Como ya adelantaba la semana pasada (si no lo has leído todavía, aquí tienes el artículo sobre cómo aprenden a leer los niños en un sistema de educación libre y autodirigida), hoy los protagonistas sois vosotros.
Para que los textos se leyesen y comprendiesen mejor y de seguido, he tenido que modificar algunas partes (nunca el sentido, eso sí). También he adaptado el formato y borrado en general las preguntas del cuestionario para que los textos no se hicieran demasiado largos.
De nuevo, muchas gracias a todos por colaborar narrando las experiencias de aprendizaje, espero que muchos más os animéis y contestéis el cuestionario.
Ah, y no olvidéis que el mes que viene tendremos a Javier Herrero como invitado. Nos contará su experiencia desde el punto de vista de acompañante de cientos de niños y niñas.
[A 15 de septiembre ya se ha publicado, aquí podéis leer el artículo]
Ahora sí, aquí tenéis más de 50 páginas de experiencias que me habéis enviado (y que me han tenido trabajando durante muchas largas horas), seguro que disfrutaréis tanto leyéndolas como yo.
Para darle más poder de difusión, este artículo está publicado bajo la licencia Creative Commons (CCBY). Esta licencia permite copiar y publicar la obra (también traducirla) SIEMPRE Y CUANDO se indique la fuente.
Las experiencias
A.
Tengo tres hijos, una niña de 11, otra de 3 y un niño de 6. Mi hija mayor no vive con nosotros y va a un colegio Waldorf, así que no la tendré en cuenta para este cuestionario. Mi hijo de 6 está en proceso de aprendizaje. Siempre le han gustado los cuentos e historias, pero se empezó a interesar por la escritura (y de forma secundaria por la lectura) hará algo más de un año.
En casa siempre ha habido libros. Su madre lee y usa mucho su móvil. Yo leo y escribo en mi trabajo, pero siempre frente al ordenador.
A todos mis hijos les ha gustado siempre que les cuenten cuentos. Hay muchos cuentos en casa. Les solemos leer un cuento antes de acostarse, a veces también en algún momento del día, cuando lo piden.
En cuanto a las herramientas, hay papel, lápices, pizarras, letras magnéticas, letras de madera…
El de 6 usa de todo un poco, bueno, muy poco las letras de madera y la pizarra. Lo que más usa es lápiz y papel, y a veces las letras magnéticas. Suele mirar comics y tebeos, lo hace muchísimo. En el espacio que pasa la mañana a veces usa unas tarjetas con el dibujo de una cosa y su nombre debajo.
La de 3 usa solo papel y lápices, suele imitar a su hermano, también cuando escribe.
Mi hija de 3 se interesa por las letras y pinta, pero no lee ni escribe letras.
El de 6 sabe escribir y leer su nombre y el de unas cuantas personas a su alrededor. A veces pide que le ayudemos a escribir algo diciéndole con qué letra es la siguiente, la «P» de papá, la «M» de mamá, etc. Suele escribir, tanto letras como números, muchas veces de derecha a izquierda, e invertidos hacia la izquierda (espejo).
Le encanta coger comics y tirarse tiempo y tiempo «leyéndolos». Con todo, quién sabe, igual ya sabe leer y escribir y simplemente no lo ha dejado ver…
De momento, me llama la atención el tiempo que mi hijo de 6 años se tira mirando tebeos, revistas y cuentos.
Dudas y problemas
Cuando empecé a interesarme por la educación libre, la lectura y escritura eran dos cosas que no tenía muy claro como funcionarían. Hoy por hoy, después de varios años en esto del «aprendizaje no dirigido» no tengo ninguna duda de que mis hijos aprenderán a leer y escribir, igual que han aprendido a andar, hablar, nadar, sumar, trabajar la madera, atarse los zapatos…
Las otras preguntas
Hemos decidido no seguir el camino oficial porque pensamos que no tiene en cuenta ni las necesidades e intereses de los niños, ni la realidad con la que los jóvenes se encuentran cuando quieren empezar a trabajar, ni los numerosos problemas que ciencia y experiencia muestra que tiene la educación convencional (p.ej. se demuestra que los niños necesitan más tiempo para el juego y que es contraproducente que empiecen un aprendizaje académico tan pronto y no se tiene en cuenta; se demuestra que mandar tareas para casa no mejora el aprendizaje y se ignora; …).
El sistema actual da valor a cosas que en realidad no lo tienen, que no son más que herramientas, y se olvida de lo realmente importante, lo que está detrás. Para mí, lo importante no es saber escribir, leer, conducir un coche, usar un ordenador, conseguir un título… Lo importante es ser capaz de comunicar algo a otros (o guardarlo para no olvidarlo nunca), poder entender lo que nos quieren decir, llegar rápidamente de un lado a otro, poder trabajar más rápido o tener más opciones de ocio, aprender una profesión…
Además, odio la situación de obligar a aprender en la que la enseñanza oficial pone a maestros y padres respecto a los niños (que son poco más que ciudadanos de tercera, sin más derecho que el de que los alimenten y cuiden). El aprendizaje es uno de los procesos más íntimos y personales que existen, creo que ya va siendo hora de devolver a los niños el derecho a gestionarlo.
Saliendo del camino más común, hemos encontrado una forma de ver la educación como algo democrático, de igual a igual, que tiene en cuenta las necesidades del interesado, que no pone las metas por encima del camino, que está más ligado a la naturaleza y a lo innato.
El camino que hemos encontrado, no solo es un camino de desarrollo y aprendizaje para los hijos, sino para toda la familia.
Algo que respeta los intereses y la iniciativa de cada uno (hay quien diría que fomenta la iniciativa, pero en este camino que estamos siguiendo no está siendo necesario, la iniciativa es algo que existe por sí mimo), es el camino de la educación libre, del aprendizaje autodirigido.
En cuanto al sitio concreto donde estamos, a veces me da la sensación de ser un ecosistema demasiado cerrado a cambios (no hablo de cambios en las ideas de base) y me gustaría que estuviera más abierto a colaboraciones e ideas de los padres. Por lo demás, me parece que es un lugar maravilloso, con un equipo de adultos increíble.
Nuestro rol como padres dentro de este camino es el de proteger y facilitar, además del de dar ejemplo. Intentamos crear un ambiente emocionalmente equilibrado en el que los hijos se puedan sentir seguros y a gusto (el tema del ambiente emocionalmente equilibrado no siempre es posible, claro, pero bueno, lo intentamos ;-)).
Cuando vemos que alguno de nuestros hijos muestra interés en algo, intentamos facilitarles el acceso. Así, cuando se interesan por estar con otros niños (sin duda uno de los intereses más fuertes), llamamos a sus amigos y nos esforzamos por quedar, cuando quieren cómics para leer, se los conseguimos, cuando se han interesado por la carpintería, les hemos conseguido un banco de trabajo y conseguido información sobre cómo hacer ciertas cosas, etc.
El término proteger es algo borroso a veces, así que lo describo un poco más: En principio, intentamos proteger solo cuando vemos que algo es activamente y claramente peligroso, no usamos peligros abstractos como “el peligro de no saber hacer algo” para su evolución o el de que quieran experimentar algo que “sabemos” que no funciona. También les dejamos usar cuchillos (con supervisión) y que hagan cosas que les puedan suponer algún susto o incluso hacerse daño (montar en bici, escalar, saltar, jugar al fútbol son, por supuesto, parte de esas cosas).
El entorno
En general mi entorno se lo ha tomado bastante bien. Supongo que ya venía algo acostumbrado a todo esto, yo siempre he hecho lo que me ha dado la gana.
En el caso del entorno materno, la cosa es algo más difícil. Por su trabajo los abuelos están bastante metidos en lo académico y consideran una locura no enseñar activamente a los niños. Pero bueno, ya les sorprendió bastante cuando se enteraron de que el de 6 había aprendido a nadar sin tomar clases. Lo interesante llegará cuando vean que también ha aprendido a leer y escribir (cosa que, aunque no sé cuándo ocurrirá, sé perfectamente que ocurrirá), será divertido :-).
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M.
Mi hija pasó un año en preescolar, con 3 años, aprendiendo sus nombres, el resto ha sido aprendizaje libre. Ahora tiene 4 años y sabe leer y escribir.
Ella tenía libros, papel y boli, letras, juegos de relacionar objetos con palabras. Ha usado poco los juegos, lo que más ha usado son libros, papel y boli, algo de letras. Recuerdo que iba leyendo por la calle.
Pidió ayuda para aprender las minúsculas, pero al final no la necesitó. Le hemos ido ayudando según lo pedía.
Creo que lo más importante en el proceso ha sido respetar su ritmo, interés y momento.
Me llamó especialmente la atención ver cómo la necesidad de comunicarnos hace que aprendamos a leer y escribir. También lo fácil que ha sido.
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Mi hija tiene 2 años y 8 meses y no sabe leer ni escribir. Desde siempre le hemos leído y contado cuentos, y jugamos a inventar historias. Ella tiene mucha imaginación y un desarrollo del lenguaje que le permite crear historias más o menos coherentes para su edad 😉
Además del placer de leer por leer, un aspecto q siempre hemos considerado importante es «mostrarle» el sentido práctico de la lectura y escritura.
El proceso ha sido todo natural, simplemente verbalizar en voz alta cosas como «voy a apuntar X para que no se me olvide», o cuando ella pregunta «qué ponen después de pepa pig», (por ejemplo) yo le respondo mientras lo hago «voy a leer (en la tele, la programación) a ver que echan después…»… o si me ve trabajando con el ordenador, me dice que quiere escribir un rato.
Le abro un word y pasa unos minutos «escribiendo» papa, mama, su nombre.
Por supuesto, no escribe nada con sentido, pero para ella sí.
Ella me pregunta muchas veces «qué dice ahí». Siempre le respondo, claro.
Lo más bonito de todo, ella empieza a «escribir» y lo sorprendente para mi es que casi siempre lo hace con intención comunicativa.
Ejemplo: Mama, ¿puedo ver dibujos? No cariño, hoy ya has visto un ratito. (Se queda pensando) «vale, pues lo voy a escribir y lo dejo aquí (encima del sofá) para mañana acordarnos de ver un poco dibujos….
O (vamos rumbo a visitar a los abuelos) «voy a escribir una nota para acordarme de decir hola a la abuela.
Poco más te puedo contar, aun estamos en la primera fase. Los grafismos son tipo «montañitas» y la mayor parte de las veces sigue la direccionalidad.
En cuanto al interés más concreto por las letras y escribir… Empezó primero diciendo que quería escribir en el ordenador (lo que te comentaba antes) sobre los dos años. En papel sobre los 2 años y 4 meses… más o menos.
Es curioso, ahora que lo pienso, no recuerdo haberle dicho que estaba escribiendo en el ordenador, siempre le he dicho que estoy trabajando… sin embargo ella sí que decía específicamente «quiero escribir» (otras veces también dice que quiere trabajar en el ordenador…).
No se… supongo que sí que reconoce que son letras… Aunque no sabe ninguna por su nombre y ahora empieza a diferenciar letras de números. También de forma natural, nunca le hemos corregido cuando dice ¡mira, letras! y son números o al revés…
No hemos tenido ningún problema aun. Por otro lado, confiamos plenamente en que aprenderá a leer y escribir cuando ella quiera y lo necesite. No la presionaremos en este sentido ni tenemos prisa de que adquiera este aprendizaje. Creemos firmemente en que lo lograra igual que aprendió a andar, hablar,…
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N.
El mayor con 7 años todavía no sabe, pero empezó a interesarse a los 6 años. La menor todavía no sabe pero también se está interesando a los 4 años, supongo puede que porque su hermano también está en proceso.
En cuanto al habito de lectura de los adultos, ha disminuido debido al poco tiempo que disponemos desde que tenemos hijos. Lo que si hacemos es leer libros y cuentos con los niños
En casa tenemos cuadernos de lectura, pizarra, ordenador, videojuegos y juegos de mesa…
El mayor está aprendiendo con los videojuegos constantemente las palabras que se repiten y los nombres de los personajes.
El proceso de aprendizaje es un proceso sin prisa, el mayor pide ayuda para leer las cosas que necesita saber o le interesan.
Pidió aprender directamente, pero cuando lo hizo quería aprender rápidamente y eso le creó frustración, así que simplemente estamos dejando que todo fluya y en el día a día va aprendiendo a reconocer palabras. La vida cotidiana es un aprendizaje igual que el de los números o como está aprendiendo a sumar restar, dividir, en el día a día en situaciones normales.
Una cosa que me llama la atención de todo este proceso es la naturalidad.
No tenemos ninguna duda en cuanto a su capacidad de aprender.
En cuanto a las otras preguntas. Del lugar donde están nuestros hijos nos gusta el acompañamiento emocional que dan a los niños.
El rol de familia, somos cuatro y somos todos iguales, sobre todo el rol es de mostrar respeto y recibir respeto.
En cuanto a nuestro entorno y cómo ve el camino elegido, algunos están sorprendidos, otros preocupados por el «poco» avance académico y otros emocionados de ver lo felices que son nuestros hijos.
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S.
Tengo dos hijas, una de 5 y otra de 8; las dos están aprendiendo a leer aún.
La mayor, empezó a interesarse por las letras alrededor de los dos años (poco después creo), La menor, a los tres ya reconocía la mayoría de letras del abecedario (bastante antes que su hermana).
En mi casa hay libros por todas partes, infantiles, de adultos, de consulta, de placer,… Tengo poco tiempo para leer y no me ven disfrutando mucho de ello en solitario, aunque cada vez que sale una duda y sé que hay un libro que puede resolverla voy a buscarlo. Y ven que me chiflan, y que tengo amigos que han escrito libros, es raro el mes que no compramos (o conseguimos, que a veces nos los regalan) alguno, ni sé cuantos tengo empezados…
No sé cuando empecé a leerles libros y no ha sido nada rutinario (no era un rato de lectura antes de dormir por ejemplo), pero siempre hemos leído.
También me ven escribir bastante en el ordenador y en papel.
En casa tenemos pizarras, ordenador, letras de imán y material Montessori (letras de lija, alfabeto móvil…), 🙂 y papeles y bolis.
La pizarra, el ordenador y el papel son lo que más usan. También materiales que he construido yo, como unas tarjetas donde salen las 3 tipografías de cada letra (mayúscula, minúscula imprenta y minúscula cursiva) para ayudarlas a relacionarlas.
En cuanto a lo que me llama la atención, me llama la atención todo el proceso. Sobre todo con la mayor que es el caso del que más te voy a contar.
Pidió y sigue pidiendo ayuda. Últimamente me ha dicho que quiere aprender, que la enseñe; ella ya sabe todo lo que hay que saber, sólo tiene que practicar y parece que aún no tiene el suficiente interés.
Desde antes de los 3 me pide escribir en el ordenador. Quiere que le ponga el word o el excel y juega a escribir y cambiar colores y tamaños de letras (la pequeña empezó antes, claro).
Sobre los 3 o los 4 veía letras por todas partes, ella se convertía en una X, se abrochaba los cordones de los zapatos así, se encontraba ramas que eran una Y, o papeles arrugados en los que veía una S, la O ni te cuento… un día se encontró con que unos aviones habían escrito su letra en el cielo. Fue una etapa de unos 4-6 meses, luego alguna vez; me pedía comprar pasta de sopa de letras entonces también.
De los 5 a los 6 años venía proponiéndome juegos, juegos que no había visto nunca en casa. Vio a una amiga con una sopa de letras y durante un mes me iba pidiendo que confeccionara sopas de letras y me daba la temática (los nombres de la familia, los nombres de las amigas, palabras de 4 letras…); otro día vio la ruleta de la fortuna en casa del abuelo, y estuvimos otra temporada jugando al ahorcado.
Yo, en ninguna de las dos ocasiones sabía que juego me estaba proponiendo, y ella no conocía los nombres, 🙂 fueron dos enigmas graciosos de resolver.
También me llamó la atención (y mucho) otra cosa que pasó poco después de los 6.
Un día me dijo que no leía porque los libros interesantes estaban escritos con «esas letras que no conoce» (se refería a las minúsculas, que le cuesta más descifrarlas -el teclado del ordenador está en mayúscula-).
Yo cogí un libro nuevo, lo reescribí con el ordenador, y fui pegando el texto en mayúscula encima del original. Se lo di en el autobús cuando íbamos al parque con las amigas. Lo cogió y empezó a leer.
Leyó la primera palabra (todo muy despacio), después volvió a leerla (más rápido) y leyó la segunda (nuevamente despacio, claro); luego leyó la primera y la segunda rápido y la tercera…
Cada nueva palabra que leía volvía al inicio de la frase y hacia todo el recorrido con cierta fluidez hasta ese punto. Fue largo, pero cuando terminó la frase (que como era una libro interesante tenía más de 10 palabras) sabía exactamente que había leído (me emocioné, porque vi que lo que le interesaba era la comprensión).
La menor, que estaba a punto de cumplir 3 años dijo: mira mama, ya puede leer (no dijo sabe, creo es difícil alguien hubiera dado una mejor definición).
No ha vuelto a leer así; y ella dice que no sabe leer. Yo le digo que que sólo necesita practicar (como con todo) que en cuanto tenga ganas coge fluidez enseguida.
A veces cuando leo me pregunta por donde voy, tuvo una temporada que me pedía que fuera moviendo el dedo por debajo de las palabras.
Ahora andamos con la idea de confeccionar un juego con imágenes y palabras para construir historias (un poco idea mía, la verdad, aunque ella lo ha perfeccionado bastante, y tiene ideas de normas que le he pedido que se espere a contarme… necesito ir por pasos).
La menor, por su parte, hace algo que nunca hizo la mayor (pero que sí hicieron amigas de su hermana en su día) que es coger un papel y empezar a escribir garabatos como si fueran letras (normalmente en forma de redondita mal hecha) y luego me enseña letras que le han salido (es curioso porque suelen ser minúsculas), yo veo más letras que ella.
Les ayuda todo, las letras que se encuentran, las amigas que les cuentan cosas,… Las conversaciones en casa, la tecnología a la que tienen acceso…
En cuanto a las otras preguntas
Es una pregunta difícil de contestar esa. Básicamente no he llevado a mis hijas a la guardería ni la escuela porque me cuesta obligarlas a hacer algo que no quieren de forma sostenida si yo no lo veo realmente imprescindible. Y no hay casi nada realmente imprescindible que no hagan por sí mismas si yo las dejo (con esto quiero decir que tampoco las obligo a comer, por ejemplo).
Puedo intentar convencerlas que prueben algo nuevo si tienen resistencia, pero si después de probarlo no les gusta, o si se oponen tajante después de oír todos los motivos, pues eso…
Se trata del respeto a la persona. Mis hijas, como cualquier persona, necesitan que se las trate bien, que se las tenga en cuenta, tomar parte de las decisiones que les atañen, satisfacer sus necesidades de alimento, sueño, curiosidad, juego, compañía, soledad, movimiento y (no se cómo decirlo) ¿aceptación/comprensión de sus estados de ánimo? (es decir, si algo le duele llora hasta que se le pasa, acompañada, claro.
Si está enfadada con alguien no le da un beso si no le apetece, ni se le dice que no tiene porque enfadarse, si está enfadada «sin motivo» se buscan las causa -o se intenta- …). Esto no se tiene en cuenta en la escuela convencional.
El asunto, lo que me permite estar tranquila y seguir así, es que veo que aprenden desde que nacieron y no sólo eso, me dan lecciones a mi, me preguntan cosas que nunca me he preguntado y me hacen recapacitar sobre lo que «sé» y buscar cosas nuevas, hablando de lectoescritura… se dan cuenta de palabras de la misma familia etimológica en las que yo no me había fijado nunca (no así, claro, pero me dicen esta se parece a esta, y lo busco y lo descubrimos), preguntan por la primera palabra escrita (y te puedes imaginar todo lo que me hacen trabajar para contestar, y lo que sale…).
¿Qué alternativa hemos elegido?
No han ido nunca a ningún proyecto. Podríamos decir que he escogido el homeschooling; aunque lo que hemos elegido es no escolarizar. Empezamos a formar un grupo de crianza en el que un grupo de madres y algún padre quedábamos de forma regular (de 2 a 5 veces a la semana) en el parque, a veces hacíamos actividades (música en familia ha sido la más destacada, por lo regular), ahora está más diluido y nos vamos viendo y se mezclan nuevas familias, actividades y grupos.
Lo peor del homeschooling es lo que cuesta todo. Las amigas, las actividades y lugares interesantes no suelen estar cerca. Los niños tienen una actividad asombrosa (física, emocional e intelectual) y si deseas satisfacerla o seguirla no puedes hacerlo solo (porque sólo no lo satisfaces, es imposible), sobre todo a medida que crecen: necesitan un grupo de amigos a los que ver regularmente y con los que compartir bastantes horas (con los escolarizados es bastante difícil), necesitan adultos de los que aprender diferentes de sus padres y con los que se sientan respetados (aunque a partir de cierta edad esto último pierde fuerza, la mayor se acaba de apuntar a las clases de gimnasia deportiva y acepta muchas cosas que no aceptaba hasta ahora).
Satisfacer esto supone un esfuerzo, tanto en energía como económico.
El rol de los padres
Creo que mi rol es el de nutrir, acompañar, mostrar y proporcionar seguridad (en la medida de lo razonable y en todos los sentidos). Y es el que intento seguir.
Sé que nuestro entorno no aprueba el camino que hemos elegido, pero no se atreven a hablarme en contra abiertamente, sólo cuando sale el tema «salen» algunas de las cosas que piensan (pero es pocas veces, evito el tema). También es cierto que ven a las niñas, que están contentas y son despiertas.
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S.
Tengo 2 hijas de 5 y 8 años y ninguna de ellas sabe leer ni escribir “correctamente”.
A la de 5 años le gusta sentarse a “leer” libros con ilustraciones o comics que ya le hemos leído y va recordando la historia según pasa las páginas, pero respecto a las letras solo ha mostrado interés en saber cuáles hacen falta para teclear la contraseña del ordenador, y reconoce los números hasta el 5 (sus años).
Con la mayor el proceso ha sido más largo y parece a punto de aprender a leer, así que voy a centrarme en ella en este cuestionario. A ella siempre le han fascinado los libros, recuerdo que la manera de calmarla cuando era un bebé era ponerla delante de una estantería de libros y se quedaba como hipnotizada.
El proceso con la escritura ha sido el siguiente.
Con 2 o 3 años a menudo cogía un bolígrafo y un cuaderno mientras hablábamos y hacía garabatos diciendo que estaba tomando notas.
Pero la primera vez que la vi escribiendo letras fue a los 4 años. Empezó a hacer una serie de dibujos que parecían motivos tribales por toda la casa, especialmente en sus cosas. Aunque cambiaba el orden siempre escribía los mismos motivos, y pasada una semana me dí cuenta que echándole imaginación parecían las letras que componían su nombre, así que se lo pregunté y me dijo que sí.
Digo que había que echarle imaginación porque por ejemplo la E parecía un peine con muchas púas y la N eran 3 trazos pero como no tenía muy claro como unirlos dibujaba una flecha apuntando hacia arriba a la izquierda.
Poco a poco esos símbolos los empezó a poner en el orden correcto y cada vez se parecían más a las letras mayúsculas que todos entendemos.
A los 5 años aproximadamente ya sabía escribir en mayúsculas los nombres de todos los miembros de la familia, aunque a veces lo hacía de derecha a izquierda o con letras dadas la vuelta.
En principio las letras que hay en estos nombres son las únicas que se conocía, el resto del abecedario lo ha ido aprendiendo de forma paulatina y no ha acabado de aprenderse todas las letras hasta los 7 años.
A los 5 también empezó a escribir espontáneamente textos de una o dos frases, sobre todo invitaciones a sus amigas, tarjetas de cumpleaños o carteles de no pasar sin permiso.
Estos textos los escribía ella sola simplemente mirando al abecedario colgado de la pared, y sólo nos enterábamos de que lo estaba haciendo hasta después de un rato si tenía algún problema o había algo que no sabía poner.
Eran textos en mayúsculas, escritos de forma fonética y sin separación entre palabras, así que eran bastante complicados de entender. Aún así me resultaban impresionantes porque podían pasar meses entre uno y otro y en ese tiempo la niña no había hecho formalmente nada de lectoescritura, pero a pesar de ello eran muy largos, cada vez más complejos y con menos errores.
El problema con estos textos es que si mi hija se daba cuenta a mitad de que le faltaba alguna letra se frustraba un montón y dejaba de escribir enfadadísima. Intentamos convencerla de que lo mejor cuando empiezas a escribir es hacerlo con lápiz, porque es normal confundirse y el lápiz se puede borrar, pero ella siempre escribió con bolígrafos de colores o rotuladores.
Lo que solía hacer después de uno de estos enfados es dejar de intentar escribir sola una temporada y si quería poner algo pedirme que se lo escribiera en un papel para copiarlo. Mientras copiaba cada letra iba haciendo el sonido de ésta intentando buscar la relación entre lo que yo había escrito y cómo debía sonar.
Con 8 años sigue escribiendo este mismo tipo de textos pero ya lo hace prácticamente todas las semanas y con mucha soltura. Hace unos meses empezó a escribir mensajes secretos con un rotulador blanco que no se ve pero cuando pintas encima con otro color aparece el mensaje, así que es capaz de escribir algo recordando que ha puesto antes aunque no sea capaz de leerlo.
También he notado que muy a menudo, cuando acaba de escribir algo lo subraya o lo mete en un recuadro decorado. Además ha empezado a hacer huecos entre palabras, aunque nunca ha utilizado signos de puntuación y todavía no conoce las minúsculas.
Ahora vamos con la lectura.
Como ya he dicho antes, a ella siempre le han fascinado los libros y le encanta que le lean. Desde los 5 años, en que empezó a conocer las letras de los nombres de la familia, ha intentado leer palabras cortas que veía escritas. El problema en ese entonces era que sólo conocía algunas letras y muchas veces empezaba a leer la palabra desde atrás, así que cada intento le costaba un par de minutos y casi nunca lo conseguía. Por esta razón dejó de hacerlo.
Muy de vez en cuando volvía a hacer algún intento, pero en realidad, aunque ha estado escribiendo más o menos a su manera desde los 5, no ha sido capaz de empezar a leer hasta casi los 8 años.
Con 7 años por fin fue capaz de empezar a leer palabras sueltas, pero hasta los 8 no ha sido capaz de empezar a leerlas con la soltura suficiente como para poder hacerlo con carteles que ve por la calle o empezar a leer frases de pocas palabras. Aún así se hace un lío con las letras que se pueden pronunciar de más de una forma (C, R, G…) así que algunas palabras no es capaz de leerlas y pide ayuda.
En cuanto a la relación con la lectura
Yo nunca he sido una gran lectora. Normalmente no leo novelas y cuando leo un libro suele ser porque me interesa el tema y quiero aprender algo. Aún así, cuando me pongo con alguna novela me engancho y la suelo acabar en muy poco tiempo.
Por otro lado a mi pareja sí que le encanta leer, pero cuando las niñas eran pequeñas apenas tenía tiempo para hacerlo, y solo hace poco más de un año ha conseguido retomarlo.
Sí que les leemos bastante a las niñas.
A la pequeña solo le gustan los cuentos cortos porque si no se aburre.
A la mayor empezaron a interesarle libros un poco más largos con 5 años. Recuerdo que fue un libro de Kika superbruja y que tuvimos que leerlo del tirón (más de 100 páginas) porque no quería irse a dormir hasta saber cómo acababa.
Actualmente mi pareja suele leer con la mayor todos los días antes de irse a la cama y a veces a lo largo del día alguna novela larga (Harry Potter, La historia interminable…).
Yo no tengo tanto aguante leyendo en voz alta, así que les leo cuentos cortos o libros de temas que les interesan (Egipcios, geología…). Últimamente la mayor ha empezado a leer ella los títulos de los capítulos, que suelen venir en mayúsculas.
Las herramientas:
Montones, a mí me encanta el método Montessori y soy una enamorada de los materiales manipulativos.
En casa tenemos pizarras, letras de imán, puzles de barrio sésamo con las letras, el alfabeto móvil de Montessori en minúsculas, plantillas para hacer letras y números con plastilina, un dominó para asociar la foto con la letra que empieza, sellos de caucho con las letras, letras para poder enhebrar, tarjetas plastificadas para poder escribir el nombre del objeto y luego borrarlo, una caja de arena para trazar letras, tarjetas con imágenes de cada letra del abecedario, un cartel con correspondencias de las letras en mayúsculas y minúsculas, un póster enorme en la pared con las letras en imprenta y cursiva… y seguro que me estoy olvidando cosas.
De lo que he puesto arriba lo único que ha usado es el abecedario de pared que lo usa para buscar como se escribe una letra cuando tiene alguna duda. El resto no solo no lo ha usado, si ve que lo saco sale huyendo.
Así que en lugar de todo ese material que tenía preparado, lo que ha utilizado ella han sido cosas que se ha buscado por su cuenta:
– Rotuladores de colores bonitos y metalizados. Por alguna razón desconocida es con lo único que escribe.
– Un cuaderno y papeles de colores. También escribe en papeles en blanco, pero suele prestar mucha atención a que el resultado final sea estéticamente bonito y con un papel de color todo queda mejor.
– Etiquetas de comida. Varias veces en la mesa me ha preguntado qué ponía en algún tarro que había en la mesa mientras comíamos.
– Juegos de la tablet. Se ha aficionado a un juego en el que hay que gestionar una granja, y últimamente entra en el inventario y va leyendo todos los tipos de objetos que tiene almacenados (son unos 60) y cuando no es capaz de leer alguno viene a preguntarnos.
– Móvil. Hemos empezado a jugar al ahorcado conjuntamente contra el móvil.
– Cuadernos de caligrafía. Cuando sus amigos en el colegio empezaron a escribir en minúsculas ella también quiso hacerlo, pero como no se sabía las letras y quería hacerlo ya mismo le compramos cuadernillos de esos que la letra está en puntitos y hay que repasarla con el lápiz. Así que ella estaba tan feliz porque estaba escribiendo en minúsculas aunque no tenía ni idea de qué estaba escribiendo.
– Cómics. Tienen poco texto y en mayúsculas, así que son geniales para aprender a leer.
– Tarjetas con dibujos y letras del abecedario. Últimamente le gusta desordenarlas y volverlas a ordenar alfabéticamente
El proceso de aprendizaje está siendo muy autónomo y personal. Ella lo va realizando poco a poco y cuando se atasca busca la forma de seguir aprendiendo y sortear las dificultades. Cuando lo ve necesario pide ayuda, pero nunca se deja enseñar. Si nota que estas intentando hacerlo se cierra en banda y deja de mostrarte sus progresos.
Un ejemplo de cosas que ha hecho ella sola para aprender. Como ya he dicho con 5 o 6 años no conocía todas las letras pero sí que quería escribir textos a sus amigas. Para hacerlo ella espontáneamente empezaba a buscar las letras que le faltaban en el abecedario de pared, pero era un proceso tan complicado que muchas veces se comía alguna letra de una palabra.
A pesar de que yo intentaba animarla diciéndole que aun así se entendía, ella no estaba nada satisfecha con el resultado, así que empezó a hacer lo siguiente: cuando íbamos en el coche pensaba una palabra y contaba cuantas letras debía tener. Así que la oíamos susurrar “patata… P A T A T A” diciendo cada uno de los fonemas por separado (no el nombre de la letra porque no se lo sabía) y después gritaba “Mamá, patata tiene 6 letras”.
De esta forma no necesitaba conocer todo el abecedario ni ser capaz de escribir las letras, pero iba aprendiendo a reconocer los distintos sonidos que tenía cada palabra y eso se notaba cuando meses después se ponía a escribir algo.
También me sorprendió el poco interés que tenía en los materiales manipulativos que según los expertos dan tan buenos resultados. Tras mucha reflexión me di cuenta de que a mi hija solo le interesa la lectura y la escritura como medio de expresión, así que trazar letras porque sí fuera de contexto, hacerlas con plastilina, en una bandeja de arena o escribiendo con algo que no sea un bolígrafo como hacen los adultos no tiene sentido.
También me ha sorprendido lo lento y complejo que es el proceso y que haya estado años escribiendo de forma más o menos comprensible pero sin ser capaz de leer.
Dudas respecto a su capacidad de aprender no hemos tenido ninguna. A pesar de que está siendo un proceso muy largo, se van viendo los avances, así que sabemos que tarde o temprano acabará leyendo con soltura y escribiendo correctamente.
Las dudas y temores son más bien provocadas por el entorno. Si vas por ahí diciendo que tu hija con 8 años aún no sabe leer es casi seguro que te tachen como mínimo de negligente.
Además, el hecho de que los amigos de su edad que van a la escuela ya sepan leer y escribir supone un agobio a mí hija que a veces la bloquea. Afortunadamente también tiene amigos que aprenden a su ritmo y con los que se siente más cómoda compartiendo este tema.
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Primero aprendió a escribir, a los 3 años, aunque seguramente era más dibujo de letras que escritura propiamente dicha. La lectura llegó un poco más tarde, casi a los 4.
El interés ha estado siempre, no importa cuántos libros hubiéramos leído aún necesitaba más.
En casa somos lectores casi obsesivos. Hay muchos libros y algunos son leídos más de una vez. Siempre que salimos llevamos un libro, por si acaso.
Desde que nació tenemos costumbre de leerle libros a nuestra hija, fueran infantiles o no (fragmentos que pudieran interesarle). Realmente hemos pasado muchas horas de lectura conjunta.
Como materiales de lectura/escritura hemos tenido letras magnéticas, tabletas con letras de lija/texturas para reseguir con el dedo, pizarra, escribir palabras en la tierra con un palo, ordenador (sin ninguna aplicación especial, simplemente el buscador), kindle (libro electrónico), juegos (p.ej.: ahorcado, escribir palabras con el dedo en la espalda y acertar que estas escribiendo) y juegos orales en el coche (decir palabras al revés, sustitución de vocales de una palabra, palabras encadenadas).
También vamos con mucha frecuencia a la biblioteca, lo que nos permite rotación y variedad de libros según sus intereses.
De todas las herramientas las que menos ha usado son las letras de lija/texturas y la pizarra.
Su aprendizaje fue mucho más rápido de lo esperado.
Cuando empezó a caminar me pedía que le dijera las letras y números de las matriculas de los coches, hacer un camino a pie se hacía muy largo…
Con 2 años me ponía letras magnéticas formando palabras infinitas sin sentido y me pedía que se las leyera. También ha pedido siempre que le leamos mucho.
Inicialmente dibujaba las letras, luego las juntó (sin espacios y escribiendo tal como suenan). Empezó a leer palabras sueltas (letra a letra). Cuando tuvo soltura pudo leer frases cortas, y luego más largas. Pasó un momento de agobio cuando se enfrentaba a párrafos largos, se negaba a leerlos enteros (pedía leer ella la mitad y el resto yo).
En este sentido el kindle la ayudó mucho ya que se podía hacer la letra grande y no era consciente que estaba leyendo un párrafo largo (con este sistema el año pasado se llegó a leer del tirón el libro «Los Cretinos» de Roald Dahl). También manifestó dificultad en la lectura de las minúsculas, aunque nos pareció más miedo escénico que real.
Descubrimos que sabía leer por accidente: ella decía que no sabía, y un día la descubrimos leyéndole un libro a unos niños más pequeños. Nos dijo que no quería que supiéramos que sabía leer porque tenía miedo que dejáramos de leerle.
Una vez calmados los miedos ya leyó sin esconderse, unas veces le leo yo y otras me lee ella a mí.
Ahora, con 7 años, lee una media de 1 hora diaria (de forma espontánea), casi todo comics pero también algún libro. Pensamos que gracias a toda esta lectura empieza a escribir correctamente (B/V, G/J, C/Q y a poner acentos).
Y nunca perdona su libro de despertarse y el de irse a dormir.
No hemos tenido ningún problema ni duda respecto a su capacidad. De hecho siempre se ha anticipado a nuestras expectativas.
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M.
Mi hija tiene seis años, y se encuentra en proceso de aprendizaje actualmente; ya lee poquito a poco, aunque aun sin fluidez.
Se le da mejor escribir, siempre ha sido más rápida en este proceso, tiene un nivel bueno (aunque no perfecto) de escritura en mayúsculas y está aprendiendo ahora la cursiva (por su propia iniciativa e interés).
Empezó a interesarse por la lectoescritura en torno a los cuatro años, ha ido adquiriendo competencias de manera gradual.
En casa leemos mucho, siempre hay algún libro (para los adultos) en la mesilla de noche. Tenemos muchos cuentos, y siempre le he leído bastante, aunque tengo que decir que ella prefiere narraciones orales inventadas por mí 🙂
Las herramientas:
Herramientas tenía más bien en su escuelita. Materiales de lectoescritura Montessori y otros (siempre manipulativos), y diferentes propuestas y oportunidades (por ejemplo, escriben el menú del día por turnos en una pizarra)
Ha usado por ejemplo lo resaques Montessori, pero veo que lo que mejor funciona es su propia motivación (querer escribir algo, querer leer algo), y que teniendo interés en hacerlo, con un texto escrito en cualquier parte o un lápiz y un papel le vale.
En cuanto a su proceso:
Empezó pidiendo aprender a escribir su nombre, «mamá» y «papá», «abuela»… últimamente me ha pedido que le escriba palabras en cursiva para copiarlas.
También aprende a través de retos personales que ella misma se inventa de manera espontánea (por ejemplo, vamos a salir al parque y antes quiere escribir una lista de las cosas que vamos a hacer durante el paseo).
Su proceso de aprendizaje está siendo bastante a su ritmo y respetado, veo que le afecta positivamente el no juicio, y ser cuidadosos con cosas como no corregir (sólo le decimos si ha escrito algo incorrectamente si ella lo pide -que es casi siempre-, y no desde «esto está mal», sino diciendo «aquí pone…» y leyendo lo que ha escrito, o bien repitiendo la palabra que haya leído, pero correctamente, si ella lo pide o pregunta).
Es importante en nuestro caso ofrecer seguridad ante sus dificultades (expresar que es normal que el proceso lleve un tiempo hasta que se domina del todo). Incluso hemos rescatado algunas cositas escritas por mí cuando tenía su edad; ver que yo me encontraba con los mismos escollos (la letra no era perfecta, había faltas de ortografía, alguna letra donde no correspondía, o escrita al revés… a pesar de haber recibido una educación «convencional») ha sido tranquilizador para ella.
Veo que le afecta negativamente recibir correcciones al estilo «convencional», y también este año le ha creado algo de inseguridad (ya superada) el estar junto a niños mayores que tienen un control mayor del tema, pero esto probablemente se debe a características propias de ella en concreto.
Problemas o dudas:
Mi pareja es algo menos fan que yo de la educación no directiva y ha tenido sus dudas e inseguridades con respecto al método, hemos hablado sobre ellas tanto con la acompañante (educadora) de la escuela como entre nosotros, y creo que explicarle bien cómo es el proceso y cuáles son los argumentos ha ayudado.
Por mi parte, no tengo ninguna duda, el lenguaje escrito es algo que se maneja de manera rutinaria en la vida cotidiana, y por ello aprender a leer y escribir es una necesidad auténtica. Creo que en este entorno lo difícil sería no aprenderlo 🙂
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S.
Mi hija tiene 7 años y medio y empezó a leer y escribir antes de los 4 años, cuando ya iba reconociendo las letras y pasando por las distintas fases de aprendizaje de la escritura (imitación de la escritura en “olas”, escritura en espejo, etc.).
Sin embargo, ha sido un proceso discontinuo en el que ella ha ido pasando por periodos muy intensos de aprendizaje y uso de la lectura y escritura alternados con otros, a veces muy largos (de meses incluso), en los que ambas pasaban a un segundo o tercer plano.
Cuando la lectura y la escritura volvían a surgir estaban claramente en un escalón superior, pero el proceso es mucho más lento de lo que yo imaginé, ya que cuando con 4 años y pico empezó a leer palabras de tres letras con cierta comodidad, pensé que empezaría a leer con soltura pronto, pero ahora, con casi 7,5 aún no lo hace.
Puede hacerlo si realmente lo necesita (palabras sueltas y frases cortas con facilidad, frases más largas a veces con problemas), pero dice que le resulta muy cansado.
Yo diría que “puede” leer, pero no diría que “lee”.
En cuanto a la escritura, creo que el proceso ha sido algo más lineal, aunque también ha habido periodos largos de poco uso. En general la usa para fines concretos que le interesan mucho a ella (hacer fichas para apuntar a sus amigos en un club que decide crear y cosas así).
La “corrección” (no comerse letras, no escribir en espejo, incluso usar algunos acentos), varía mucho de un día a otro y prefiere usar mayúsculas, la cursiva no le interesa.
Tengo que aclarar dos aspectos: mi hija habla muy bien desde muy pequeña (con subjuntivos a los 2 años y cosas así) y tiene un vocabulario amplísimo; pero, por otro lado, no es una persona que busque especialmente la escritura: las historias que tiene en la cabeza las plasma jugando, pero nunca ha mostrado interés por escribirlas (ni siquiera a través de mi o de otras personas).
Relación con la lectura y escritura:
En casa hay muchos libros y hábito de lectura: le leemos, al menos, todas las noches antes de dormir y todas las mañanas al levantarnos.
Las lecturas las marca ella: hubo un periodo con 5 años que el libro de cabecera era un atlas de astronomía y ahora, por ejemplo, estamos leyendo “La isla del Tesoro” y hemos acabado hace poco un par de libros de Gerald Durrel (uno para adultos y otro para niños).
Eso se mezcla con algún cómic (Asterix, Mafalda, Yakari, Mortadelo…), y cuentos más sencillos, más cercano a lo que niños de su edad leerían solos, de los que, aunque determinados temas le interesan, en general le atraen menos que las aventuras más complejas.
El gran desfase entre su capacidad de comprensión y su capacidad lectora lo salvamos leyendo juntos (y ella, por ejemplo, lee los títulos de los capítulos).
Las herramientas y materiales:
Aparte de los obvios (papel de varios tipos y colores, rotuladores, bolígrafos y lápices y ordenador), tenemos algunos materiales montessori (bandejas de arena, letras de lija y, sobre todo, alfabeto móvil), carteles por la casa con los nombres de los objetos y espacios y algún cuadernillo rubio de caligrafía.
También a veces hemos hecho juegos relacionados con la lectoescritura que ella ha pedido (sopas de letras y crucigramas, escribir “ordenes” -acciones que proponemos y que ella descifra y luego ejecuta).
En cuanto al uso:
El alfabeto móvil lo usó bastante a los 4,5 a 5,5 años… cuando ya podía formar palabras pero aún escribía bastante mal y con esfuerzo. Los otros materiales montessori le han interesado menos.
El cuadernillo de caligrafía lo ha usado muy esporádicamente, sobre todo porque la letra cursiva no le interesa por ahora (excepto para escribir su nombre, como ve que hacen sus amigos escolarizados).
Los otros juegos, como he dicho, se los hemos presentado y los retomamos cuando ella los demanda.
También a veces ha pedido usar el ordenador y nos manda algún mensaje por correo a su padre o a mí, pero en general su uso es muy, muy esporádico. Además de esto, ella con frecuencia va leyendo carteles por la calle, o por la casa. Los carteles que pusimos en la casa apenas le han llamado la atención, pero no sé valorar si han contribuido en algo de una manera más implícita.
En cuanto al proceso de aprendizaje, intentamos que sea dirigido por ella, ir un paso por detrás (aunque a veces nos da la prisa y nos adelantamos). Y hay de todo: periodos en que pide ayuda para cosas concretas (escribir unas palabras determinadas) y muchos otros en que no sólo no la pide sino que la rechaza. Imagino que en este último caso necesita desarrollar algo por su cuenta y un exceso de control, correcciones, etc. le “cortarían el rollo”.
Me llama la atención el ritmo pausado, los tiempos tan largos que maneja (yo, sin saber porqué, creía que de leer tres letras a leer frases no habría más que un lapso mínimo y veo que, sin presiones, el tiempo, al menos en su caso, no sólo no es de semanas, sino que es de muchos años).
Dudas y problemas:
Tanto como dudas de si llegaría a leer y escribir no he tenido, pero sí es cierto que el ritmo tan lento de adquisición de estas herramientas me ha sorprendido y me ha obligado a adaptarme a un proceso diferente al que yo esperaba.
En todo caso, se van solucionando con una mirada más presente, confianza y respeto. Igual que con el tema de la ortografía, que intento tener presente sin insistir mucho en él por ahora (bastante tiene con lograr escribir lo que desea como para encima ponerle pegas porque lleva b y no v, aunque, en general, ella pregunta cómo se escriben las palabras porque quiere hacerlo correctamente).
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P.
Nuestra hija la primera vez que escribió su nombre (en una pizarra) fue con tres años y medio justos. Y antes ya había escrito cosas en teclados de ordenador o con letras de imanes.
Luego, tenemos anotado que empezó a escribir frases recién cumplió los cuatro años: un día empezó a pedirnos que le escribiéramos frases y ella las copiaba, y una vez que empezó nos lo pedía todos los días. Ahora tiene siete años y sigue mejorando su estilo y velocidad, es realmente un proceso largo.
En casa hay libros abundantes y hábito de lectura también, y le leíamos desde que era muy, muy pequeñita, no solo para acostarse sino también en otros momentos del día. Ahora tiene siete años y que le leamos, aunque ella sepa leer, es una de las actividades que más le gustan.
Herramientas y materiales:
No había materiales específicos. Tuvo una pizarra en su habitación, también letras imantadas en la puerta del frigorífico, y libros variados, con colores y sin colores, con letras grandes y con letras pequeñitas, con dibujos y sin dibujos…
También revistas, folletos etc. ¡Palabras para leer las hay por todas partes! También nos veía escribir en el ordenador y le llamaba la atención y empezó muy pronto a hacer sus primeros documentos en word.
En cuanto a su uso, todo y nada, es decir, ninguna herramienta en especial. Todo lo que había a disposición le era útil, ya que su curiosidad y sus ganas de aprender eran muchas… estábamos en casa con un libro o ibamos por la calle y decía «¿qué pone ahí? …y ahí?» y le contestábamos siempre… y poco después ya decía: «mira, ahí pone carnicería… y ahí panadería… y ahí estanco… qué es estanco?» y le ponía muy contenta entender lo que ponía en todas partes. Y así…
El proceso:
Siempre partiendo de su interés, con cero de presión por nuestra parte. Su curiosidad ha sido el motor, y nosotros a demanda respondíamos a lo que ella nos pedía con toda dedicación y amor. Por ejemplo, nos pedía que le escribiéramos una frase o nos preguntaba cómo se escribe, y se la escribíamos en un papelito y luego ella la copiaba. Ese ha sido el mecanismo básico. Siempre ha tenido mucho interés en la escritura como comunicación directa, para escribirnos notitas o para mandar cartas a sus amigos.
No hemos tenido ninguna duda en cuanto a su capacidad de aprender, ella y su interés siempre ha ido por delante de nuestras expectativas.
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MJ.
Entre los 5 y 6 años aprendió a leer.
En casa había libros, y lees leíamos casi todas las noches.
Teníamos herramientas, de ellas han usado ordenadores, cuadernos de lectura, pizarras, juegos.
El proceso:
El niño se fue interesando cada vez más. Pidió ayuda, le gustaba más dibujar .
No hemos tenido dudas ni problemas, creemos que ha seguido un ritmo normal dentro de lo que sabemos.
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SC.
Aprendió a los 7-8 años
En casa hay libros y hábito de lectura. Le leíamos libros.
En cuanto a las herramientas, teníamos cuadernos, lápices, libros, pizarras, etc.
En mayor o menor medida se usaron todas las herramientas, sin reglas fijas de manera libre y espontánea.
En cuanto al proceso, es paulatino, con momentos más intensos y otros menos. A veces pidió ayuda y otras no… Lo que más ayudó a mi hija a familiarizarse con la lectoescritura fue el pintar-dibujar de manera libre sin reglas
Sí tuvimos dudas, nuestra mente escolarizada nos crea incertidumbres. Lo hemos solucionado con paciencia y confianza en nuestra hija.
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R.
Tiene 5 años y medio y está en ello. De momento, mira tebeos durante ratos eternos, identifica él solo algunas palabras cuando le leemos cuentos, escribe su nombre, el de mamá, ¡y hasta la frase “este no es el número 1”! (toda junta y en línea curva). Me encanta.
La relación en casa con la lectura es de amor y placer. Siempre hay libros por casa, desde la mesita del salón a las estanterías, las mesillas, su cuarto de jugar… E-books, el ordenador…
Tenemos poco tiempo para leer actualmente con un libro en las manos, pero se nota que nos apasiona. Todas las semanas vamos a la biblio municipal y al peque le mola.
Respecto a las herramientas, aparte de lo comentado antes, tenemos un alfabeto móvil y algún otro pequeño material Montessori diy.
De lo cual, el alfabeto sí lo usamos. Pero lo que más le gusta y usa ahora es escribir mensajes de whatsapp.
Está yo creo cerca del punto de inflexión y pregunta constantemente “¿Qué pone ahí?” o cómo escribir algunas palabras. Nosotros le estamos dejando a su ritmo (va a una escuelita no directiva).
Desgraciadamente, en casa del papá le obligan a escribir y le corrigen. Esta puede ser la causa de que el otro día se bloqueara escribiendo y pidiera ayuda llorando, diciendo que no quería “equivocarse”. Me llamó la atención hasta el punto de desgarrarme un poquito por dentro.
Dudas y problemas:
Sí. Hasta hace poco, tenía la preocupación de “no estar haciendo suficiente” para acercarlo a la lectoescritura, de estar dejándole quizás demasiado “desatendido” por no interferir demasiado.
Por fortuna, cayó en mis manos una charla sobre los procesos de aprendizaje no dirigidos, hablando de que cada niñ@ escribiera según quisiera (desde un trazo a una palabra incompleta pueden significarlo todo), solo por la necesidad humana de comunicarse, y esto me ha infundido los centímetros de confianza que me faltaban.
¡Ah! También el testimonio de amig@s y conocid@s con hij@s ya adolescentes que han aprendido a leer y escribir sol@s. Esto ha sido fundamental.
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P.
A los 5 años empieza a leer por iniciativa propia. Ahora tiene 6 años y apenas empieza a escribir una palabra cuando le interesa para algún juego o “invento”. Con 3 años iba a la escuela y ya podía escribir una frase, pero de manera muy forzada.
Siempre le hemos leído cuentos. Aún más desde que no va a la escuela, porque tenemos más tiempo juntos. Hay bastantes libros a mano por casa y suelo leerlos o consultarlos casi a diario.
En casa tenemos letras de madera, pizarras, ordenadores, juegos de cartas, etc.
Hemos utilizado las herramientas en contadas ocasiones porque cuando los hemos probado no le han interesado más allá de conocerlos. Es como si dijera: vale, ya lo he visto y se cómo funciona, ahora voy a hacer algo más interesante.
El proceso:
Aprendió el alfabeto en la escuela a partir de los nombres de sus amigos y una canción.
A partir de ahí no fue más a la escuela y no quería leer.
Al cabo de unos meses de no leer, empezó a leer las onomatopeyas de los cómics que le leía en casa (Asterix y Tintín). Luego las palabras que aparecían en sus juegos o vídeos de ordenador y más tarde empezó a leer los catálogos de juguetes de navidad y a preguntar qué ponía (muchos juguetes tienen nombres en inglés que no comprendía).
Ahora lee los títulos de los capítulos de los libros que le leemos y todos los carteles que encuentra por la calle, envases de comida, etc
Todo ello por iniciativa propia, sin que le hayamos animado a hacerlo, ya que si alguna vez lo hemos intentado se ha negado a seguir. Lee en voz alta y si tiene alguna duda nos pregunta y le respondemos sin más.
Últimamente nos pide que le busquemos alguna aplicación para aprender a leer. Algo “más difícil”, nos dice.
Lo que realmente le ayudó a querer leer y a aprender fue dejarle en paz con el tema de la lectura. Hemos visto que aprende algo fácilmente cuando tiene un sentido y un interés real para él hacerlo. Es decir, que ha aprendido a leer cuando le interesaba saber lo que ponía en los catálogos o en sus juegos preferidos.
Aun así, es un niño que está muy interesado en las palabras, su significado, palabras con más de un significado, juegos de palabras o expresiones.
Dudas y problemas:
No. De hecho hemos visto que es capaz de hacerlo (cuando se veía obligado en la escuela) solo que ahora no está interesado en escribir sino en leer.
Las otras preguntas: ¿Por qué no habéis seguido o no queréis seguir el camino de la enseñanza oficial? ¿Qué alternativa habéis elegido para acompañar a vuestro hijo/a?
Los horarios familiares y escolares hacían que fuésemos todo el día con prisas. El niño se quejaba de eso todo el tiempo. Le veíamos arrastrado por los horarios, que le impedían ocupar tiempo en sus intereses, estar con nosotros, jugar, vestirse o desayunar tranquilamente…
Estaba contento con sus amigos en la escuela, pero se aburría con los trabajos, no los acababa a tiempo y no podía salir a jugar muchas veces con los demás (¡y esto con 4 años!) Tampoco se sentía a gusto con los castigos a otros niños y esto nos lo comentaba muchas veces.
Por otro lado, nosotros veíamos que en la escuela, a pesar de que estaba en su proyecto educativo, no se respetaban las necesidades ni los ritmos de los niños.
Se utilizaban sistemas de premio o penalización como caritas felices o tristes para valorar los trabajos, pruebas a cronómetro para realizar operaciones matemáticas a partir de los 6 años, etc.
Un día empezó a decir que no quería ir más y que se aburría y fue cuando decidimos educarle en casa.
¿Qué es lo que os gusta (y lo que no) de lo que habéis encontrado?
En la zona donde vivimos no hay escuelas libres ni otras alternativas, así que nos pusimos en contacto con otras familias que educan en casa y nos encantó la idea. Lo que más nos gusta es la libertad de aprender a su propio ritmo y según sus intereses, la cantidad de actividades que podemos realizar y las que podemos asistir. El tiempo que pasamos juntos y compartiendo con otras familias…
Lo que no nos gusta es la intranquilidad por la cuestión legal, ya que no está regulada la educación en casa, y también el hecho de no tener cerca de casa a otros niños homeschooler de su edad con los que se pueda encontrar a diario o dentro del horario escolar.
¿Qué rol tenéis como padres en la crianza de los hijos?
Compartimos nuestra vida con él y somos observadores y acompañantes. Observamos sus necesidades, sus acciones y expresiones, le acompañamos y orientamos, ponemos límites cuando es necesario, le transmitimos nuestro respeto y afecto.
Le vamos mostrando la vida conforme aparece en nuestro día a día. Por ejemplo, a la hora de comer, si pide siempre macarrones con tomate, aprovechamos para hablarle sobre los diferentes tipos de alimento y como son necesarios, y así con todos los aspectos de la vida. Cuando tiene conflictos con sus amigos, tratamos del respeto, de sus necesidades y de las necesidades del otro niño…
Se trata de acompañarle en el camino de ir tomando conciencia de sí mismo y del mundo en el que vive.
¿Cómo ve vuestro entorno (familiares, amigos, etc.) el camino por el que habéis optado en lo educativo?
Muchos amigos y conocidos con sorpresa, algunos no conocían esta opción, a otros les parece una locura estar todo el día con tu hijo o poder enseñarle “todo lo que aprenden en el colegio”. Muchos se preocupan por su futuro académico.
Los familiares en nuestro caso, extrañados y preocupados por su futuro académico, aunque han respetado nuestra opción.
Algunas otras personas también interesadas, les gustaría seguir nuestra opción pero o bien no se atreven por temas legales o de confianza en sí mismos, o bien no se lo permiten sus horarios laborales.
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Y.
Aprendió a los 7 y medio.
Yo leo mucho y a diario su padre no tanto. Siempre les hemos leído y seguimos.
En casa teníamos letras de todo tipo: maderitas, plástico, magnéticas, plastificadas… También libros sencillos, pizarras, algún material montessori hecho por mi con madera y papel de lija…(montessori, cuadernos de lectura o escritura, pizarras, ordenadores, juegos…). Ha usado todas las herramientas.
El proceso fue muy lento, tardó un par de años en leer fluidamente desde que empezó con el interés.
Pidió ayuda, nos dijo que quería, simplemente, leer como yo lo hacía… Nosotros la ayudamos estando a su lado y fuimos contestando a sus preguntas y descodificando junto a ella. No la enseñamos, simplemente la ayudamos a aprender.
Me sorprendió especialmente la influencia que tuvo el corrector de word sobre su aprendizaje, lo explico aquí: http://welivelearning.blogspot.com.es/2014/02/como-esta-ainara-nuestra-hija-de-casi-9.html.
Nunca tuve dudas respecto a su aprendizaje ni ningún problema.
Las otras preguntas: ¿Por qué no habéis seguido o no queréis seguir el camino de la enseñanza oficial?
Para poder respetar sus ritmos, intereses, inquietudes… Para pode ayudarles a llegar a ser quienes han venido a ser. No modelarlos…
¿Qué es lo que os gusta de lo que habéis encontrado?
El hecho de poder ser auténticamente ellos mismo en muchos aspectos. Yo me he convertido en mejor persona… Más respetuosa, sincera, empática… Y no sólo con mis 3 hijos sino con las demás personas…
Nuestro entorno
Algunas personas lo entienden y respetan y otras tienen dudas. Y es lógico ya que todavía nos faltan muchos más modelos y ejemplos… la gente no sabe cómo es un niño que no ha tenido que ir a la escuela porque no conoce a ninguno y porque hay muy pocos… falta información y testimonios…
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M.
Somos una familia sin escuela dónde los tres niños han aprendido a leer “solos”. Cuándo digo solos me refiero, evidente, que siempre que han necesitado “saber qué pone allí” han tenido un adulto al lado para ayudar.
Mi hijo mayor (nacido en 2002) aprendió a los ocho, mi hija mediana (nacida en 2003) a los siete, y mi hija pequeña (nacida en 2006) a los ocho también. La lectura fue pareja con la escritura, en cuanto “rompieron” a leer, ya podían expresar esa lectura en escritura.
Siempre ha habido libros en casa, de todo tipo, también había hábito de lectura, de visitas a bibliotecas desde muy pequeños, cuentacuentos, etc. Muchas sesiones de merendar con cuentos, muchas sesiones de lectura compartida. Y muchas sesiones de que los que iban aprendiendo, les leían a los que venían detrás.
Había hábito también de buscar información en libros, revistas, etc.
Las herramientas eran los propios libros, al alcance todo el rato. En el caso del mayor, la fascinación por los cómics. En el caso de la mediana y la pequeña, la fascinación por las tiras de viñetas. Algún juego de letras. En un momento en que se necesitó, se hizo un mural con las letras, y dibujos para identificarlas, y poco más. Sí tenemos libre acceso al ordenador también.
De las herramientas han usado todas las citadas. Han usado ese mural con las letras, para identificarlas. Han usado libros y juegos con letras, los cómics, o tiras de viñetas y el ordenador.
El proceso en los tres fue muy similar. En general, en nuestra vida cotidiana siempre van pidiendo que les vayas leyendo cosas, en la compra, que si qué pone aquí, que si qué pone allá. Por la calle, qué pone en esa tienda, en una imagen de publicidad, qué pone allí, etc.
Eso es un proceso largo en el tiempo, y muchas preguntas que contestar y muchas veces. Luego vienen los juegos espontáneos (recuerdo uno especialmente que lo han tenido los tres, jugar a las rimas, y van en el coche o en cualquier sitio, inventando palabras que riman, y se van dando cuenta de ritmos, sonidos, etc.). Y ya en la recta final, cuándo tienen la necesidad de aprender a leer YA, porque les interesa para jugar a un juego del ordenador, o para leer ese apasionante libro de la saga que estemos leyendo en ese momento, y no pueden esperar a que mamá esté disponible, etc., se produce como un subidón dónde necesitan que les estés leyendo todo el tiempo, y ellos interviniendo para ir comprobando que poco a poco van descifrando el código.
Y de repente, no se sabe bien por qué mecanismo, un día como que todo lo acumulado casa en su cerebro, y zas… todo ese “input” que han estado recibiendo, se presenta ante ellos como un puzle con todas las piezas y aparece esa imagen completa que estaban buscando. Ya son capaces de leer, y es un subidón tremendo porque ¡leen ya con un entendimiento y una madurez que sobrecoge!
Todo un largo proceso que parecía que nos correspondía “enseñar” lo tienen adquirido totalmente de forma espontánea, son capaces de leer con pausas, entonación…etc.
No hay duda de que la presión social en este aspecto es brutal. Pero siempre hemos tratado de escaparnos. Sí tuve que defenderles algunas veces de ataques de “primos aventajados” que ya leían con cuatro años (le llaman leer a “descifrar trabajosamente el código de lectura”, sin entender nada de lo que se lee) y niños que con menos edad ya sabían leer. Pero nunca tuvimos dudas de que a su ritmo y a su manera, aprenderían. Dimos espacio, y tiempo y ocurrió. Ellos conservan intacto su gusto por un aprendizaje que hicieron porque quisieron, mientras que lo que observamos a nuestro alrededor es que hay un profundo odio y aversión a leer en niños que han sido tan forzados.
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C.
Para mí como disléxica y madre de disléxicos ha sido un camino tortuoso, con muchas idas y venidas. Pero hay una madre homeschooler a la que admiro mucho que en el año 2009 escribió esta entrada, cuando su hijo mayor aprendió a leer.
http://paideiaenfamilia.blogspot.com.es/2009/10/es-la-historia-de-un-lector.html
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L.
No podemos contestar a tu encuesta porque nuestros hijos no han aprendido de forma libre y autónoma a leer y escribir.
Mi visión:
La presión social se me hizo demasiado intensa y las dudas de hacer lo correcto también estaban ahí. Mi compañero tenía claro que hacía lo correcto y soportaba bien la presión, yo no. Tuve demasiado miedo a la posibilidad de entrar en colisión con los servicios sociales y el sistema judicial sin los niños saber leer y escribir después de la edad de escolarización obligatoria.
Cuando tenían 6 años les compré un método de lectoescritura y les pedí que fueran haciendo fichas. Hicieron unas cuantas, no lo completaron.
Cuando faltaban 2 meses para cumplir los 7 quisieron aprender a leer con el objetivo de saber ya a los 7 porque una abuela les iba a regalar videoconsolas por su cumpleaños, pero cuando su padre les contó que leer era un proceso que llevaba su tiempo, que en dos meses no podían completarlo, desistieron.
A los 9 años las abuelas entraron con intensidad en el aprendizaje de la lectoescritura, enseñándoles ellas las tardes que los acompañaban (1 tarde a la semana cada una), yo no me opuse.
Desde siempre les hemos leído decenas y decenas de libros y todo lo que nos han pedido, ahora acaban de cumplir 10 años y ya saben leer y escribir, no los dos con la misma fluidez y no como se espera que lean y escriban los niños de 10 años. Como en las minúsculas a veces confunden la p, la b y la d, una de las abuelas cree que tienen dislexia y que es una suerte que no estén escolarizados para que aprendan a su ritmo.
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E.
Nuestra hija mayor va a cumplir siete años en mayo. Empezó a interesarse en las letras a los cinco años, pero era simple curiosidad, y alguna se le iba quedando, aprendió a escribir su nombre. A los seis años comenzó a tener un interés más claro y ha comenzado a reconocer las letras del abecedario y a pedir que le escribas palabras para poder copiarlas.
Nuestro hijo menor tiene cuatro y comienza a interesarse en cómo se escriben las cosas.
En cuanto a nuestra relación con la lectura. A los dos nos gusta leer, siempre andamos con libros entre manos y hay libros y revistas por toda la casa.
Desde bebes les leemos cuentos, bueno, desde que estaban en la tripa ya les contábamos cuentos, nos encantan.
Hemos comenzado a leer libros más largos, los leemos por capítulos y a Lucía le encanta, se queda con la curiosidad de que pasara mañana. Cuando acabamos el primero pidió enseguida que comenzáramos otro.
En casa tenemos puzles para reconocer letras y números. Tenemos una pizarra, y tenemos juegos, de fabricación casera, de asociar palabras con imágenes.
Tenemos varios abecedarios con la letra, un dibujo que empiece por ella y la palabra que representa ese dibujo colgado en las paredes. Y tenemos mucho papel y lápices de colores.
En cuanto a lo que usan: Juegan con los puzles, porque les gustan los puzles no creo que sea tanto por las letras.
La mayuor utiliza cada vez más los abecedarios para ver como se escriben palabras.
El proceso
La mayor empezó a interesarse más en serio hace poco. Nos ha dicho que quiere aprender a leer. Pide que le escribas palabras y las copia. Hay palabras y letras que ya las tiene muy claras y para otras pide ayuda.
Cuando empezó a tener curiosidad por las letras pensamos que era pronto pero le mostramos puzles y material, tenía 5 años, al poco dejo de interesarse, realmente era pronto para ella. Ahora lo ha retomado con mucho más interés y se le queda mejor todo lo que va aprendiendo, sentimos que ahora está más preparada.
El aprendizaje siempre sobre la marcha, a veces se pasa tres días viendo como escribe cosas etc. y después pasan dos semanas que ni nombra que quiere leer.
Dudas sobre la capacidad de aprender a leer de los niños no hemos tenido nunca, pero sí hemos tenido dudas sobre cómo les podemos acompañar.
Estas dudas se han ido resolviendo solas, nos hemos quitado el agobio, cuando ellos quieren saber nosotros les mostramos lo que sabemos, a veces igual que aprendimos nosotros, otras buscamos información para hacerlo de otra forma, pero siempre respetamos su momento, no nos adelantamos.
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M.
Hacia los 4 años ya empezó a jugar con las letras, a los 5 años escribía las letras y las leía, a los 6 escribía palabras y frases en situaciones en las que hubiera un interés personal, una nota, carta, lista de la compra… y también empezó a leer palabras y frases. A los 7 leía una página de un cuento, de un comic y ahora que tiene 8 sigue aprendiendo…
En casa los libros están totalmente presentes. Todos los días se lee y se escribe. Hay cuentos, y libros de todo tipo. Desde pequeñita se le han leído cuentos. Y me ha visto leer y escribir mucho.
En cuanto a las herramientas, dibujamos juntas en una cartulina todas las letras en mayúsculas con dibujos para cada letra. Cuando necesitó las minúsculas, las añadimos junto a las mayúsculas en la misma cartulina.
Tenía:Pizarra con letras magnéticas, pizarra de tiza y de rotulador, cuentos y comics ordenador
Ha usado la cartulina muchísimo, para consultar las letras, y las pizarras, los cuentos y comics también. El ordenador hacia los 7 años también.
El proceso
Mostró mucho interés por los libros desde siempre. Las letras eran un juego entre nosotras. El juego era en casa, en la pizarra, en la calle reconociendo letras, en el coche deletreando fonema a fonema diferentes palabras, etc.
Cuando dibujamos en la cartulina las letras y los dibujos, se dedicó a escribir muchos momentos. El dibujo en la cartulina le indicaba el fonema, el sonido de la letra, así que las tenía muy identificadas. Jugábamos a escribir fonema tras fonema, sonido a sonido. A veces conmigo, a veces sola, y si tenía alguna duda me preguntaba, yo le indicaba lo que decía la cartulina, así que ella se situaba muy bien en la cartulina.
Había períodos en los que escribía mucho y otros períodos en los que no escribía apenas nada. Y cada vez que volvía a escribir lo hacía apasionada. Con 5 años tuvo un momento en el que expresó que quería aprender a escribir pero que era muy difícil, que quería saber YA! Le dije que era algo que se aprendía con la práctica, que continuara. Y continuó.
Se pasaba muchos ratos leyendo viñetas de comics. Creo que al ser frases cortas y además situadas en un dibujo, le facilitaba mucho.
Nunca la he empujado a que lea nada, ella misma decide cuando quiere leer y cuando no. Escribe en los dibujos que hace, en cuadernos, etc.
Dudas y problemas
Tengo la suerte de que tengo plena confianza en que mi hija tiene la capacidad de aprender a leer y escribir, y no ha habido ninguna duda al respecto.
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E.
Aprendió a leer a los cuatro y escribir a los cinco.
Tenemos mucho contacto con los libros, leemos en voz alta siempre además de llenarles el ambiente en casa con la lectura, tenemos amigos en común sobre el amor hacia la lectura, vamos a las librerías, nos juntamos con más familias que hacen lecturas para niños.
Las herramientas
Si… Básicamente utilizo los mismos libros en si para enseñar el amor a la lectura, tenemos el alfabeto colgado, tenemos juegos educativos para construir silabas, palabras y abecedario.
El proceso
Mis hijos nos dan señales cuando les interesa algo demasiado. Básicamente lo que hacemos en casa es reforzar y estar junto a ellos cuando hay algo que les llama la atención. Mis hijos después de su estimulación sobre la lectura dieron señales como preguntar cómo se escribía el nombre de su mejor amigo este caso con la grande.
Con el menor su estimulación aún mas reforzada por su hermana mayor comenzó a leer incluso más pequeño, a la edad de dos años sabia el alfabeto completo, identificaba todas las letras del alfabeto y ahora a su edad de 4 años lee y además hacemos ejercicios de acumulamiento de palabras.
Por ejemplo: saco una letra «b» y él me dice una o hasta dos palabras que inicien con esta letra y así lo hace con todo el alfabeto 🙂
Para nada he dudado de la capacidad de los niños. Todos los niños nacen con una gran capacidad por aprender. Si un niño aprende a hablar su lengua materna y hasta dos idiomas entonces comprobamos que todos los niños nacen con grandes capacidades por aprender.
Hasta ahora a mis 36 años nunca he visto a un niño con todos sus buenos sentidos no hablar. Y aunque fuera un niño con discapacidad he comprobado y visto con mis ojos que teniendo padres súper comprometidos se pueden romper paradigmas que los doctores o maestros suelen decir a los padres de familia sobre sus hijos.
Las otras preguntas
Educo a mis hijos en casa porque me creo capaz de darles un mejor ambiente, seguridad, y no matar su hermosa creatividad ni autoestima.
Sobre el entorno, ¿cómo lo ven?
Que somos diferentes pero hasta ahora tres de mis amigos que solían criticarnos por el estilo de crianza y educativo que damos a nuestros ahora han desescolarizado a sus hijos. Han visto los hermosos resultados en nuestros hijos que ahora ellos quieren reparar todos esos años injustos que tuvieron a sus hijos encarcelados en el sistema 🙁
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D.
El mediano aprendió con 4 años, la menor con 6 años (la mayor no siguió esta forma de aprendizaje).
En casa leemos habitualmente (padre, madre) y los abuelos/as también. A mí personalmente me encantan las bibliotecas y he ido con ellos desde que tenían 1 año a leer, coger libros, pasar tiempo allí. Casi todas las semanas íbamos a la biblioteca. También me encantan las librerías, pasar tiempo hojeando y descubriendo libros.
El padre lee la prensa y artículos de interés en formato digital, todos los días.
Yo siempre estoy leyendo algún libro.
Les hemos leído muchos libros, toda la familia, abuel@s, tíos y cuando la pequeña no sabía leer sus hermanos le leían.
Las herramientas
Pizarras, ordenadores, algún puzle de palabras y un juego de letras.
El mediano no ha usado ninguna de las herramientas, la mediana sí, como algo complementario.
El proceso
El mediano: realmente el proceso fue interno, casi sin darnos cuenta estaba leyendo, como tenía 4 años no estábamos pendientes.
Lo que a él creo que le ayudó realmente fue el juego del ahorcado, su padre, su hermana mayor y yo jugábamos a este juego mucho y el mostraba un gran interés, me pedía que le escribiera las palabras, que le dijera el nombre de las letras.
Creo que fue determinante su necesidad de formar parte de este juego y verse incluido.
Leía antes que escribía.
Incluso hoy en día, le encanta leer y no le gusta escribir.
La menor: el suyo ha sido un proceso visible, yo diría que empezó a mostrar interés por las letras con 5 años y ha empezado a leer con 6 años y 10 meses.
Pedía que le escribiéramos cosas, ella las copiaba y le leyéramos, nunca dijo “quiero que me ayudéis a aprender”, cuando en algún momento mi intención ha sido “pedagógica” y le he dado más información de la que me ha pedido, se ha enfadado.
Ha seguido su ritmo y cada vez muestra más interés, ahora me pide escribir la lista de la compra, recetas…
Ella sabe leer, pero dice que no sabe, para mi es curioso esto, porque ella interpreta que leer es coger un libro como sus hermanos y devorarlo.
Dudas y problemas
Con el mediano no hemos tenido, con Esther sí.
En algún momento nosotros hemos dudado si debíamos ofrecer más, hacer más y en esos momentos ella se ha bloqueado y ha parado su proceso.
La menor ha sentido también presión de amigos con hijas escolarizadas que le han hecho comentarios sobre si aun no sabía escribir y eso también le ha afectado.
Otra crisis fue cuando un día llego a casa y me enseñó un texto que había escrito y me lo leyó y yo le dije: “Ya sabes escribir”.
Ahhh y vi su carita y me di cuenta de mi error, mi expectativa era demasiado grande para ella.
Me dijo que no sabía y estuvo unas semanas sin escribir nada.
Las otras preguntas
Nuestros hijos acuden a Ojo de agua, porque queremos que aprendan según sus propios ritmos, intereses, necesidades, que hagan sus conquistas a su tiempo.
Queremos que lo que aprenden sea importante según sus intereses y no porque matemáticas es más importante que plástica.
Queremos que tengan un acompañamiento emocional respetuoso y amoroso.
Que los conflictos humanos se gestionen y no “se juzguen”.
Queremos que la visión sobre la educación en el centro que están sea coherente con la nuestra.
Nuestros hijos acuden a Ojo de agua, fuera de ahí intentamos cubrir sus necesidades de aprendizaje tanto en casa como buscando lugares que les puedan acompañar.
En casa asistimos y acompañamos sus inquietudes.
Me gusta confiar en mis hijos y ver que si ellos tienen sus necesidades cubiertas y un entorno favorable, aprenden.
Me gusta la estructura interna que les da como personas este tipo de educación, me gusta cómo aprenden a gestionar sus conflictos.
Me gustan las relaciones familiares que hemos creado.
Me gusta porque es una oportunidad de crecimiento personal para toda la familia.
No me gusta que hay pocos espacios así y que en nuestra ciudad no hay nada.
No me gusta que al ser minoritario hay pocos niños.
Nuestro rol consiste en que somos los principales responsables de su seguridad física y emocional.
Nuestro entorno no comparte nuestra decisión, ahora la respetan porque ven a los niños felices y “normales”.
El proceso con la familia ha sido costoso y largo, aunque ahora estamos muy tranquilos.
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S.
Aprendió aprox. a los 6 años a leer y escribir.
No tenemos tele, y tenemos muchos libros. Los adultos leemos mucho, y también compartimos mucho tiempo con ellos delante de libros de consulta, con fotos…sobre cosas que les pueden interesar. Leemos juntos ahora y antes de que aprendiera a leer.
Las herramientas
Así de forma específica para el aprendizaje de lectoescritura poca cosa. Pizarra, algún libro…pero no, no teníamos material concreto para este tipo de aprendizaje.
Lo que ha usado es la pizarra. No más.
El proceso
Comenzó con un interés por las cosas que aparecen escritas. Preguntas de qué pone ahí, o qué letra es esa. Pedía ayuda en momentos puntuales, se le daba lo que pedía, y nada más. No expresó “quiero que me enseñes a leer”, sino que fue preguntando cuando le interesaba algo, y se le contestó a ese algo, no más.
Creo que le ayudó el ambiente en casa (hay muchos libros, los usamos, también las letras están por todas partes…) y el ambiente en el lugar que pasa la mañana, sus compañeros de juego que también estaban en eso, con lo cual se contagian. Le ayuda también la poca presión que recibe por parte de los adultos, es algo que hace porque quiere y le nace y no recibe de fuera una exigencia, que puede ocasionar el efecto contrario, la pérdida de interés por no dar la talla.
Me llama la atención todo en su aprendizaje de lectoescritura, porque ha sido muy suyo y sin ningún plan de enseñanza. Ha sido muy autónomo, y por lo tanto relajado, feliz.
Me llama la atención especialmente, porque a mi otro hijo que sí estuvo escolarizado hasta los 6 años, le obligaron a aprender lectoescritura con 4 ó 5 años, y el efecto fue desastroso, lo vivió con mucha ansiedad y ahora odia escribir, de hecho no escribe.
Dudas y problemas
No. Hemos visto cómo él solo ha ido avanzando, entendiendo…y lo más que hemos hecho ha sido flipar. De hecho, cuando él empezó a coger el lápiz para escribir lo hacía de una forma muy «basta», y parecía que así no iba a poder escribir bien….pero, con el paso del tiempo él sólo ha ido modificando esto y hace poco me sorprendí al verlo coger el lápiz y escribir como lo hacemos la mayoría.
Las otras preguntas
No hemos seguido el camino oficial, porque quería darle a mis hijos una «escuela» (eso era lo que buscaba en un principio, pero no lo encontré), con la que yo pudiera compartir una filosofía común, una misma forma de entender la educación, el crecimiento, el aprendizaje, etc.
En cuanto a lo que hemos encontrado
Me gusta que el aprendizaje, el crecimiento, el desarrollo personal se da a nivel familiar…es un entorno donde no sólo aprende y crece el niño, sino toda la familia. Las relaciones y el propio ser es el eje fundamental del proyecto, algo que comparto a pies juntillas.
Lo que no me gusta, es que siento que a veces no se acompaña totalmente al niño cuando tiene un interés genuino en alguna actividad o materia; a veces, se diluye este interés debido a la falta del adulto que le atienda, o de tanta «burocracia», o de falta de material, recursos, etc.
Nuestro entorno
Una locura. Primero por salirnos del sistema oficial… cómo van a estar nuestros hijos sin un título. Y después, porque no aprenden. Si no aparecen al final de curso con las calificaciones, y no se saben del tirón lo que se supone que deben saber a su edad (tablas de multiplicar, ríos, verbos, etc.) …qué clase de analfabetos estamos criando?!
Ellos no entienden ni valoran todos esos aprendizajes que se están dando, pero claro, ¡no se ven!, porque no hay unas notas.
De todos modos, al principio nos daban más la lata, ahora ya nos dejan en paz.
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M.
Mis hijos llevan 8 años sin escolarizar y el menor «aprendió a leer» en casa porque dejó el colegio en P5.
Mi hijo no aprendió a leer solo. Es decir. Mi hijo tiene problemas de atención y probablemente una cierta dislexia. Se han podido evitar «daños mayores» por la atención individualizada que ha tenido.
También estaría la pregunta de ¿Qué se entiende por saber leer?
Mi hijo que ahora tiene 14 años sabe leer, claro que sabe leer. Además se ha leído la trilogía de los juegos del hambre en dos meses. Por lo que está claro que sabe leer. Pero la pregunta es ¿Como lee?
Aunque haya leído la trilogía de los juegos del hambre esto no significa que de repente ya no tiene sus problemas con la lectura. Mi hijo es muy visual y lee «en dibujos» es decir que se forma una imagen completa de las palabras y por esto va adivinando mucho lo que lee.
No mira o codifica las letras, lee por forma de las palabras y por algunas letras que reconoce a primera vista. Por ejemplo podría leer: Necesito coger papeles. Cuando realmente pone: Necesito poner carteles.
Al leer la trilogía de los juegos del hambre estas faltas pueden no tener su importancia, pero cuando se lee un comunicado, una carta o se está estudiando, estas faltas pueden tener mucha importancia.
Él mismo está reconociendo su manera de leer. Porque como somos una familia multilingüe estamos aprendiendo el alemán, lengua relativamente fácil para nosotros. Pero allí no conoce el vocabulario a primera vista y no puede leer «adivinando» y como el alemán tiene palabras muy largas y con terminaciones muy variadas pero con raíces muy similares, tiene muchos problemas para leerlo. El mismo lo reconoce: uf, aquí me cuesta mucho y no «reconozco» las palabras.
Me sorprende que se diga que estamos por naturaleza programados para el habla y así también para la lectura y escritura.
El libro de Maryanne Wolf: «Cómo aprendemos a leer» confirma justamente lo contrario y que casi es un milagro de que el ser humano lee.
Mi hijo fue al colegio hasta P5 en un colegio libre donde no se aprendía aún a leer y empezó a aprender algo conmigo en casa a la edad de 7 años, sin forzar, solo con algo de práctica cada día.
Creo que hay niños que miran en imágenes. Mi hijo es así. Es muy artístico, visual… le atrae la fotografía, el dibujo técnico, la aerografía, color y forma, el 3D….. todo lo que no tenga ni una palabra ;).
Mi hijo mayor aprendió a leer sobre la edad de 7 años pero aprendió aún en el colegio (fue hasta tercero de primaria)
Mi hijo menor empezó a leer algo fluido sobre los 8 / 9 años y aprendió en casa. Escribir lo aprendió simultáneamente, aunque no le gusta NADA escribir.
En nuestra casa hay muchos libros. Desde pequeños les he leído en voz alta y les he leído en voz alta hasta ahora mismo que tienen 16 y 14 años de edad. La única diferencia está en que ahora los libros que les leo en voz alta están en inglés y francés para mejorar su vocabulario.
Les he leído en mi lengua materna hasta hace unos 2 años quizás. Toda su vida infantil han tenido un cuento antes de ir a dormir e incluso varias lecturas durante el día.
Hemos seguido durante tiempo la filosofía de Charlotte Mason que trabaja con «Libros vivos» para aprender las diferentes asignaturas como novelas históricas para aprender historia o relatos de viajes para aprender geografía.
Incluso para matemáticas y ciencias hemos utilizado novelas o cuentos infantiles que incorporaban ciencias o matemáticas. Tenemos 4 carnets de biblioteca, una para cada persona de la familia y siempre hay libros de la biblioteca en casa a parte de todos los libros que tenemos nosotros.
Las herramientas
Hasta que empecé a enseñar a leer a mi hijo menor, también creía que no hacía falta mucho material extra para enseñar a leer.
Mi hijo mayor tuvo que aprender a leer en P5 que fue horrible donde yo solamente pensaba que había que esperar y ya vendría. Por suerte pudimos cambiar de colegio y mi hijo mayor sí que aprendió a leer en el colegio desde primero hasta tercero. Pero era un colegio de la Escuela Activa con metodología algo diferente y lectura global.
Le costó algo la lectura y sigue teniendo algunos problemas con ortografía, pero nada «grave». Arrancó con la lectura individual sobre los 10 años cuando ya había dejado el colegio.
Mi hijo menor dejó el colegio en P5 y ya estábamos en el colegio libre por lo que no hizo nada de lectoescritura en el colegio. Empezó conmigo en casa en lo que le correspondería como el curso de primero de primaria cuando ya había cumplido bien los 6 años. Empezamos muy «light» con una metodología que combina la lectura global y silábica.
En principio he visto muchas veces que los niños con interés, capacidad normal y algo de ayuda arrancan fácilmente a leer en primero de primaria al haber trabajado durante 5 años como profesora de primero de primaria en un colegio inglés donde enseñé a leer a 25 niños en cada curso y sí, el milagro pasa, la gran mayoría a finales de primero simplemente lee. Pero siempre hay aquel niño o aquellos dos niños donde ves que no…. no cuaja…. no arranca…..
Mi hijo menor hubiera sido uno de estos en primero de primaria. Dedicábamos cada día una media horita a la lectoescritura y por lo demás yo le leía todo. Ha hecho juegos con letras, escribir en arena, plastelina con letras, estampación con letras, letras magnéticas, juegos de ordenador con letras…… todo lo que era juego y letras lo hemos hecho.
Pero no ha comenzado a leer lo que se diría leer, leer hasta finales de lo que sería segundo empezando tercero de primaria y aún así le costaba (y le sigue costando) bastante.
De estas herramientas ha utilizado de todo: letras imantadas, juegos de letras, puzles de palabras, juegos en el ordenador…
El proceso
En mi hijo mayor el proceso fue normal. Quizás algo más lento de lo que el colegio normal hubiera querido, pero al estar en un colegio más libre se le dio algo más de tiempo y como después en casa nunca le he obligado a leer un libro determinado, sino que solo ha leído lo que ha querido leer, creo que esto le ha ayudado a reforzar esta lectura para poder llegar a ser un buen lector como lo es ahora que lee en 3 idiomas indistintamente (los 3 idiomas que utilizamos en casa: Castellano, Catalán y Holandés) y también en inglés y francés.
En mi hijo menor lo sorprendente ha sido el nulo interés en la lectura. Nunca le ha interesado. Es un chico de imágenes y no le interesan las palabras. Creo poder decir que gracias a la Educación en Casa ha llegado a un nivel aceptable de lectura, no ha tenido que pasar por lecturas obligadas, solo ha leído lo que ha querido aunque yo cada día les pedía «algo» de lectura, pero mi hijo menor ha leído toneladas de comics cosa que yo he aceptado como lectura. Le he ofrecido siempre lecturas sobre su centro de interés y hemos hecho mucha lectura conjunta (él una frase yo otra… él una página yo otra…)
Problemas y dudas
Con mi hijo mayor no directamente. Digamos que no ha sido un lector «fácil» pero con paciencia y tiempo ha llegado adonde se supone que tenía que llegar.
Con mi hijo menor sí que hay un problema para la capacidad lectora. Tiene otra manera de mirar al mundo. Mira en imágenes y las palabras no le atraen. Digamos que de momento no se ha solucionado. La opción que hemos tomado es buscar unos mínimos en esta lectura para que pueda leer bien y por lo demás basarnos en sus otros intereses artísticos y relacionados con la imagen como: el stopmotion, la fotografía, el dibujo técnico, la aerografía, el 3D…
Las otras cuestiones
El sistema oficial no me ha convencido justamente por tener dos hijos que aprenden «de una manera diferente». El sistema educativo me ponía como opción medicar a mi hijo mayor, cosa que quería evitar si fuera posible y como se ha demostrado ha sido posible.
Mi hijo mayor ha tenido la oportunidad de aprender a su manera en casa y ha llegado más lejos de lo que yo me hubiera incluso imaginado hace 8 años cuando dejamos el colegio.
Para mi hijo menor probablemente lo mismo aunque su paso por el colegio fue más corto. Hemos elegido acompañar su manera de aprender exigiendo solamente unos mínimos.
No somos unschoolers y en nuestra casa siempre se ha tenido que trabajar algo «escolarmente» pero siempre ha sido siguiendo sus intereses. Si le interesa la fotografía se le puede ofrecer libros de fotografía para leer. Si le interesa el circo le ofrezco libros sobre el circo… etc.
Nuestro rol
Tenemos el rol de guía en su aprendizaje y en su desarrollo de sus intereses. Si le interesa Napoleón le busco libros sobre Napoleón para leer y le busco videos sobre Napoleón y le ayudo a hacer un disfraz de Napoleón. Si le gustan los dados le compro dados de todas las formas para que pueda jugar con los dados, le ayudo a hacer sus propios dados y juego juegos de dados con él y buscamos información sobre la historia de los dados.
Como padres nos toca buscar toda la información que quiere saber de las formas más diversas. También soy de la opinión de que nos toca ofrecer nuevas oportunidades y actividades que no se les ocurren a los niños mismos por si pueden llevar a nuevos intereses que ellos no sabían.
No se trata solamente de esperar hasta que el niño diga «me interesa tal» y darle toda la información sobre tal (que es una parte de nuestra tarea), pero igual de importante es ofrecerle un banquete de oportunidades nuevas de aprendizajes varios sin obligar ni forzar para ver si surgen nuevos intereses.
El entorno
En general todos son muy positivos. Al principio quizás algunos decían ¿estáis seguros? ¿No es ilegal? pero en general ha sido positivo. Lo que sí hemos notado mucho es cuando hicimos el paso a la educación secundaria.
Mientras que estaban en edad de primaria no hubo tantos «comentarios» pero al llegar a la secundaria muchos nos decían ¿También secundaria? ¿Y vais a poder? ¿Y tú puedes con todo esto? ¿Y tú sabes todas estas mates?… Y ahora con el bachillerato de mi hijo mayor pues ya te imaginas… aún más: ¿Uf, y cómo lo hacéis…??
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S.
Hola, mi hija tiene 7 años y medio, hacemos homeschooling, o mejor dicho unschooling. Dos días a la semana va a una escuelita libre. Hace una hora y media de circo y otra de piano a la semana también como cosas programadas.
Somos familia monoparental, vivimos en una ciudad, las dos. Los primeros años de vida de mi hija, vivimos en comunidad y en entorno rural.
No recuerdo exactamente, cuando aprendió. La primera palabra que leyó, estaba escrita como grafiti en una pared, debería tener cinco años. Después de ver que identificaba palabras sueltas aquí y allá, empezó a buscar descifrar cuentos que ella ya conocía.
A escribir fue más tarde, primero le interesó más aprender a leer y luego, cuando quería escribirle algo a alguien para hacerle un regalo, empezó a querer escribir. Pero no podría decir exactamente cuando sucedió, las dos cosas sobre los cinco años.
En cuanto a la relación con la lectura, a mí gusta mucho leer, es habitual en casa la lectura, ya sea la prensa, literatura, o en el ordenador. Con mi hija enseguida se instauró el hábito de leer cuentos antes de dormir. Incluso libros (no tan destinados a niños pequeños, sin apenas ilustraciones), novelas juveniles, o libros de literatura. A ella le gustaba escuchar igual, y a mí leérselos.
Las herramientas
Cuando vi que se interesaba en querer leer, hice unas tarjetas de cada letra en mayúscula y minúsculas, inspiradas en material montessori, es decir, con relieve y tacto que pudiera identificar la forma con las manos también. También usaba el ordenador para practicar la escritura, supongo que también porque me veía a mí hacerlo a menudo. Los cuadernos de escritura están pero nunca han tenido apenas éxito, le aburren. Escribe cuando quiere hacer alguna carta a su primo que vive lejos, o una tarjeta para alguna amiga/o.
Las tarjetas de las letras, finalmente quedaron colgadas en la pared del comedor un tiempo, como un enorme póster, y cuando ella escribe, me pregunta a menudo, con que «b» se escribe…, o «g» o «j», y así.
El proceso
Muy natural. La lectura fue como de repente, como si hubiera llevado unos meses de ir interiorizando el aprendizaje, y un día Chas! sale hacia afuera, conecta todo lo aprendido y empieza a leer, el proceso, entonces se aceleró, y vi que podía leer cualquier cosa. Recuerdo su motivación por decirme en la cama como de costumbre leer un cuento o historia, «no mami, hoy te lo leo yo».
En lo que se refiere a la escritura, me llamó la atención que tendía mucho a escribir de derecha a izquierda, incluso a día de hoy, a veces todavía le sale así. Las letras al principio (y a veces ahora), miran hacia su lado opuesto, y escribía, de derecha a izquierda. Es zurda, así que supongo que esto tiene sentido.
Al principio de su proceso de aprendizaje en la lectura también tendía a empezar a leer de derecha a izquierda en la distribución de las páginas. No le corregía, pero sí le explicaba que en esta cultura escribimos hacia el otro lado.
No hemos tenido problemas ni dudas respecto a su proceso.
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M.
Nuestra hija empezó a leer a los seis años. Nuestro hijo tiene diez y lee, despacito, desde hace dos o tres años. Los dos empezaron a escribir cuando empezaron a leer.
En casa leemos, y les hemos leído bastante a los niños. Leemos mucho y en distintos idiomas.
Las herramientas
Había una pizarra en la habitación de los niños (una pared pintada de pizarra). No había ningún ordenador. Sí hubo un cuaderno de caligrafía que mi hija quiso comprar porque lo vio en el supermercado. Un alfabeto de imanes en la nevera. No tengo la sensación de haber buscado materiales especiales.
El cuaderno de caligrafía sí se usó, mi hija lo hizo entero. Le apetecía escribir claro, bien y bonito. Los imanes en la nevera no suscitaban una atención especial, ni la pared de pizarra. Mi hija simplemente empezó a leer y al poco tiempo terminaba novelas. Mi hijo lee los subtítulos de las películas, libros especializados de magia, papiroflexia, etc., comics y alguna web para aprender a programar. No parece interesado en leer cuento ni novela.
El proceso
Ambos piden ayuda con la ortografía (ahora tienen 12 y 10 años), no les gusta que queden faltas en los textos que escriben. Por lo demás, leen y han leído lo que les ha llamado la atención. Y lo que no, pues no. Alguna vez han pedido ayuda, les hemos leído lo que querían.
Quizá me ha llamado la atención que no les hemos enseñado a leer, y saben hacerlo. Tampoco les hemos enseñado a manejar un móvil ni un ordenador, y se manejan (en distinto grado) bien. Es un poco misterioso.
Dudas y problemas
No hemos tenido dudas, puesto que saben leer. A escribir, suponemos que irán aprendiendo poco a poco. También es cierto que están aprendiendo castellano, catalán e inglés. Comprenden los tres idiomas. (Mi hija también está aprendiendo algo de francés.) Creemos que se irán familiarizando con la ortografía y la redacción de todos ellos.
Las otras preguntas
Hemos escogido una escuela libre, porque las escuelas oficiales que se encontraban a nuestro alcance en el momento de decidirnos por alguna eran todas ellas decepcionantes. Así que optamos por otra vía.
Nos gusta el interés que nuestros hijos mantienen por aprender, en general. La autonomía que muestran a la hora de hacer algo, sea cocinar o hacer cuentas. La capacidad de decisión, de escoger lo que quieren y lo que no quieren hacer en un momento dado. La creatividad para entretenerse, para inventar algo. (Ojo, les gusta el entretenimiento “enlatado”, los videos musicales, las películas, etc.; pero si no hay, normalmente dan con otra actividad que también les llena.)
No nos gusta el hecho de que esté en la alegalidad, porque nos obliga a pasar, al menos un año, por la escuela convencional, y vemos que el salto en las relaciones, y el estrés, puede ser duro (lo está siendo para otros que han hecho un recorrido parecido). Ojalá la escuela a la que van nuestros hijos pudiera darles el certificado según el cual han terminado la etapa secundaria obligatoria.
El rol
Somos sus padres. No descartamos enseñarles nada “académico”, pero tampoco nos obligamos a enseñarles nada académico…
El entorno
Con alguna inquietud por las asimetrías con el sistema oficial. “Este niño, ¿no tendría que estar ya aprendiendo a leer?” era un comentario posible, por parte de los abuelos. Como nos han visto convencidos, tampoco han sido muy insistentes.
Los comentarios se han ido moderando conforme los familiares han visto los avances de nuestros hijos (desiguales, asimétricos, pero avances) en áreas como las lenguas, la programación, la música, las habilidades de prestidigitación y circo, etc.
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M.
A los cinco años y dos meses aprendió las dos cosas de forma simultánea.
En casa hay muchos libros y se lee mucho. Sí le leíamos libros todos los días.
En casa había algunos materiales, letras montessori y cuadernos de lectura.
De los materiales, quizás lo que más interesó fueron los cuadernos de lectura que leíamos como un cuento más y que mi hija se miraba por su cuenta cuando le apetecía.
El proceso
Mi hija empezó a preguntar por las letras a los cuatro años y nosotros le imprimimos el abecedario y se lo colgamos en la pared (un folio para cada letra) y en poco tiempo se lo sabía de memoria. Después de eso se pasó un año pidiendo que le leyéramos todos los rótulos que encontrábamos por la calle.
A los cinco años le compré unos sellos de goma con las letras para estampar con tinta. Se sentó en su mesa y empezó a construir palabras con sentido, surgió así de repente ante la sorpresa de todos. Cuando salimos a la calle ya comprendía los rótulos por sí misma. Así funciona, el cerebro hace el clic y descifra el código oculto.
En ese momento, con cinco años, leía cosas breves porque se cansaba. Ha sido a partir de los seis que no ha parado de leer.
Dudas y problemas
No nos dio tiempo a tener, fue muy precoz.
Las otras preguntas
El interés por otro tipo de educación ha ido surgiendo de forma natural a raíz de informarnos e ir respetando sus procesos de desarrollo. Además, al vivir en Barcelona estamos muy acompañados con otras personas que hacen lo mismo y eso ayuda.
De lo que hemos encontrado nos gusta todo, eso no quiere decir que sea siempre fácil ni que no haya contratiempos y dificultades.
El rol
Yo que soy la madre y que paso el mayor tiempo con ellas, me considero «asistente» de mis hijas, las asisto cuando me necesitan y les procuro rodear de un ambiente rico.
El entorno
Les cuesta, es un poco cansino tener que andar justificándose todo el tiempo pero con el tiempo todo se pone en su lugar.
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E.
Con 2 años ya sabía leer oraciones completas… con 5 años empezó a escribir letras y con 6 ya escribía palabras completas de forma comprensible y de pequeño tamaño.
En casa leemos continuamente. Libros, revistas y muchísimo en internet.
Personalmente leo en voz alta a mis hijos diariamente, y hemos creado costumbre de lectura individual, mientras se está en el baño. Sacamos libros de la biblioteca semanalmente, y hacemos intercambio de libros con los amigos.
Las herramientas
Hicimos método Doman de lectura, y en el caso de la escritura, simplemente a surgido.
Hemos usado todas las herramientas que teníamos.
El proceso
En el caso de la lectura, probamos con Doman, y continuamos porque le encantaba. En el caso de la escritura, está siendo más lento, porque no le ha encontrado la utilidad aun.
No hemos tenido dudas ni problemas.
En el caso de mi hija, que es más pequeña y aun no ha aprendido a leer… la hemos dejado a su aire, porque simplemente no le intereso el método doman… personalmente considero que es más auditiva y kinestésica, por lo que ese método no es adecuado para ella… cuando llegue el momento aprenderá…
Las otras preguntas
Creemos que es poco ético enviar a los niños a un sistema escolar que sabemos que no funciona. La mayoría de las personas que conozco han sido excelentes estudiantes, con altas notas, y que en estos momentos ostentan títulos universitarios, o incluso de postgrado, y desgraciadamente siguen sin poder obtener trabajo… moraleja, algo ha fallado… hemos perdido por el camino, la capacidad para crear, y por consiguiente hemos perdido la capacidad para sobrevivir… esto es fatal.
Queremos ofrecerles a nuestros hijos algo mejor que esto (una niñez feliz, el autoconocimiento de sus capacidades y debilidades, y una instrucción personalizada, acorde a sus intereses), porque sabemos que la actual oferta educacional, a nivel de instituciones, no es garantía para la vida adulta más plena… ni siquiera para poder encontrar trabajo.
Hacemos educación en casa.
A nivel educacional y de socialización nos encanta. Los niños aprenden a una velocidad increíble (muchas veces hasta cosas que nosotros no sabemos), y se relacionan con los demás de una manera mucho más civilizada.
A nivel social es un drama vivir preocupados por pagar la renta, y por el que dirán los familiares, vecinos y cuánto podremos mantener esto.
El rol
Somos los que criamos a nuestros hijos, responsabilizándonos por completo de su educación.
El entorno
La familia lo lleva mal. La insistencia es muy fuerte, porque no está dentro de sus convicciones, y consideran que los niños están perdiendo oportunidades, y nosotros perdiendo nuestra vida como adultos jóvenes.
No los culpo. Su realidad y sus experiencias de vida son completamente diferentes a las nuestras, y por otra parte, se sienten juzgados como padres al vernos tomar un camino tan diferente al suyo, pero a veces es realmente agotador.
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S.
Mi hija tiene 5 años y medio, y está ahora en el proceso de aprender a leer y escribir… Ya se sabe todas las letras en mayúsculas, y me di cuenta hace unos días que las reconocía casi todas en minúsculas también… Está entendiendo el proceso de sonido de silabas… avanza en su camino, y me sorprende cada día…
Yo (mama) leo muchísimo, de todo y «me como» los libros… aprendí a leer sola a los 6 (con acompañamiento de mis padres, claro), antes de ir a la escuela (empecé la escuela a los 7)…
El padre no lee mucho, y más bien biografías, documentales… Pero siempre lee un par de historias a nuestra hija antes de dormir… Yo también le leía, pero al nacimiento de su hermanito (que tiene 2 años y medio ahora), le leí menos… Ahora leemos a los 2 cada vez que quieren y que estamos disponibles…
Hace unas semanas que me dijo que «quería leer solo», entonces estoy muy pendiente, cada vez que quiere escribir o leer una historia conmigo… Yo les leo en francés, mi marido (que es argentino) lee en castellano, y a veces
Herramientas
Tenemos un libro muy bonito (Balthazar, una serie de libros franceses) inspirado del método Montessori, con letras con texturas. Le gusta bastante. Lo lee a veces, hace las letras, y lo olvida, y vuelve a leerlo… tenemos 2 pizarras negras, donde me pide regularmente que escriba cosas, las borra y las vuelve a escribir (el método se lo invento ella)…
Tiene ordenador a disponibilidad, con juegos interactivos en español, francés e inglés… Tienen muchos libros, y tienen derecho a «leer» los nuestros (están a su disponibilidad). Hay «cuadernos de actividades» o «cuadernos de vacaciones» que regalaron mis padres, y a veces ella los utiliza, dibuja, copia letras, juega…
Tenemos letras que ella dibujó en un papel magnético, para ponerlas en la heladera, así puede jugar con ellas, e inventa palabras, me pregunta cómo suena después…
El proceso
El proceso fue muy como ella, siguiendo su personalidad. Muy autónoma. Cada vez que tengo dudas y quiero ver un poco a qué nivel está en su aprendizaje, preguntando sin que ella me haya pedido nada, se enfada!! Así que como vi varias veces, por casualidad, que si que estaba aprendiendo un montón, la deje en paz.
Me pide cosas muy específicas, como escribir palabras o frases, para que las pueda borrar y copiar. Y como decía, hace unas semanas que me dijo «quiero saber leer», así que hablamos del hecho de que era un proceso, que conocía mas y mas letras, sonidos, palabras, y que siguiendo así seguro pronto podría leer sola (no tiene mucha paciencia) 🙂
Yo creo que es la mezcla de todo eso que la hizo avanzar, le encanta escribir en la pizarra negra, copiar las palabras/frases que me pide, y le gusta mucho jugar con el ordenador, reconocer letras en el teclado
Problemas y dudas
Siempre tengo dudas sobre este aprendizaje, y entendí que era sano… 🙂 Creo que es nuestra manera de pensar, porque creemos siempre que sin la escuela/o algún método estricto, están perdidos y no aprenderán nada… esto es un problema nuestro, y no de nuestros hijos, nos tenemos que desescolarizar!!
La solución siempre vino sola… Por casualidad, vi mi hija escribir una silaba u otra, sabiendo como sonaba… Por casualidad, me di cuenta que reconocía las minúsculas también… Entonces supe que estábamos en el buen camino. Sé que con su hermano será diferente, porque tiene una personalidad diferente… ya veremos cómo haremos… 🙂
Las otras preguntas
Mi hija nació en Barcelona y entro en P3 «como todos», en una escuela pública «normal», cuando tenía 3 años… y ¡fue un desastre! Estaba totalmente apagada y deprimida en la escuela, y paranoica y agresiva en casa…
Nos dijo que había muchos gritos, que todos los niños eran tristes, y que quería vivir con nosotros, no en la escuela… aguantamos (¿por qué?) 3 semanas, y la sacamos. La directora nos dijo «no me extraña», tienen una hija con mucha personalidad, y una manera de acompañarla muy específica, y creo que estaría mejor en una escuela alternativa, con educación mas libre…
No teníamos ni idea de nada. Empecé a mirar otras escuelas, y mientras, conocí familias que educan en casa, unas cuantas que hacen unschooling…
La inscribí en Congres Indians (una escuela pública de educación libre, muy buena), pero estábamos muy lejos en la lista de espera… el año siguiente lo pasamos muy bien haciendo unschooling, y estuvimos contentos que no entrara en la escuela al final… Monté un taller de Arte Libre, (http://artelibreguitarnina.blogspot.com.es/) que hago cada semana, en un sitio autogestionado hace ahora 1 año y medio, y nos hicimos amigos con unas familias unschoolers.
Tenemos también amigos con niños escolarizados, amigos sin niños, amigos con niños en escuelas libres… y aprendemos cada día sobre miles de cosas diferentes, como nuestros hijos…
El camino
Bueno, ¡la verdad es que me gusta todo de ese camino!!! Nos sentimos mucho más en la vida real, ¡mucho más vivos! Encontramos a personas hermosas y nos hicimos muy buenos amigos, nuestros hijos también… Y encontramos personas con quien no tenemos tanto en común, como siempre, con o sin escuela… 🙂 Lo difícil, es al nivel organización, y dinero, ya que yo trabajo mucho menos como estoy todo el día con los niños. Pero esta genial, porque mi marido se entrego un montón en este sistema de vida, para estar mucho más con ellos…
El rol
Somos acompañantes, les damos amor, y unas reglas mínimas de convivencia, en casa y afuera…
El entorno
A los amigos les parecen extra que podamos vivir así… Además es lógico con nuestra manera de acompañar a los hijos, los respectamos y amamos un montón, y nos parece obvio que ahora es el momento para estar con ellos y para ellos lo más que podamos…
Yo siempre digo que no es cuestión de poder, sino querer… pero bueno… cada uno respecta la elección del otro, y si hay discusión, no es estéril, siempre nos hace avanzar, siempre es súper interesante y con mucho respecto.
Los familiares se quedaron un poco sorprendidos, y a veces se preocupan, pero más bien por el hecho de que es más duro al nivel dinero para nosotros, porque ven que nuestros hijos están muy bien, así que…
La gente que no entiende nada o que les parece una locura o falta de responsabilidad etc., sería más bien alguna persona que encontramos un día al año en algún parque…
O sea, tenemos suerte, a la gente que tenemos alrededor les parece súper interesante, y hasta algunos al vernos, a ver como evoluciono nuestra hija, ¡se están viniendo en este camino también!!
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T.
Mi hija mayor (N) aprendió a escribir a los 7 años y a leer a los 8, aunque actualmente tiene 10 años y la lectura todavía no se ha consolidado, pues todavía no lee con fluidez ni tiene gran comprensión de lo que lee si el texto es de más de una línea. Desde los 9 años escribe con gran soltura. Incluso ha escrito un cuento de más de 12 páginas – tamaño cuartilla- (con faltas de ortografía, pero separando la mayoría de las palabras).
Mi hijo pequeño (K) está aprendiendo a leer desde hace unos meses (cuando estaba cerca de cumplir los 6 años). El interés por escribir le surgió el año pasado (cuando tenía 5 años) para escribirme una felicitación de cumpleaños y para escribirle la carta a Papá Noel.
En casa les leo cuentos desde que la mayor tenía 6 meses. Al año mi hija mayor (actualmente tiene 10 años) ya escuchaba los cuentos que yo le contaba con atención. Yo soy una gran aficionada a la lectura, y uno de mis hobbies es coleccionar cuentos, así que disfruto mucho de leerles varios cuentos al día, con frecuencia durante más de una hora, casi cada día. Mi hijo pequeño me escucha contar cuentos desde que nació.
En casa las principales herramientas para la lectura han sido y siguen siendo: contarles (no leerles) con apoyo visual de los cuentos y libros, muchos cuentos desde bebés y aún ahora; como forma de despertar su interés por las historias que se encuentran en los libros. Sólo cuando ya eran más mayorcitos (a partir de los 4 años más o menos, de la mayor) empecé a leerles los textos de los cuentos, con “adaptaciones” de palabras, etc. La abuela materna hacía lo mismo cuando iban a su casa.
En casa tanto su padre como yo, leemos muchísimo (Papá en formato digital y Mamá en papel y digital) y gustamos de comentar en la sobremesa pasajes de libros que estamos leyendo y reflexiones sobre ellos. Solemos leernos fragmentos en voz alta el uno al otro -mi marido y yo-. Esto les impregna de la idea de que “los libros, -textos- tienen dentro “algo” interesante y que puede ser compartido, incluso por quienes no lo han leído y quienes no leen todavía”.
También hemos usado el ordenador, para buscar información en internet y clasificarla en nuestras carpetas personales (había que leer para encontrar la carpeta de los documentos en la que ponía “muñecas princesas recortables de los años 60”, o encontrar el cajón en el que pone “pijama” para poder ponérselo).
En casa hay muchos diccionarios (sí, me encantan y tengo debilidad por los de sinónimos) y tenemos varios de los tres idiomas que hablamos en casa. Para mis niños es habitual verme usarlos hasta el punto de decirme “Mamá si esa palabra no la sabes… ¡míralo en el diccionario y ya está!”.
Desde muy bebés les fascinaba cargar con esos “libracos” y transportarlos de aquí para allá y hacer como que los leían. Se sentaban en el sofá y se inventaban historias que narraban en voz alta mientras reseguían con el dedo las letras (del revés, ¡porque tenía el diccionario cogido boca abajo!).
Además, con las cubiertas en piel y letras doradas… los diccionarios tienen un “halo» de misterio que hace que siempre acaben siendo los libros preferidos para ser usados como “El Libro Secreto de las Brujas” o “El Libro de los Secretos de los piratas” en sus juegos. Juegan a que leen. Y así aprenden a leer, como aprenden a todo, jugando.
Los juegos didácticos “para aprender a leer” jamás han sido bienvenidos por mis hijos y los pocos que he intentado ofrecer han sido rotundamente rechazados (me olían muy rápido la intención “educativa», ja, ja, ja).
Con la escritura ha sido un poco diferente. Con mi hija mayor me agobié al ver que llegaba a los 7 y no mostraba interés alguno por las letras. Me inventé las mil y una propuestas: juegos y cuentos al estilo Pedagogía Waldorf, letras imán en la nevera, letras de madera, masa de sal…
Cualquier intento de forzar-estimular… era automáticamente rechazado y se cerraba en banda. Sin embargo, el interés por las letras se disparó al encontrar un buen motivo para escribir: quería escribir una carta a papá Noel (y que yo no supiese qué ponía).
Ahí empezó a pedirme los recursos:
N – Mamá, ¿Cómo se escribe ____? En ese momento yo se lo escribía en un papel, cuidado la caligrafía. Muy despacito. Y ella lo copiaba. Copiaba sin conocer la mitad de las letras del alfabeto. Pero en poco tiempo las reconocía casi todas.
Para ella escribir pasó de ser “UN ROLLO” a ser algo “NATURAL” cuando decidió que quería escribir un cuento. Había ilustrado ya bastantes cuentos y me pedía que yo se los contara.
Como yo desconocía TODOS los detalles que para ella eran importantes en el cuento le sugerí que escribiera el texto poniendo lo que PARA ELLA era importante del cuento y que quizás no podíamos deducir viendo la ilustración. Escribió 3 líneas y dejó el cuento durante casi un año.
Al cabo de ese tiempo, se lo volvió a encontrar y se lanzó de cabeza a escribirlo. Al principio con todas las palabras juntas y poco a poco (al re-leérselo yo cuando me lo pedía) se dio cuenta de que las palabras tenían que separarse para que el texto tuviera sentido y para que quien lo leyera no se quedara sin aliento.
Poco después, a consecuencia de ofrecerle a otros adultos que leyeran su cuento y darse cuenta de que tenían grandes dificultades para comprender lo que allí había escrito, me preguntó que por qué a ellos les costaba tanto leer su cuento. Hablamos del tema de los márgenes, los espacios, la separación entre palabras, el tema de escribir en otro papel un texto-borrador, corregirlo modificarlo las veces necesarias hasta que quedara como ella quisiera y después pasarlo a limpio en su libreta-libro ilustrado.
Aquello también marcó un hito, ya que el hecho de poder escribir sin tener que poner atención a la caligrafía, porque sabía que después lo pasaría a limpio, le dio la seguridad para lanzarse a escribir lo que le pasaba por la mente y experimentar el placer de hacer eso. ¡Era una gozada verla!
Lo mismo ocurrió con la ortografía y con la presentación del texto: puntos, comas, guiones, entrecomillado, márgenes, espacios, subrayados…. En menos de un mes de escritura casi diaria de al menos una cuartilla, (a veces escribía 4 hojas al día) su escritura había dado un salto cuántico. Después de aquello, que ella eligió hacer sin ningún tipo de imposición, escribir dejo de darle pereza, dejó de “ser un rollo”.
El paso de las mayúsculas a las minúsculas también fue otro “momentazo”. En casa yo les mostré primero las letras en Mayúscula tipo “palo”, y N se aferró a ellas durante años. Se negaba a que le mostrara que también se podía escribir en minúscula. Y aunque en el ordenador las letras que le salían eran en minúscula y las de los textos de los cuentos y libros también… no quería ni oír hablar del asunto. Yo elaboré un cartel con el abecedario, con cada letra en mayúscula, y las dos minúsculas posibles, la ligada y la de imprenta (tipo script).
Con 9 años descubrí que cuando iba a casa de la abuela, ésta le insistía que debía escribir en minúsculas y con letra ligada. La niña, para agradar a la abuela, de la noche a la mañana pasó de no escribir ni una minúscula, de no haber hecho ni un ejercicio de caligrafía, a escribir en letra ligada minúscula PERFECTA.
Con una calidad caligráfica que ya quisieran muchos adultos para sí. (Lástima de las noches de dudas que pasé hasta ese momento, si lo llego a saber…). Cuando alguna letra no la tenía clara, cogía espontáneamente el póster-abecedario que elaboré y al que no había hecho, aparentemente, ningún caso a las minúsculas y copiaba la grafía.
A día de hoy, con casi10 años, sólo emplea la minúscula para escribir a su abuela y para cartas especiales, no como forma habitual de expresión escrita.
Algunas de las “herramientas” que hemos usado también han sido: tener muuuuchos rotuladores de colores, lápices, pintura témpera, acuarela… con las que dibujar y practicar los trazos, recordemos que escribir es dibujar símbolos.
Con mi hijo pequeño, las herramientas que más he usado han sido: papel y rotuladores (mis hijos nunca escriben con lápiz, siempre con rotulador y la mayor desde los 9 años también usa boli o rotrings, no temen equivocarse y tener que borrar, así que me dicen que no les gusta y punto).
También usé con K las letras de madera cuando tenía 5 años y quería escribir. Él me decía qué quería escribir, y yo le iba poniendo las palabras, una a una, con las letras de madera recortadas (no de las dibujadas, sino de las que tienen todo el contorno de la letra recortado).
Escogí ese material para él porque mi hijo es muy cinestésico, necesita tocar, sentir TODO, las letras también. También usé palos del jardín para confeccionar letras, y piedras. Eso le encantaba. Y como con su hermana, le presenté el póster-alfabeto con las letras en mayúscula y los dos tipos de minúscula, pero por el momento le va mejor si se las escribo yo en un papel.
Todavía no conoce todas las letras del abecedario, y sin embargo ya escribe muchas cosas (la W la Ñ, la V, la Z y la F, no suele necesitarlas para expresar sus ideas y escribir sus mensajes). Sin embargo ya escribe QUIERO y reconoce que Q-U-E se lee “QUE”. Todo en mayúsculas.
Con 6 años empieza a leer lo que pilla reconociendo (entendiendo) palabras cortas. Tiene interés por practicar la lectura y no duda en leer palabras largas (aunque no sepa lo que significan) y varias líneas de un texto (que no retiene y por tanto no entiende).
A K le fascina aprender cosas nuevas y le encantan los retos. Un día dijo:
K: Mamá quiero escribir una cosa. Me pidió que le ayudara escribiéndole yo las letras en un papel. Las copió increíblemente bien (para ser la primera vez que dibujaba letras, siendo un niño que por esa época no dibujaba nada figurativo).
Así seguimos una temporada y luego le ofrecí las letras de madera.
Y así sigue: “Mamá, ¿cómo se escribe____? Ahora ya conoce tantas letras que le deletreo los fonemas
Yo- “G_A_T_O”. Empieza por la letra “Ggggg”, la de Gabi (su prima).
Resumiendo el proceso
Diría que principalmente con la escritura me he enfocado en ofrecerles las letras asociadas al sonido (método fonético), no a la sílaba y además ellos han aprendido por su cuenta a registrar la imagen de una palabra (método contextual).
Creo que en ambos casos lo que les ayudó a aprender a escribir y a leer fue… tener una motivación importante para ellos, tanto como para querer hacerlo.
Supongo que también tener modelos de personas que escriben y leen todos los días en su presencia.
Dudas y problemas
Mi marido siempre se ha mostrado completamente seguro y convencido respecto a la capacidad de los niños de aprender a leer y a escribir. Pero yo, por deformación profesional (he pasado muchos años estudiando patologías del aprendizaje) y personal (suelo dudar más), por presión social y familiar, he tenido momentos de verdadera frustración con mi hija mayor.
No porque dudara de la capacidad de mi hija para aprender a leer y escribir, sino por las expectativas que tenía sobre a qué edad se supone que los niños tienen interés por aprender a leer y a escribir. Frustración por sentirme mal de no ser capaz, YO, de darle su tiempo, de respetarla en sus ritmos e intereses. Frustración y enfado conmigo misma, por permitir que las presiones de la familia externa me llevaran a “presionar”, “dar un empujoncito” a mi hija en la lectoescritura o las mates.
Se ha solucionado cuando ha llegado su momento madurativo. Cuando ella ha decidido querer escribir y empezar a practicar la lectura. Cuando yo me he trabajado mis expectativas, mis prioridades y mis objetivos para con ella.
Con mi hijo pequeño (actualmente 6 años) no he tenido tiempo a tener dudas, porque se ha adelantado a mis expectativas y ha empezado a hacer todo antes de lo esperado por mi. Además la experiencia de llevar años acompañando y orientando el aprendizaje de mi hija mayor, ha hecho más fácil para mí aprovechar los recursos de los que ya disponía, con el pequeño.
Las otras preguntas
Porque la escuela (en la práctica, no en la teoría) ofrece unos valores que chocan totalmente con los nuestros y con la filosofía vital que tenemos en nuestra familia. (Porque he trabajado muchos años en escuelas y siempre supe que eso no era lo que quería para mis hijos.)
Porque deseamos que nuestros hijos sean libres de elegir qué quieren aprender, cómo, cuándo, dónde, de quién y con quién.
Porque disfrutamos de estar juntos y nos encanta Crecer en familia.
Porque disfruto tanto de ver cómo aprenden… que no me lo quiero perder.
Porque los que más aprendemos acompañándoles en su vida diaria somos nosotros. ¡Ellos son nuestros maestros de lo verdaderamente importante!
Porque ellos quieren estar con nosotros y con las personas que ellos eligen, no con las que les imponen.
Porque ellos no desean ir. Si quisieran ir, los llevaríamos.
Por todo ello elegimos no escolarizar a nuestros hijos y acompañarles y asistirles en sus procesos de aprendizaje autónomo, auto-dirigido. Ofreciéndoles propuestas, orientación de el uso de las herramientas disponibles, compartiendo actividades y espacios con otras familias (algunas que también crecen sin escuela y otras que escolarizan). Y sobretodo intentando mostrarles cada día cuánto les amamos y respetamos.
En cuanto al camino elegido
No me gusta la presión familiar que experimento, tampoco la presión legal. Pero me lo trabajo en mi misma, para que llegue a dejar de importarme.
Me encanta despertarme junto a mis hijos por la mañana y empezar la jornada con calma en el sofá, leyendo cuentos, hasta que estamos lo suficientemente espabilados como para decidir cómo deseamos que sea nuestro día de hoy. Planificamos entre los tres (si está Papá, entre los cuatro) lo que queremos hacer cada uno de nosotros y cómo organizarlo para satisfacer a todos en la medida de lo posible. Y nos ponemos a ello.
Me encanta sentir la libertad crear mi Vida cada día y ofrecerles la posibilidad de que ello hagan lo mismo con las suyas.
Rol en la educación
Yo (la Mamá) soy la que paso más horas con ellos. Sin embargo el Papá está educando, en lo que para nosotros son nuestros valores esenciales, cada minuto que pasa con ellos (aunque sean pocas horas al día). No sé si me explico.
El entorno
Nuestros amigos nos muestran (todos menos una familia) respeto y admiración por nuestra opción de vida (y educativa) y por la forma en que lo hacemos. De hecho son muchas las familias que acuden a nosotros para inspirarse, para recibir consejo y orientación en cómo educar a sus hijos, sin escuela e incluso sobre cómo educar a sus hijos aún cuando algunos les escolarizan.
La familia paterna no se manifiesta ni se inmiscuye.
La familia materna ejerce una fuerte presión y se muestra totalmente en desacuerdo con nuestra filosofía de vida y nuestra manera de educar “auto-dirigida” desde el niño y respetuosa con sus ritmos y necesidades. Les parece una barbaridad el “experimento” ese que hacemos. Consideran que estamos limitando a los niños y sobreprotegiéndolos.
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E.
Tengo dos hijos educados en casa mi hija de 6 años e hijo de 4 años.
Hacemos más Unschooling.
Su aprendizaje ha sido completamente libre, su papá y yo nos mantenemos cerca de ellos observando cada una de sus inquietudes.
Mi hija de 6 años comenzó a dar señales de la lectura a los 4 años. Y cuando menos lo esperamos nos dimos cuenta que ya sabía leer.
Nunca hicimos los ejercicios de fonética, mucho menos planas y planas de letras. Solo un día le vimos leer una de las líneas de uno de mis libros y así fue que supimos que ella ya estaba lista para desarrollar su lectura.
Ahora que ya tiene casi 7 años devora los libros por gusto propio.
Y todo este proceso no fue por cuestión de magia o de la nada, en casa leemos mucho, leemos en voz alta todo el tiempo.
Cuando manejamos (conducimos) leemos los anuncios sobre la calle, cantamos mucho el abecedario, vamos a Librerías cada fin de semana a leer o a comprarnos un nuevo libro.
Básicamente les llenamos el ambiente de LECTURA y así es como mi hija aprendió a Leer, sumar, restar, tocar piano, cello, pintar. Creando el ambiente 100% de lo que queremos que desarrolle.
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C.
Relato en esta encuesta el proceso vivido con mi hija mayor. El caso del menor ha sido muy distinto, ya que se escolarizó sin saber leer a la edad de 8 años y la experiencia de libre aprendizaje no ocurrió.
No recuerdo exactamente a qué edad ocurrió el aprendizaje, fue un proceso absolutamente fluido, al que no prestamos más importancia que otros aprendizajes.
La lectura apareció antes que la escritura. Basándome en su edad cuando se escolarizó, diría que la lectura fue alrededor de los 6 años y medio, y que la escritura, entendida ya como una herramienta que posibilita la creación de frases, alrededor de los 7.
Nos enteramos una noche, en la que mientras cenamos nos dijo que no iba a hablar, se levantó de la mesa, fue a por papel y boli y elaboró algunas preguntas sobre qué íbamos a hacer al día siguiente. Todo en mayúsculas.
A su entrada a la escuela, en los tests de lectura oral y comprensiva, estaba muy por encima de la media de su clase. Tuvo que hacer esfuerzos los primeros meses para adaptarse a la “caligrafía”, ya que como digo, ella escribía en mayúsculas, aunque casi sin faltas de ortografía, pero no “como se supone que hay que escribir”.
En cuanto a la relación con la lectura: yo soy una ávida lectora, su padre algo menos, pero también lee.
La mayor estuvo en contacto con la lectura desde bebé, yo pasaba muchas horas leyendo mientras la tenía en brazos, o estaba jugando a su aire. Desde muy pequeña hasta los 10 años, leímos cuentos y novelas juntas, hoy ella lee por su cuenta, es una ávida lectora con sus propios criterios de selección. Devora libros.
Las herramientas
Sobre todo contábamos con material en el espacio de TIPITAPA: Montessori y otros, en casa también teníamos distintas herramientas: letras de imanes en la nevera (un montón de ellas), muchísimos cuentos, libros, algún cuaderno tipo vacaciones santillana cuando ella empezó a pedir “hacer deberes”, juegos tipo puzles que formaban palabras silábicamente, un alfabeto de madera….
Tanto en Tipi como en casa, jugaba con algunas cosas. Lo que más le apasionaba eran las letras de imanes, con las que jugaba a crear “palabras” que luego nos pedía leer. Así tuvimos que vérnoslas con “prtdums”, gtivbn”, AIMPVI”, y un sinfín de combinaciones que poco a poco le fueron descifrando el código de ordenación de letras para que “sonaran”.
También durante nuestras lecturas preguntaba dónde ponía por ejemplo casa, se lo señalábamos, y así seguimos. NO quería mas información que esa, si por ejemplo al preguntar por “casa”, lo señalábamos e intentábamos deletrear, decía, no, no, sólo quiero saber dónde está…
El proceso
En la pregunta anterior he contestado a esto. No hablaría de “que pidió ayuda”, sino mas que se contestará a sus preguntas o atendiera a sus solicitudes cuando, por ejemplo, quería que le escribiéramos una palabra, tanto en la nevera, como en un papel.
Lo que me maravilló fue la fluidez del aprendizaje, la curiosidad sin ansia que tenía, y el proceso que iba dándose “sin más”, hasta que un día “supo leer” y un poco más tarde escribir. Fuimos muy cuidadosos de no dar demasiada importancia al hecho, pero sí que mostrábamos nuestra alegría frente a sus descubrimientos, pero de igual manera que otros aprendizajes…
Nunca hemos tenido dudas respecto a su capacidad de aprender a leer y escribir.
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A.
El mayor (nacido el 2004) a los dos identificaba palabras, pero a partir de los tres, cuatro leía cuentos más o menos cortos.
El pequeño (2006) algo más tarde, a los cuatro quizá, pero tampoco tuvimos ninguna dificultad.
En casa siempre ha habido y hay libros y somos muy asiduos a la biblioteca (como mínimo vamos una vez por semana). Por Navidad, Sant Jordi y aniversarios siempre les regalamos algún libro. Leíamos libros (y aún lo hacemos) antes de que aprendieran a leer.
Las herramientas
Con el mayor usamos durante un tiempo los bits Doman, hasta que perdió el interés. Pero siempre hemos tenido pizarras, juegos de letras móviles, también el ordenador (pero de más mayores)…
Yo creo que para aprender a leer y a escribir a usado todas las herramientas. El ordenador lo que menos. Lo usamos más ahora.
El proceso
No hicimos nada especial: leer mucho en voz alta. No pidieron aprender, ni les presionamos para que lo hicieran. Yo creo que el ambiente que tenían, les fue propicio. Muchos libros y mucho tiempo para leer.
Dudas y problemas
No hemos tenido ni dudas ni problemas, porque aprendieron sin darnos cuenta. A los dos les gusta mucho más leer que escribir. Así como tienen mucho interés en la lectura, de la escritura no podemos decir lo mismo. De más pequeños sí que les gustaba escribir, pero era más como el descubrimiento de la escritura, ahora no tienen este interés.
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I.
Las otras preguntas
No seguimos la enseñanza oficial, porque creemos que está obsoleta y no contempla las necesidades de aprendizaje de los niños, además el trato al niño en la enseñanza oficial en muchas ocasiones es violento y no respetuoso para con el niño.
La alternativa es una escuela libre.
Lo que me gusta de ello es el modelo de relación con uno mismo y con el otro que mi hija está viviendo e integrando, el respeto por sus procesos de aprendizaje (que son bastantes más de los que pensaba que se iban a dar). La confianza que genera en nosotros como padres hacia los hijos y el potencial que desarrolla eso en el niño.
Nosotros tenemos el rol de adulto que establece un espacio seguro de desarrollo y respeto hacia el niño, donde la voz del niño se escucha y se tiene en cuenta. Un rol activo, donde le ofrezco mi modelo de vivir en congruencia con lo que hago, por lo tanto en constante revisión.
El entorno
El entorno familiar no lo conoce en profundidad y suele verlo desde el miedo, aunque después de tres años sí que ven los resultados en mi hija y les sorprende su evolución y madurez. Reconocen los resultados aunque no entienden el modelo
Algunos amigos desde el respeto y la curiosidad a veces, otros desde el deseo de dar ellos el paso pero con miedo de darlo todavía.
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E.
Qué genial poder leer y saber de todos estos casos, ya que soy mama de dos peques de 4 años para 5 el niño y 3 años la niña y sin escolarizar y en ocasiones te asaltan taaantas dudas…
Mi hijo, a los 3 años mostro interés por ir a la escuela con otros niños y le inscribimos pero duro una semana hasta que nos dijo que era aburrido y no quería ir más, teníamos los libros ya comprados y trabajamos fichas en casa a modo de entretenimiento y nos parecían muy simples pero algunas cosas nos gustaban…
Un día compramos un cuadernillo rubio para practicar el trazo y le gustó hacerlo, una o dos veces por semana hasta que lo terminamos y más o menos en esa fecha, le comenté que si quería saber cómo se escribía alguna palabra, podía preguntarme e incluso le propuse “mamá” o “papá”, ¡ante lo que pidió que le enseñara a escribir “Carretera”!
Más tarde aprendió a poner su nombre haciendo una tarjeta de felicitación a un amigo.
Lo siguiente ocurrió cuando pusimos toda una pared de pizarra azul y quiso escribir ocupando media pared Hipopótamo (él lo escribió sin la H) y desde ahí hubo un parón.
Ahora nos hemos mudado de país y se quiere comunicar con su amigo por whatsapp, aproveche para decirle que para escribir en un teclado me gustaba que alguna palabra la hiciera también en papel ya que me parece muy importante y así vamos descubriendo letras y sonidos varios. Las caritas y símbolos también les sirven para contarse grandes historias y lo que van viviendo.
El otro día entró en un baño y quiso leer el cartel que decía “Por su salud y por higiene, lávese las manos” y solo pidió ayuda para la D y la G
Pasitos a su ritmo.
Siempre hemos contado cuentos algunos de día y especialmente por las noches, desde los dos años aproximadamente ya les contaba unos que vienen sin imágenes que se llaman cuentos para chiquitines, también hemos acudido a cuentacuentos geniales y su abuela se los cuenta inventados.
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M.
Mis hijos están escolarizados, pero les puedo decir que el mayor mostró interés por la lectura desde los 4 años, yo lo apoyé en casa pero la verdad creo que la escuela fue un obstáculo en este proceso (y eso que era montessori).
Los dos más pequeños hicieron el Kinder (bueno, el menor está en el último tirón) en un colegio con una metodología mas de activar de juego.
El que está ahora en primero de primaria, salió del Kinder solamente escribiendo su nombre, incompleto por cierto, pero al mes y medio de empezar la primaria, empezó a leer y escribir muy, muy bien.
Creo que el éxito fue que en el Kinder le leyeron, le cantaron, le contaron historias, lo hicieron exponer temas de su interés, le ayudaron con la motricidad fina, pero NUNCA le enseñaron a leer y escribir, pero como traía un excelente bagaje, fue sencillo y natural para él.
El menor que está por terminar el Kinder, hace cosa de un mes ¡me sorprendió leyendo solo! ¡Y palabras complicadas! Mismo método: nadie le enseñó nada formalmente, pero está aprendiendo en base al juego.
Y es el único de los tres que me pide constantemente ir a comprar libros. De la misma manera hace sumas y restas, cálculos mentales, patrones, gráficas y escalas. Tiene 5 años.
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De nuevo muchas gracias por acompañarnos en este emocionante viaje de experiencias de aprendizaje.
Esto es todo por hoy, en un mes tendremos a Javier con nosotros, que nos contará su experiencia con la lectura y escritura en niños, ¡hasta entonces!
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¿Has vivido también una experiencia de aprendizaje libre de la lectura y escritura?, ¡cuéntanos cómo ha sido en los comentarios!
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