Esta es una continuación del artículo «¿Existe el alma?». Se publicó en inglés en Psychology Today, escrito por David Kyle Johnson, el 6 de octubre de 2014 en A Logical Take.
Richard Doupe, director de la escuela de Berkhamsted, me preguntó recientemente si podía utilizar mi artículo ¿Existe el alma? de la publicación Think en sus clases de Filosofía de la religión, y lo más importante, si podía responder a las preguntas de sus estudiantes tras la lectura. La escuela de Berkhamsted es un centro privado de enseñanza secundaria situado a las afueras de Londres. Fundada en el siglo XVI, esta escuela goza de una gran reputación. Así, no era de extrañar que me formulasen preguntas excelentes. Me llevó tanto tiempo responderlas que pensé en compartir sus preguntas y mis respuestas con la esperanza de que puedan ayudar a otros que tengan las mismas inquietudes. ¡Espero que os interese!
Pregunta 1: Usted se basa mucho en la neurociencia y la física. Sin embargo, tras la lectura de un artículo de Raymon Tallis, basado en su libro Aping Humanity, surgen serias dudas. ¿Por qué confía tanto en la ciencia?
Es una buena pregunta. No sé muy bien qué artículo habrá leído, pero estoy algo familiarizado con los argumentos de Tallis. A mi entender, no duda de la capacidad de la ciencia para encontrar explicaciones sobre el mundo. Actualmente, muchos utilizan este argumento cuando se presentan pruebas científicas en contraposición a una visión en la que confían (como su creencia en la existencia del alma), y cuestionarán la capacidad de la ciencia para explicar un hecho en cuestión (o un problema relacionado con él). Es decir, los que se oponen a un argumento concreto afirmarán que tengo «fe» en la ciencia (en vez de tenerla en lo que el objetor haya elegido). Pero existen muchas ideas erróneas en esta línea de pensamiento.
En primer lugar, la ciencia no viene fundamentada en la fe. La primera premisa de la ciencia es que uno no debe aceptar nada simplemente porque cree en ello, sino basar sus convicciones en pruebas y argumentos (que es lo contrario a tener fe en algo). Desde luego, muchos podrán pensar que los científicos tienen que tener fe en este «primer postulado», pero aun siendo cierto, se trata de una fe completamente diferente a la que conforma las creencias de esos que plantean alguna objeción. En otras palabras, creer «por fe» que es bueno poner las convicciones personales y las pruebas al mismo nivel es complemente diferente a creer en la existencia del alma por fe. [Para más información, consulta el capítulo 17 de mi libro Inception and Philosophy: Because It’s never just a Dream (Los comienzos y la filosofía: porque se trata de un simple sueño) titulado «Taking a Leap of Faith: A How-to Guide» {«Dando un salto de fe: guía sobre cómo hacerlo realidad} (Se puede descargar gratuitamente aquí)].
En segundo lugar, la ciencia ha demostrado ser la guía más fiable para conducir al ser humano hasta la verdad, para descubrir cómo es el mundo. Esto no es contrario a la filosofía, ya que la ciencia nace de ella, conocida inicialmente como «filosofía natural». Tampoco podemos afirmar que la ciencia sea capaz de descubrir toda la verdad; por ejemplo, la verdad moral está fuera de su alcance. La prueba la tenemos a nuestro alrededor. Cada aparato tecnológico que hace nuestra vida mucho más fácil es posible, casi en su totalidad, gracias a los descubrimientos de la ciencia sobre cómo es y cómo funciona el mundo. Si dudásemos de la certeza de la ciencia, entonces en realidad deberíamos ser completamente agnósticos, hasta el punto de no saber ni siquiera si el mundo es real o si nosotros mismos existimos. En definitiva, si no confiamos en los hallazgos de la ciencia, no podemos confiar en nada.
Lo que suele resultar irónico sobre los que plantean la tesitura de la «anticiencia» es que cuando se trata de cualquier otro asunto sí confían en ella. Creen en la ciencia (meteorología) para prever la llegada de huracanes o tornados, creen en la ciencia (medicina y biología) para curar y prevenir enfermedades, aliviar sus heridas, y creen en la ciencia (ingeniería y física) para construir edificios y puentes. Si alguien les roba la cartera, no aceptarán como explicación que se la llevó un fantasma, en su lugar recurrirían a los criterios de adecuación (de los que puede que tengan o no constancia de que se tratan de los criterios de la explicación científica) para tratar de averiguar quién les robó realmente la cartera y cómo pueden recuperarla. En resumen, cualquier oposición del tipo «¿podemos creer realmente en la ciencia?» a los argumentos que expuse en contra del alma, resultaría cuanto menos delicado, ya que una vez que te opones a la ciencia porque no te dice lo que quieres escuchar, los cimientos sobre los que se asienta casi todo nuestro conocimiento se vendrían abajo.
Pero insisto, Tallis no presenta este tipo de objeciones. Es más, Tallis es un ateo que, al igual que yo, se opone a las hipótesis del alma. Yo utilicé la neurociencia para demostrar que la primera conjetura de la hipótesis del alma, la que asegura que la actividad mental se produce de manera independiente y puede desligarse del cerebro, es falsa. En su lugar, la neurociencia nos demuestra que la existencia de lo mental depende de la existencia del cerebro; sin cerebro, no puede existir lo mental. Tallis coincide conmigo en ello y no presenta ningún tipo de objeción.
A lo que se opone Tallis es a una hipótesis aislada sostenida por algunos neurocientíficos y algunos filósofos que afirma que «el cerebro es numéricamente idéntico a la mente». La identidad numérica expresa la forma más estricta de identidad. X es numéricamente idéntica a Y, lo que significa que X e Y representan el mismo objeto. Clark Kent es numéricamente idéntico a Superman; John Smith es numéricamente idéntico a «El Doctor». Al afirmar que el cerebro es numéricamente idéntico a la mente, se asegura que el cerebro y la mente son literalmente un mismo objeto y que forman un todo.
En la filosofía de la mente, esta tesis se conoce como «Teoría de la identidad». Algunos han llegado a la conclusión de que al depender del cerebro, la mente es numéricamente idéntica al mismo. Tallis sostiene que es falso, que se trata de una falacia fruto de un escaso razonamiento. Y tiene razón; la dependencia no implica identidad. Podrían ser idénticos, pero aunque así fuese, no sería resultado de su dependencia. La dependencia es una condición necesaria, pero no suficiente, para la identidad. Por ejemplo, nuestra emisora de radio rock local es la 97.9X. La señal de radio 97.9X no existiría sin su torre de radio, pero la señal y la torre no son una misma realidad. Por lo tanto, Tallis no está en desacuerdo con que la mente depende del cerebro. Pero se opone a que la ciencia muestre la mente y el cerebro como idénticos. Al contrario de lo que muchos sostienen, lo único que demuestra es su dependencia.
Creo que Tallis continua recopilando argumentos contra la teoría de la identidad. Por ejemplo, lo mental parece tener propiedades que nada físico (como el cerebro) posee. Se puede tener un pensamiento sobre algo, pero un objeto físico no puede existir «sobre algo». Pensad sino en lo que es tener una emoción, esa propiedad no la puede tener ningún objeto físico. Es más, el cerebro tiene propiedades físicas de las que carece lo mental. Por ejemplo, todas las acciones del cerebro tienen una localización, pero ¿las emociones también tienen una? Parece ser que no. Si el cerebro y la mente son idénticos, si constituyen una misma realidad, entonces deberían tener las mismas propiedades, pero no es así. Por lo tanto no son idénticos. Los teóricos de la Identidad muestran ciertas objeciones a esta línea de razonamiento, pero necesitaríamos mucho tiempo para adentrarnos en ello.
Por lo tanto, ¿cómo le damos sentido a la relación que se establece entre la mente y el cerebro? Sabemos que son dependientes, pero ¿cómo produce el cerebro exactamente la actividad mental? ¿Cómo algo sin propiedades mentales (como el cerebro) puede producir algo con propiedades mentales (como la mente)? Este es el llamado gran problema de la conciencia, uno de los grandes interrogantes de la filosofía.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que el hecho de no haber encontrado todavía una respuesta a esta cuestión no legitima la hipótesis sobre la existencia del alma. Aunque no sepamos cómo el cerebro produce la mente, la neurociencia nos demuestra que lo hace, al igual que nos demuestra que la mente depende del cerebro. Por lo tanto, por ahora sabemos que la hipótesis sobre el alma es falsa. El hecho de recurrir al alma como una explicación a algo para lo que todavía no tenemos respuesta, como la consciencia, es como no dar ninguna explicación. Es como preguntarse cómo los ilusionistas hacen sus trucos y responder, simplemente, «tienen poderes mágicos». Eso no es una explicación, simplemente es una forma de decir que no tienes una respuesta. Desde el punto de vista filosófico (o racional) no es aceptable estancarse con una explicación sobrenatural ante algo a lo que no se le ha dado una explicación y utilizarla como prueba.
Si os interesa saber cómo los filósofos intentan responder al gran problema de la consciencia, teniendo en cuenta que la hipótesis sobre el alma no lo hace, hablo de ello largo y tendido en mi curso en inglés«Exploring Metaphysics» (Explorando la metafísica) ofrecido por The Great Courses (también disponible en audiolibro).
Pregunta 2: El cambio de personalidad de Phineas Gage debido al accidente que sufrió no explica la inexistencia del alma. Puede que el alma no sea capaz de interactuar con el mundo debido a un daño en su mente. ¿No es una respuesta creíble?
Esta es una objeción muy común. Habría que hacer un pequeño matiz. Creo que te refieres a que «puede que el alma no sea capaz de interactuar con el mundo (es decir, su cuerpo) debido al daño en su cerebro, no en su mente». Tu idea, si no me equivoco, es la siguiente: quizás el daño en el cerebro no perjudica, afecta o cambia la mente/el alma. Al tratarse de dos realidades diferentes esto no es posible. Puede que el cerebro sea una simple «estación repetidora» que recibe un input del alma (como una antena) y lo transmite al cuerpo. Un trastorno cerebral daña la antena, evitando de este modo que el alma comunique sus intenciones satisfactoriamente al cuerpo y evitando que le permita hacer lo que quiera. Así que la mente permanece ahí, intacta; simplemente se limita su capacidad de comunicarse o de controlar el cuerpo que la limita.
De nuevo, se trata de una objeción muy recurrente, pero no es válida. Reúne todas las características de una hipótesis irrefutable para defender una creencia subjetiva ante las pruebas. Al principio, la hipótesis del alma predecía que el daño cerebral no podría afectar a la personalidad, aunque resulte obvio que sí lo hace.
Lo peor de todo es que esto nos conduce a una visión realmente ridícula. Según esto, el daño cerebral es responsable de «malinterpretar» la señal enviada desde el alma, pero las malas interpretaciones son tan específicas que superan los límites de lo explicable. Por ejemplo, mi abuelo paterno sufrió de Alzheimer, una enfermedad que provoca graves daños cerebrales. Sin embargo, según esta hipótesis, su mente no sufría daño alguno y por lo tanto no olvidó muchos momentos de su vida. Cuando alguien le preguntaba al respecto, él lo podía recordar, solo que cuando su alma enviaba la señal para decir «me acuerdo», su cerebro en su lugar, la malinterpretaba de una manera tan específica que le hacía decir «me olvidé». Phineas Gage seguía siendo respetuoso y gentil, pero como su cerebro estaba «tan» dañado, cuando su mente decidía que se comportase de manera respetuosa y gentil, le enviaba una señal para insultar y abusar de las mujeres.
Si el cerebro fuese únicamente una antena, los daños en él evitarían que se interprete cualquier tipo de señal (y, a su vez, si el alma decidiese hacer algo, el cuerpo no lo haría) y se interpretaría la señal de forma aleatoria.
Resumiendo, esta «explicación alternativa» del comportamiento del paciente con un daño cerebral resulta demasiado «conveniente» para ser racional. Desde luego es posible, pero poco probable; el hecho de que algo sea posible no es una buena razón para pensar que sea cierto. La mejor explicación sobre los comportamientos que provocan los daños cerebrales es la que ofrece la neurociencia en sus escritos, ya que la mente depende del cerebro y si se daña uno, se daña al otro.
Tu error, que confundía «la mente» con «el cerebro», puede resultar interesante, ya que nos muestra lo próximos que se encuentran el uno del otro. A menudo igualamos la mente al cerebro porque sabemos que la existencia de la mente depende del cerebro.
Pregunta 3: ¿Piensa que podría haber una «tercera vía» más allá de la hipótesis de la existencia del alma y del materialismo para explicar nuestras emociones/sentimientos, etc.?
No, no lo creo. La opción que sugiere estaría entre la existencia de «una sustancia (materia)» y «dos sustancias (materia y alma)». ¿Cuál sería la posible alternativa? ¿Cero sustancias? No, no puede ser. ¿Tres sustancias? Esta opción no sería útil, solo complicaría las cosas.
No obstante, como señalé en la primera pregunta, no debemos olvidar que el materialismo presenta múltiples vertientes; una de ellas podría ser la «tercera vía» que buscas. Por ejemplo, una versión del materialismo se conoce como teoría de la identidad. Según esta teoría, la mente y el cerebro son numéricamente idénticos; se trata solo una de una de las múltiples perspectivas materialistas.
Otras filósofos consideran que si bien es indudable que la mente depende del cerebro para su existencia, no es idéntica a él. Hay filósofos que sostienen que la mente es una «propiedad emergente» del cerebro, que aparece cuando las interacciones neuronales son lo suficientemente complejas. Para algunos de ellos esta propiedad emergente es «reducible» al cerebro (todas sus propiedades pueden explicarse mediante las interacciones neuronales). Algunos sugieren que la mente emergente tiene propiedades causales que pueden afectar a lo que ocurre en el cerebro. Los denominados epifenomenalistas plantean que la mente existe, pero que simplemente desempeña el papel de «observador pasivo». Los partidarios del dualismo de propiedades proponen que solo hay un tipo de sustancia, materia, y, por tanto, son materialistas. Aun así, distinguen en la materia dos tipos de propiedades: físicas (como la masa y la posición) y mentales (como la qualia de las experiencias). Más allá de estas propuestas, la de los llamados eliminativistas implica que la mente no existe en absoluto y que la noción de su existencia proviene de la «psicología popular».
De modo que, como se puede ver, aunque de alguna manera solo existen dos opciones: dualismo (a favor de la existencia del alma) y materialismo. Esta última presenta tantas vertientes que en un sentido más amplio existe mucho más que dos alternativas para explicar nuestras mentes (entre cuyas manifestaciones están nuestras emociones y sentimientos).
Si quieres saber más sobre diferentes variedades de materialismo, hablo en profundidad en «Explorando la metafísica», el curso que mencioné anteriormente dentro de la oferta de The Great Courses.
Pregunta 4: Los que creen en la hipótesis de la existencia del alma argumentan que una entidad inmaterial (el alma) dirige a una entidad física (el cuerpo). ¿Cómo elaboran este argumento?
Que yo sepa, no hay ningún argumento para esta conclusión. Por el contrario, se utiliza la intuición de «lo que parece» para motivar a otros a aceptar este punto de vista. Cuando miramos hacia el horizonte no parece que la tierra sea redonda. Del mismo modo, cuando consideramos nuestra propia percepción puede parecer que la mente es inmaterial y que llega desde más allá de la realidad física para poner en movimiento el cuerpo. De nuevo, no hay argumentos sobre si esto sucede de este modo, simplemente «parece ser así». La filosofía y la ciencia están cuestionando esta «intuición cotidiana» del mismo modo que en su día lo hicieron con la idea de que el la Tierra era plana. Esto sucede de manera habitual; nuestra experiencia cotidiana no es algo de lo que nos podamos fiar en absoluto ya que muy a menudo las cosas son de un modo diferente a lo que nos parecen.
La mayor parte de argumentos a favor del dualismo (hipótesis de la existencia del alma) se centran en tratar de rebatir los argumentos que apoyan el materialismo. La idea es que si el materialismo puede rebatirse, el dualismo sería por defecto la única respuesta. Supongo que si hubiera solo dos opciones, como he sugerido anteriormente, esto sería cierto, pero ninguno de estos argumentos ha tenido éxito. Asimismo, muchos de estos argumentos se centran en sugerir que la mente y el cerebro no pueden ser idénticos porque tienen diferentes propiedades. Sin embargo, como ya hemos visto, existen múltiples corrientes del materialismo que niegan la identidad y que admitirían la existencia de diferentes propiedades. De modo que estos argumentos se quedan demasiado cortos para defender el dualismo; en el mejor de los casos, solo servirían para rechazar un tipo específico de materialismo.
Ha habido algunos intentos de explicar cómo la mente inmaterial podría dirigir o interaccionar con el organismo material. De nuevo no son argumentos de cómo sucede esto, sino tan solo explicaciones de cómo podría suceder. Estos argumentos son considerados normalmente como insatisfactorios. Por ejemplo, Descartes planteó que el cerebro interactuaba con el cuerpo a través de la glándula pineal. Si no recuerdo mal, la razón es que se trata de la única glándula del cerebro de la que hay tan solo una y que, en aquel entonces, se desconocía su función. En la actualidad no solo conocemos su cometido, la regulación del sueño, sino que dicha explicación no responde de ninguna manera al problema clásico de «causalidad descendente». Esta explicación tan solo «confirma el problema», dejando que nos preguntemos cómo una entidad inmaterial podría afectar a la glándula pineal en lugar de plantear cómo afecta al cerebro. En resumen, sustituir un órgano por otro no resuelve el problema de cómo lo inmaterial podría interactuar causalmente con la realidad material.
Otros han sugerido que el alma no causa que los objetos físicos, como los átomos del cerebro, se muevan, sino que simplemente «redirige su movimiento». Piensan que de este modo consiguen evitar la violación de las leyes de conservación de la energía, pero no es así. Incluso la redirección requiere una transferencia de energía, de modo que si el alma estuviera redirigiendo una entidad física, sería en contra de estas leyes.
Pregunta 5: ¿Ha habido casos, similares al de Phineas Cage, en los que la corteza frontal [del cerebro] haya sufrido daños sin cambios significativos de la personalidad? Si es así, ¿fortalecería esto el argumento de la hipótesis de la existencia alma?
No conozco ningún caso similar al de Phineas Cage. Puede haber casos diferentes de daños cerebrales en los que probablemente no haya implicadas partes del cerebro que resultan esenciales para el funcionamiento de los afectados. Algunos daños cerebrales mínimos y muy localizados en una región concreta de la corteza frontal pueden tener efectos no observables, pero como hemos dicho, esto implicaría regiones que no son fundamentales para el correcto funcionamiento de la corteza cerebral. Creo que también hay otros casos en los que los efectos negativos desaparecieron finalmente porque el cerebro fue capaz de repararse para compensar el daño. Sin embargo, que yo sepa, no existen ejemplos de daños significativos en la corteza frontal que no vayan unidos a importantes deficiencias conductuales.
En el caso de que alguien con el lóbulo frontal completamente destrozado no tuviera efectos negativos en absoluto daría lugar a reconsiderar la hipótesis de la existencia del alma. Por el contrario, un solo caso así no justifica el rechazo del materialismo en favor del dualismo. El estudio de casos por separado no puede determinar la veracidad de una hipótesis. Lo que necesitaríamos para hacer que la hipótesis de la existencia del alma fuera racional sería una serie de experimentos lo suficientemente extensos y controlados que mostraran que la actividad mental no depende de la actividad cerebral. Un solo caso de una corteza destrozada sin consecuencias sobre la actividad mental sería una razón para llevar a cabo dichos experimentos, pero por sí mismo no demostraría la validez de la hipótesis de la existencia del alma. Un caso semejante solo probaría que estamos equivocados sobre las funciones que tienen determinadas regiones del cerebro. Dada la cantidad de pruebas que avalan la hipótesis de la dependencia, encontrar evidencias que prueben su invalidez parece altamente improbable, si no imposible.
Quiero añadir que es importante mostrarse escéptico con los informes médicos que contradicen el conocimiento establecido. Con esto no quiero decir que siempre tengamos que aceptar lo que ya está establecido bajo cualquier circunstancia, ya que nunca podríamos saber si estábamos equivocados. A pesar de esto, el umbral de evidencia para testimonios que contradicen el conocimiento establecido es muy alto. Si lo único con lo que se cuenta es un caso contrario al conocimiento general ya extendido se trata de una buena razón para dudar del rigor del informe. Internet está plagado de casos pseudocientíficos de personas que despierta tras una lesión con nuevas capacidades lingüísticas. Una investigación mínima puede poner de manifiesto la falta de veracidad de estos relatos. Yo sería igualmente escéptico con cualquier historia que implique que ha habido un daño en el lóbulo frontal sin el consecuente efecto sobre la actividad mental.
Pregunta 6: Está claro que no cree en el alma, pero ¿cuál considera que es el más convincente de los argumentos contrarios a la hipótesis de la existencia del alma y por qué?
Quiero recalcar que el propósito del artículo era simplemente concienciar al lector de los argumentos y razones por los que muchos filósofos dudan de la existencia del alma. Lo escribí para utilizarlo en una clase en la que hablamos de la hipótesis de la existencia del alma porque quería que mis alumnos leyeran un texto que explicara las razones por las que filósofos y científicos dudan de la misma, pero no pude encontrar ninguno que sintetizara todos los argumentos.
No obstante, supones de manera correcta al decir que yo no creo en el alma. En cuanto al argumento que encuentro más convincente: diría que el fracaso de los argumentos a favor de la existencia del alma es razón de más para dudar de su existencia. Como menciono en el artículo, la fuerza de la prueba recae en el que cree, de modo que el fracaso de los argumentos a favor del alma es suficiente para justificar la duda.
Más allá de esto, diría que la razón más convincente, la que ha convencido a un mayor número de personas, son las pruebas aportadas por la neurociencia. La hipótesis de la existencia del alma nos hace asumir que nuestra mente es independiente, esto es, podríamos hacer lo que quisiéramos. El hecho de que la personalidad de Phineas Cage cambiara tras sufrir el daño cerebral va en contra de este supuesto. Si su mente realmente hubiera sido independiente, simplemente podría haber decidido ser una buena persona. O podemos tomar también de ejemplo los casos en los que pacientes tienen ataques que paralizan el lado izquierdo de su cuerpo y a pesar de ello niegan la afección. Si nuestra mente pudiera separarse de nuestro cerebro, estas personas sencillamente se darían cuenta de su parálisis y la admitirían. Por el contrario, y de manera más extraña incluso, parece que la única forma de hacer que la admitan (y solo de manera temporal) es echar agua caliente en uno de sus oídos (¡no es broma! Échale un vistazo al libro Fantasmas en el cerebro de Ramachandran. Se trata solo de un estudio de casos, pero es realmente extraño). Todo ello, perfectamente explicable a partir del punto de vista del materialismo, carece de sentido desde la hipótesis de la existencia del alma.
Pregunta 7: ¿Es su punto de vista sobre la libertad convincente si no tenemos un alma/mente inmaterial?
En el artículo menciono brevemente cómo el hecho de que la hipótesis de la existencia del alma sea falsa supone cuestionar el concepto de la propia voluntad. Es difícil encuadrar este concepto dentro del materialismo, pero la cuestión va más allá. Como analizo en mi artículo «God, Fatalism and Temporal Ontology» (Dios, fatalismo y ontología temporal) la percepción de Dios y las propias leyes de la lógica implican que el futuro ya existe de una manera que no deja lugar para posibles alternativas. El futuro ya existe porque debe servir como conductor para proposiciones sobre el futuro. Esta ontología temporal, esta visión de que el futuro ya existe, viene implícita por la relatividad general y especial. Esta conclusión también es ineludible si se piensa que Dios existe y tiene precognición. En pocas palabras, no hace falta ser materialista para dudar de la capacidad de actuar de otro modo, es decir, si piensas que solo se puede actuar libremente en los casos en los se decide entre dos opciones, A y B, cuando realmente es posible escoger las dos, entonces la incapacidad de actuar de otro modo implica que no se es libre. Incluso si se toma por válida la hipótesis de la existencia del alma, el libre albedrío es difícil de defender.
Algunos, sin embargo, no opinan que la propia voluntad requiera de posibilidades alternativas, son los llamados «compatibilistas», según los cuales somos moralmente responsables de nuestros actos. En consecuencia, actuamos de manera libre siempre y cuando nuestras acciones emanan de alguna parte de nosotros. Resumiendo, si eso es cierto, entonces incluso si consideramos el materialismo válido, seguimos siendo libres. ¿Por qué? Porque puedo seguir siendo la causa de mis acciones, incluso si carezco de alma. Si es así, aunque la hipótesis de la existencia del alma no sea válida, no es un motivo para cuestionar la propia voluntad.
En resumen, es bastante difícil representarla. Si requiere de posibilidades alternativas, entonces probablemente no seamos libres, independientemente de que el alma exista o no. Incluso si el alma existe, hay muchas razones para pensar que se da un único futuro posible y que en consecuencia no somos libres. Sin embargo, si la propia voluntad no requiere de posibilidades alternativas, la existencia del alma no supone ningún refuerzo de este concepto; podemos seguir siendo la causa de nuestras acciones y por lo tanto, ser libres incluso si la hipótesis de la existencia del alma es falsa (y no podemos actuar de otro modo).
Espero que mis respuestas sean de ayuda y que os hayan aclarado cuestiones importantes.
Traducido por Anabel. Copyright David Kyle Johnson.
Maximiliano dice
Saludos.
He leído el artículo, pero no he hallado una respuesta a una cuestión que se me ha planteado.
Según cierta persona (letrada), la existencia del alma se puede verificar por medio del amor, ya que éste va más allá de un simple sentimiento, por lo cual no es un proceso cerebral o mental. Afirma que no hay proceso biológico que explique la existencia del amor. En otras palabras, el alma explicaría porque los animales no pueden amar, y los humanos sí. De modo que, la ciencia por sí sola no puede dar una definición absoluta y satisfactoria de «amor», así que es necesario un «algo» para explicar este «amor». ¿Qué se contestaría a este argumento?
Gracias.
BuscadoraDeRespuestas dice
Hola Maximiliano! En respuesta a tu comentario, no soy científica, tan solo soy una joven muy curiosa que constantemente busca respuestas, así que no tengan pena de corregirme si me equivoco. El amor es una combinación de hormonas que liberamos dedicadas, en mi opinión, a la supervivencia. El amor en pareja garantiza que la especie procree, y el amor de una madre hacia sus hijos garantiza la supervivencia de los pequeños y, por ende, de la especie. Hay experimentos que muestran las hormonas que liberamos dependiendo del tipo de amor. Respecto a lo de que los animales no pueden amar, no es para nada cierto. Sólo hay que echar un vistazo a la naturaleza para darte cuenta de que aman, aman más y mejor que muchas personas. Además, cualquiera que tenga mascota (yo tengo un perro) puede dar testimonio de cuanto y con cuánta pureza y sinceridad puede amar un animal.
Espero haber respondido a tu pregunta y haberme explicado bien, en resumen, todo se reduce a hormonas y supervivencia, por muy poco poético que suene.
Saludos
Maximiliano dice
Se plantea el hecho de que, si usted parte en pedazos a su madre, si el amor fuera de origen científico/natural, usted debería ser capaz de decir donde está el amor que ella sintió por usted.
Respecto al amor animal, se postula lo siguiente: usted nunca verá a una hormiga con un elefante, ya que no «aman», solo se aparean y reproducen. Un humano, en cambio, puede trascender la raza, o el sexo.
Respecto a las hormonas, además del punto ilustrado arriba, se afirma que los psicológos no han llegado a una conclusión sobre el origen del amor (no se enseña, o entonces habría que afirmar que un bebé no ama a sus padres), la forma de medirlo (no ama usted igual a su madre, a su esposo, o a su «prójimo»), etc.
Por todo lo anterior, esta persona concluye que el «alma» explica todas estas cuestiones. Evidentemente, creer en el alma obliga a una creencia en Dios, pero creer en Dios no fuerza a creer en el alma. De modo, que esa es su respuesta. Insisto en que la persona es letrada en estas cuestiones. Gracias.
Maximiliano dice
Y sobre la cuestión de la supervivencia, una persona puede procurar que un ser humano viva, cuidar de él, alimentarlo, etcétera, pero no llegar a amarlo. Del mismo modo, puede reproducirse sin amar.
Además, no puede ser evolutivo, ya que este vestigio no se observa en todos los animales (no todos procuran la supervivencia de sus crías).
Eso anula el argumento, según esta persona.
Victor dice
Muy buen debate, creo en la existencia del Alma, pero creo que el amor no está ligado a eso, el amor es simplemente un instinto al igual que los animales (procrear) solo que el ser humano por razón social elige a la hembra de por vida (a veces es así y en la mayoría de casos no) pero creo que se basa más que nada en eso, en lo que la sociedad impone desde hace mucho por el sencillo hecho de que nos apareamos con el otro incluso antes de que haya amor
Al dice
Hola. Muy interesante el artículo. Tanto desconocemos,…, infinitamente más que lo que creemos saber. Comparto muchas cosas, pero no todas. La ciencia no es todopoderosa ni siquiera en lo que cree saber, pues hasta la ciencia más exacta y avanzada, las matemáticas , como todo lo creado por los humanos, tienen sus fallos, problemas irresolubles, paradojas, límites,…, y hay muchas curaciones «milagrosas» a las que la ciencia no puede dar respuesta. La tan avanzada ciencia no puede curar un simple resfriado, solo tratar los síntomas. Pero lo que más me interesaría es como podría explicar o proponer posibles explicaciones a ciertos casos documentados de la literatura científica , como los de «desdoblamiento del ser en muerte clínica»:»https://www.youtube.com/watch?v=Dz51HfxRq1g».
VICTOR SALANDRU dice
De acuerdo con lo que dices, hay médicos modernos que cuando vas con un niño empachado, es gastroenterocolitis y le mandan una dieta además de medicamento y otros, y lo digo por propia experiencia te mandan a una curandera, así como el mal de ojos, la culebrilla que dicho sea de paso te pasean de medicamento en medicamento sin logar mucho.
Elías Montilla dice
Una de las mayores pruebas de la inexistencia del alma es la inexistencia de conciencia al momento de una anestesia general, por ejemplo; situación que mantiene al paciente muerto de forma definitiva. No ha habido ningún caso en la historia, que yo sepa, de una persona que, estando anestesiado, despierte diciendo que estuvo de alguna manera en un estado de vigilia, y que su alma estaba despierta mientras a él lo intervenían. ¿O es que al anestesiar al cerebro se anestesia también al alma?. Se supone que si el alma es una energía independiente del cerebro y del cuerpo, cuando se bloquea al cerebro, debería ésta quedar en un estado de vigilia, porque ella tendría alguna forma de conciencia de sí misma que le permitiría identificarse a ella misma independientemente de la actividad cerebral; a menos, que el alma no tenga ninguna forma de conciencia que pueda llevarla a auto-identificarse como una energía independiente de un cuerpo, lo cual la convertiría en una forma de energía inconsciente, como otra energía cualquiera, tal es el caso de la gravedad, o el magnetismo, por ejemplo. Pienso que si el alma existiera, las facultades que le atribuye la religión o los creyentes místicos y esotéricos, (tales como consciencia suprema, omnipotencia u omnisciencia) deberían ser más convincentes para el cerebro. No debería ser el cerebro, ni la mente la que descubra al alma, debería ser al revés; y si de alguna manera el alma es una conciencia suprema, ¡Oh, pero carajo!, ella es la que está llamada a despertar la mente y el cuerpo.
VICTOR SALANDRU dice
Déjeme decirle que hay casos de pacientes anestesiados que describen paso por paso cada procedimiento de su intervención quirúrgica siendo que en la anestesia hasta sus ojos cerrados estaban, pero dieron detalles de donde estaba cada uno de los médicos y ayudantes, obviamente eso no prueba su existencia, pero la ciencia tampoco pudo comprobar que no existe. O sea no hay pruebas de ninguna parte es algo que solo se resolverá cuando nos toque irnos no podremos trasmitirselo a los que se queden.
J. Luna dice
Hola, una duda ¿Cuál es el nombre completo de Tallis, y no entiendo muy bien si es un filósofo o alguien externo?
VICTOR SALANDRU dice
Algo no resuelto, y sin pruebas de su existencia o inexistencia, ninguna parte puede dar pruebas concretas, pueden creer lo que deseen.
VICTOR SALANDRU dice
Los científicos no creen en la existencia del Alma, pero tampoco pueden aún saber por completo el funcionamiento del cerebro ya que solo pueden examinarlo en detalle cuando la persona murio y cuando se está vivo es cuando cumple con todas las funciones, eh escuchado a algunos científicos que es el único órgano que aún no conocen por completo. Así que creo que tampoco podrían saber mucho sobre el Alma o si? Primero lo primero
Maryori Caceres dice
Excelente informacion
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