La ciencia explica los motivos del antojo
Publicado el 21 de enero de 2014 por Judith J. Wurtman, Ph.D. en The Antidepressant Diet
En medio de la histeria entorno al azúcar, que lo señala como un nutriente con el mismo grado de toxicidad que el arsénico o la nicotina, hay un dato que nunca se menciona. El antojo de azúcar que experimentan las personas emocionalmente deprimidas, puede ser señal de que algo va mal en sus niveles de serotonina.
Las mujeres que padecen el síndrome premenstrual (SPM) pueden sentir el deseo de ingerir alimentos dulces. Suelen sufrir cambios de ánimo debido a su ciclo menstrual, cambios que la defarían fuera del concurso «Miss Simpatía». No obstante, por fortuna, estos síntomas rara vez duran más de dos semanas al mes y usualmente son solo dos o tres días en los que las mujeres se sienten como si se transformasen en una especie de King Kong. Irritación, dificultad para concentrarse, ansiedad, depresión, cansancio, cambios de humor y enfado son algunos de los síntomas mas comunes que experimentan las mujeres cuando padecen de SPM y ante los cuales se ven impotentes.
Las personas que sufren periodos de abstinencia alcohólica tienen síntomas similares, además del deseo de ingerir azúcar. Generalmente, los síntomas aparecen al segundo o tercer día de cesar la ingesta de alcohol. Los síntomas pueden persistir durante semanas. La ansiedad, depresión, sensación de confusión, cansancio, irritabilidad y cambios de ánimo son emociones características entre aquellas personas que pasan de beber alcohol en exceso a no beber nada.
El cambio de estación también puede ser suficiente para generar altibajos de humor, agotamiento, irritabilidad, depresión y enfado. La gente que vive en lugares donde amanece tarde y oscurece demasiado temprano (durante finales del otoño, invierno y principios de la primavera) siente que su ánimo cae. Estos síntomas no son una reacción a los pronóstico de mal tiempo, mas bien se ha clasificado como un tipo particular de depresión llamada trastorno afectivo estacional (o depresión invernal) y viene acompañado del deseo de consumir alimentos dulces.
¿Por qué el SPM, la abstinencia al alcohol y el trastorno afectivo estacional vienen acompañados del deseo de comer dulce? Se trata de tres tipos de depresión emocional completamente diferentes. Descrito con sus propias palabras, las mujeres que sufren de SPM «matarían por un chocolate». Un alcohólico en rehabilitación comenta en un blog sobre abstinencia del alcohol que “…me comería un cubo hasta arriba de azucar». Ambos comparten el deseo de consumir carbohidratos dulces, también con el afectado por el trastorno afectivo estacional. ¿Qué ocurre? ¿Se trata de gente adicta al azúcar? ¿Es el azúcar lo que genera estos síntomas, deteriorando sus cerebros hasta el punto de dejar estas emociones espantosas? Si es así, ¿por qué las mujeres no desean ingerir dulces cuando no sufren el SPM, como sí es el caso durante la fase temprana del ciclo menstrual?
¿Por qué los alcohólicos rehabilitados finalmente pierden ese deseo irresistible por los dulces? ¿Por qué la persona afectada por el trastorno afectivo estacional rara vez consume dulces durante la primavera y el verano, cuando la depresión desaparece y deja una sensación de bienestar? Si, tal y como la liga de la policia anti-azucar indica, el azúcar nos lleva a una conducta adictiva aún peor que la adicción a la cocaína, la ingesta de azúcar debería causar un anhelo permanente por este espantoso nutriente. ¿Por qué esta gente no se convierte en adictos al azucar con el cerebro totalmente destrozado?
Ciertamente, esto es algo que no sucede en los tres tipos diferentes de personas con un intenso deseo de ingerir azúcar descritos arriba.
La necesidad de consumir azúcar, como la de beber agua, es simplemente una señal de que algo falta en el cuerpo. Cuando tenemos sed, no pensamos que en realidad sufrimos síntomas de abstinencia al agua. Sabemos que la sed es una señal de que el cuerpo necesita hidratarse. No hablamos de personas adictas al agua, y eso a pesar de los fuertes síntomas que sufrimos (la muerte, incluso) cuando nos niegan el agua.
El azúcar no es agua, nadie va a morir por su falta. Pero el mal humor asociado a la necesidad de consumirlo puede ser funesto. Esto se debe a que el antojo de azúcar asociado con el mal humor derivado del SPM, la abstinencia al alcohol y el trastorno afectivo estacional, señala niveles bajos de serotonina. Se sabe (sin saber por qué) que mensualmente los cambios hormonales afectan la serotonina. Sabemos (sin saber cómo) que la ausencia de luz en el invierno afecta la serotonina. Y sabemos (sin comprenderlo del todo) que la actividad baja de serotonina es común entre personas que beben en exceso.
Diferentes estudios con animales e investigaciones llevados a cabo durante los últimos 30 años han demostrado que el consumo de carbohidratos (a excepción de la fructuosa) incrementa los niveles de serotonina y, en consecuencia, pueden mejorar los estados anímicos. Dado que el azúcar se digiere más rápido que, por ejemplo, el arroz o los granos de trigo; su anhelo puede deberse a un deseo inconsciente de consumir algo que actúe rápido y produzca sensación de bienestar. Cuando estamos sedientos, beber agua alivia la sed. En cierto modo, comer dulce es como beber unos sorbos de agua. Aparta las malas sensaciones más rápidamente que comer un trozo de pan integral.
¿Es necesario comer alimentos dulces para sentirse mejor? NO. Tan pronto como se digiera cualquier carbohidrato, a excepción de la fructuosa (la fruta no resuelve este tipo de problemas), la serotonina actuará y mejorará el estado de ánimo. De hecho, pasar el SPM, soportar semanas de abstinencia al alcohol o meses de trastorno afectivo estacional con la ayuda de un sabroso chocolate puede mejorar el estado anímico, pero también aumentar el peso. La avena, unos simples copos de cereal, o un par de galletas de grano entero también nos pueden ayudar a suplir esa misma necesidad.
En resumen, deberíamos prestar atención al mal humor y a la necesidad de consumir azúcar en su calidad de síntomas. No se trata más que de una señal de nuestro cuerpo de que necesitamos aumentar los niveles de serotonina para así pasar de sentirnos depresivos a bienhumorados.
Artículo original: http://www.psychologytoday.com/blog/the-antidepressant-diet/201401/why-cranky-people-crave-sugar
Traducido al español por Natalia Dominguez.
Revisión por Adrián Pérez.
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