es difícil calcularlo, entre 200 y 300 diría yo.
Entrevistador: Ya sé que todos los niños son diferentes y que muchos padres usamos estos datos para preocuparnos (y finalmente obstaculizar el aprendizaje de los hijos), pero, ¿en qué rango de edades suelen los niños aprender a leer? ¿La escritura suele venir antes o después?
Javier: Generalmente el aprendizaje ocurre desde los 4 o 5 años hasta los 9 o 10 años. Hay casos de niños que aprenden en pocos meses y otros en 4 o más años.
Hay que tener en cuenta que nunca se sabe cuándo ha empezado el aprendizaje, ya que estamos rodeados de letras desde que nacemos.
Todos los niños tienen la necesidad de comunicarse y la lectoescritura es un medio para alcanzar ese fin. Leer y escribir son habilidades que tienen un sentido, que sirven al niño para algo. Cuando los niños y niñas sienten la necesidad de comunicarse de esa forma, empezarán a aprender.
En mi experiencia, la escritura suele llegar antes, supongo que porque es un acto de comunicación de lo que quieres decir. La lectura, en cambio, es un acto de escucha.
Entrevistador: Muchas familias están preocupadas porque sus hijos tarden más que otros a leer o escribir (a pesar de que existen estudios que parecen demostrar que no existe una correlación entre el hecho de aprender antes y el de tener mejores resultados académicos a largo plazo). ¿A qué piensas que se debe que un niño aprenda a leer antes o después? ¿Es una cuestión de interés, de capacidad innata…?
Javier: El momento de aprender a escribir o leer depende mucho del aspecto emocional: si el niño no está en un momento de equilibrio emocional, será difícil que se interese en aprender algo.
Por otro lado, sí, pienso que hay personas que tienen más tendencia a la lectura y escritura que otras. Por supuesto, si se te da bien algo, también tendrás más ganas de hacerlo.
Entrevistador: ¿Piensas que la relación que tienen los padres con la lectura afecta a los hijos? Si es así, ¿en qué grado?
Javier: Pienso que el contexto es muy importante. Un entorno en el que se lee y escribe será más propicio para el aprendizaje.
Entrevistador: Por lo que hemos visto en las experiencias que nos han enviado los padres, no parece haber ninguna herramienta de aprendizaje que funcione mejor que otras (a excepción del lápiz, el papel y los propios libros y comics). ¿Cuál es tu experiencia con esto?, ¿qué opinas de las herramientas de aprendizaje más allá de lápiz, papel y libros?
Javier: Lo más importante es que haya conexión entre la necesidad de comunicarse y la herramienta que el niño elige.
No creo que las herramientas para aprender a leer y escribir supongan un factor diferencial.
Entrevistador: En tu experiencia, los niños y niñas, ¿suelen pedir ayuda para aprender a leer o escribir? Cuando piden ayuda, ¿qué tipo de ayuda suele ser?
Javier: No suelen pedir ayuda para un aprendizaje completo, más bien información concreta sobre cómo escribir o cómo se lee algo.
Entrevistador: ¿Hay algo que pienses que ayuda especialmente a los niños que aprenden a leer? ¿Y a escribir?
Javier: Tener material para leer y escribir y estar en un entorno en el que se valore la lectura y escritura pienso que es lo más importante (además del aspecto emocional que destacaba antes).
Entrevistador: Seguro que has vivido casos en los que los padres decidieron no esperar más y cambiaron a un aprendizaje más directivo. En tu opinión, ¿a qué se debe en estos casos esa pérdida de paciencia y ese mayor periodo de aprendizaje?
Javier: Yo lo veo como un problema de expectativas no satisfechas. Los padres se preocupan y pierden la confianza.
Entrevistador: ¿Has vivido algún caso en el que algún niño no haya conseguido aprender a leer o escribir a través del aprendizaje autodirigido y que haya necesitado de un aprendizaje más dirigido?
Javier: No he encontrado en los 15 años de trabajo ningún caso de niño ni niña que no haya aprendido a leer o a escribir.
Es cierto que algunos han comenzado más tarde que otros, pero en todos los casos han acabado aprendiendo.
También es cierto que los hay que escriben y leen con más interés que otros; para unos es un placer y para otros sólo es un medio de comunicación funcional.
Entrevistador: ¿Has vivido casos de aprendizaje de niños con dislexia? Si es así, ¿qué nos puedes contar de ellos?
Javier: Cuando estudié pedagogía me especialicé en logopedia, sin embargo, hoy, pienso que si no hay lesión fisiológica de por medio no supone un problema que impida el aprendizaje libre.
He acompañado a muchos niños que cometían errores típicos de la dislexia, también a niños que venían catalogados como disléxicos, todo ello no ha supuesto un problema para aprender en ninguno de los casos que he vivido. Los procesos pueden ser más largos y arduos, pero también funcionan.
Entrevistador: ¿Y en caso de hiperactividad y déficit de atención?
Javier: Hemos tenido algún caso de procesos en los que se ha dejado la medicación (con acompañamiento de profesionales), en los que los síntomas típicos de falta de atención se han diluido llegando a desaparecer en el entorno respetuoso.
Entrevistador: ¿En casos de lesión fisiológica, qué crees que es lo mejor que se puede hacer?
Javier: No soy experto en la materia, supongo que acudir a un profesional.
Entrevistador: Ya por último, Peter Gray extraía los puntos que siguen de un estudio sobre cómo aprenden niños angloparlantes a leer en un entorno de aprendizaje autodirigido.
- En los niños no escolarizados, no existe un periodo crítico ni una edad concreta para aprender a leer.
- Un niño motivado puede pasar de no leer (al menos aparentemente) a leer de forma rápida y fluida.
- Los intentos de imponer la lectura pueden ser contraproducentes.
- Los niños aprenden a leer cuando la lectura se convierte, para ellos, en un medio para alcanzar un fin o fines que valoran.
- A leer, como a otras muchas cosas, se aprende en grupo, estando con otros.
- Algunos niños empiezan a interesarse por la escritura antes que por la lectura, pero luego aprenden a leer más o menos al mismo tiempo que aprenden a escribir.
- No existe un método o forma clara para aprender a leer.
Según tu experiencia, ¿añadirías o modificarías alguno de los puntos?
Javier: Esos 7 puntos concuerdan también con lo que yo he vivido. Lo único que añadiría al punto 3. es que los intentos de imponer la lectura son SIEMPRE contraproducentes.
Entrevistador: ¡Muchas gracias Javier y hasta otro día!
Pues, esto ha sido todo en relación a cómo aprenden a leer y escribir los niños que están fuera de la escuela, en un ámbito no directivo.
Aprovecho para recordaros que podéis seguir enviándome vuestras experiencias contestando al cuestionario de aprendizaje de lectura y escritura.
María dice
Preciosa entrevista. Con todos mis respetos, me pregunto si cuando Javier habla de «TODOS los niños» se refiere también a niños con necesidades educativas especiales, atendiendo a diversidad funcional, discapacidades cognitivas del desarrollo u otros trastornos que afecten al desarrollo cognitivo del menor y por lo tanto, del lenguaje. Entiendo que al hablar de lesiones fisiológicas no se incluyen tales diversidades. Puede que las palabras de este experto en la materia atiendan únicamente a un alumando normativo, que además cuenta con entornos familiares adecuados, lo cual deja de lado a gran parte de nuestras familias. ¿Convierte esto a la educación autodirigida en una educación exclusiva para unos pocos?
Adrian dice
Hola María:
No puedo hablar por Javier (y no entiendo la primera parte de tu pregunta), pero en cuanto a si la educación autodirigida es solo para unos pocos, hoy por hoy, yo diría que sí, que este tipo de educación no es para todo el mundo.
Eso sí, le añadiría que el que la educación autodirigida sea para un niño o niña y no para otros depende más de los padres que acompañan que de los niños en sí. Dicho de otra manera, creo que el mayor obstáculo para que un niño pueda aprender en un entorno no dirigido no es el niño y sus capacidades, sino nosotros, los padres.
Javier dice
Lo que pretendía decir es que ahora pienso que la educación autodirigida quizá no es funcional para todas las personas, ya sean con disfunciones fisiológicas o no. Mi perspectiva es la de que necesitamos muchos modelos distintos de educación porque creo que no hay un único modelo válido para toda la ingente diversidad de necesidades. Nuestra propuesta es singular y, por tanto, limitada, como todas las demás.