Dentro de lo que se ha decidido denominar «educación libre» existen grandes diferencias. Dado que existe mucha confusión, he decidido explicarlo brevemente:
- Así, por ejemplo, en las escuelas Waldorf, no existe libertad de currículo, los alumnos siguen la marcha que van marcando los maestros, pero los maestros intentan respetar los ritmos de los alumnos, se trata de evitar los exámenes (ahí donde el sistema lo permite). En los «Jardines de Infancia» el juego libre tiene mucha importancia. Las escuelas Waldorf pueden diferir mucho de país a país, ya que se intentan adaptar a los sistemas educativos de cada lugar, aunque la esencia intenta ser igual en todos lados.
- Los que hacen «homeschooling» o educación en el hogar (como es el caso de la chica que relata sus 12 verdades en la segunda parte de este artículo), no van a la escuela oficial, aprenden en casa. A diferencia de los «unschoolers» sí siguen un plan de estudios, que incluso puede ser igual que el de las escuelas oficiales (pero no tiene por qué serlo). Es decir, no aprenden lo que quieren, aunque suelen tener bastante libertad para elegir lo que les interesa y centrarse más en ello. Gracias a que se trata de una educación con maestros particulares, el ritmo de trabajo se adapta totalmente al alumno.
- También están los que hacen «unschooling» (también llamado educación no dirigida o educación auto dirigida) que no van a ninguna escuela ni sitio donde les enseñen cosas. En este tipo de «educación» es el niño o joven el que decide qué quiere hacer y cómo. Esto significa que el niño va a decir al adulto exactamente lo que quiere saber (o lo va a buscar en internet o por amigos) y luego va a seguir desde allí a donde la curiosidad quiera llevarle. Ah, antes de que preguntéis, sí, si decide tirarse toooodo el día jugando al fútbol, puede, a pesar de lo cual, resulta que acaban aprendiendo a leer, escribir, aritmética, etc., como se explica en el artículo «Niños que aprenden solos a leer» (por cierto, os recuerdo que estamos haciendo un pequeño estudio sobre el aprendizaje, si quieres echarle un vistazo o participar, adelante).
- Por último, me encantaría hablar de la educación Montessori, pero, como no tengo prácticamente ni idea, en lugar de inventármelo, lo dejo, y os invito a vosotros a hacerlo al final del artículo, en los comentarios.
Hasta aquí mis explicaciones, hoy tenemos un artículo traducido del inglés y escrito por Kat Werstein, bloguera y homeschooler, espero que os guste.
12 verdades sobre el homeschooling
Toda mi vida me han educado en casa, fuera de las aulas, desde el principio de mi educación hasta el final. Cada vez que alguien me pregunta a qué instituto he ido, suspiro, se lo cuento, y me preparo para las preguntas, las opiniones y el desconcierto. Por eso, déjenme aclararles algunas cosas sobre la educación en casa, y vamos a despejar las dudas de una vez por todas:
- No formo parte de una secta. Es increíble la cantidad de veces que me lo han preguntado.
- No, no soy un súper genio. Algunas cosas se me daban muy bien y otras MUY mal. Como cualquier otro estudiante, alguna vez necesité ayuda adicional o un profesor particular.
- Hacía actividades extraescolares, como todo el mundo. Cuando era más pequeña íbamos mucho de excursión, estuve en un grupo juvenil durante toda mi infancia, en verano jugaba al softball, un tipo de béisbol, tomaba clases de arte y me relacionaba con muchas personas de mi edad.
- No me quedaba todo el día durmiendo sin hacer nada. De adolescente sí que me dejaban levantarme tarde, porque mi madre entendía la importancia del sueño, pero en cuanto me levantaba, me ponía a hacer cosas. No me escaqueaba de mis tareas para pasármelo bien (aunque el día de mi cumpleaños sí que me lo dejaban siempre libre). En realidad, hacía tareas escolares como todos los niños.
- ¡No estaba sobreprotegida! ¡Os juro que no estaba encerrada en mi casa sin poder relacionarme con el mundo exterior! Tenía amigos homeschooler igual que yo, y amigos que iban a la escuela oficial pública o privada. Veía los mismos programas de televisión, jugaba a los mismos juegos y comía la misma comida.
- No siento que me haya perdido las tradiciones de los que van al colegio. Fui tres veces a la fiesta de graduación de homeschoolers. No fueron tan glamurosas como otras, pero me lo pasé muy bien y pude vivir la experiencia. De hecho, ¡fui a ver partidos de fútbol!
Aunque a mí me han educado en casa durante toda mi etapa escolar, mis tres hermanos han ido a la escuela en algún momento de su vida. Mi hermana fue a la escuela en su último año de instituto y yo me acoplaba para ir a todos los juegos, partidos de fútbol y demás cosas. - No siento que me haya perjudicado cuando llegué a la universidad. Fue una adaptación rara, pero me fue bien. Me gradué del instituto y empecé la universidad con 17 años y se me dio bastante bien. Saqué buenas notas, hice amigos y disfruté, simplemente fue diferente a mi etapa previa en casa.
- También tuve mis problemas. Los problemas no aparecen solo cuando vas al colegio, son algo propio de la edad. Discutí con mis amigos, tuve mi primera relación, conseguí mi primer trabajo y tuve problemas con los estudios. Tuve mis momentos buenos y mis momentos malos, eso es algo que no me he ahorrado.
- No guardo rencor a mis padres. Realmente agradezco mucho la decisión tan generosa que tomaron mis padres de educarme en casa. No se lo digo todo lo que debería, de hecho, nunca se lo digo pero su decisión marcó la persona que soy hoy en día. Tuve oportunidades que otros niños no tuvieron.
- No soy rarita socialmente hablando (bueno sí, pero eso es porque yo soy así). Aprendí a relacionarme no sólo con gente de mi edad, sino con gente de todas las edades.
- No me perjudicó como persona. Al contrario, mi situación era ventajosa respecto a los demás. Aprendí a ser independiente, a limpiar, a cocinar, a cuidar el jardín y a llevarme bien con mis hermanos. Descubrí mi pasión por la lectura, por la escritura, y pude trabajar a media jornada.
- No me faltó la interacción humana, pude socializar. Me implicaba hasta donde yo QUERÍA implicarme. Iba a un grupo juvenil, jugaba al softball, tenía amigos y pasaba mucho tiempo con mis abuelos. De hecho, si no hubiera sido homeschooler, no habría visto a mi padre apenas, debido a su horario de trabajo.
La gente de mi edad habrá tenido grandes fiestas y acontecimientos en sus escuelas, pero yo he adquirido competencias para la vida, experiencia e independencia.
El artículo «12 verdades sobre el homeschooling» ha sido traducido por Pilar Moyano y revisado por Lucía Rincón y Adrián Pérez.
José Galindo dice
Buenas noches, quisiera saber los costos aproximados de esta modalidad. Como se financia sin vivir en Estados Unidos?, tienen contactos en Sudamérica?.