Escrito por Phil Zuckerman en The Secular Life.
Hay una iglesia en Harlem que predica discursos despectivos sobre gays y lesbianas. Bueno, está en su derecho. Pero a algunos vecinos no les gusta que esta congregación cristiana escupa esos mensajes llenos de odio, así que la semana pasada organizaron una manifestación, visto que ellos también están en su derecho.
Pasaron delante de la iglesia coreando: «¡Paremos el odio ya!».
En respuesta a sus consignas, el líder de la iglesia, el pastor James David Manning, salió a enfrentarse con ellos:
Vosotros odiáis a Jesús. Vosotros, maricas, bolleras, comemierdas, pervertidos… Sois lamentables, inconcebibles, despreciables, una desgracia para la humanidad.
Después les explicó que tenían al Diablo dentro, que estaban poseídos por demonios. «¡Paremos a los demonios ahora!», clamó.
El candidato a la presidencia, Ben Carson, licenciado en Psicología por la Universidad de Yale, con un Máster por la Escuela de Medicina de la Universidad de Michigan y que ha trabajado como destacado neurocirujano en el Hospital Johns Hopkins, declaró públicamente, en un discurso de 2012, que no estaba dispuesto a aceptar la evidencia científica y empírica de la evolución de Darwin, que da la casualidad de que es la piedra angular de las ciencias biológicas.
Personalmente, creo que esta teoría que se le ocurrió a Darwin tiene su origen en el Maligno, declaró este instruido doctor.
¿El «enemigo»? ¿Es algo así como un mágico vecino molesto que siempre se deja el aspersor encendido de noche, o más bien como una especie de mano invisible cósmica que convierte a personas inconscientes y de débil carácter en villanos malvados?
¿Quizá engaña a la gente para que se crea las sólidas pruebas sobre el origen de la vida en el planeta tierra, o que los humanos comparten el 99% de su composición genética con los chimpancés?
Me pregunto por qué el Diablo se habrá inventado todo eso.
En octubre de 2013, el Juez Asociado de la Corte Suprema, Antonin Scalia, declaró que sin duda cree en la existencia de Satanás. Ante la pregunta de por qué no lo vemos, añadió:
«Pues bien, es curioso. En los Evangelios, el Demonio hace todo tipo de cosas. Hace que los cerdos se lancen por acantilados, posee a la gente y cosas así. Hoy en día, esto ya no pasa mucho… Eso es porque es listo. Ahora se dedica a hacer que la gente ya no crea más en él o en Dios. Así tiene mucho más éxito».
Imagínense. Este hombre, Scalia, es el encargado de interpretar la Constitución de los EE.UU., decidiendo lo que es legal y lo que no para millones de ciudadanos.
* * *
¿Cómo es posible que haya gente que realmente crea en el diablo? Estamos en el año 2015, no en 1315.
Y aún así, la realidad es que decenas de millones de estadounidenses siguen creyendo que existe un ser mágico, cruel y malvado (ah, y listo) ahí fuera haciendo magia y realizando acciones crueles y malvadas, presidiendo un reino en llamas donde los demonios se arrastran.
Según una encuesta de 2013, el 57 % de los estadounidenses cree en el Diablo. Y sí, me refiero al 57 % de los estadounidenses adultos.
Solo una persona completamente desinformada, con una mente poco educada y con escasos conocimientos sobre las evidencias relacionadas con este asunto podría creer en el demonio.
Un momento, olviden lo dicho. En realidad los mejores neurocirujanos e incluso jueces de la Corte Suprema también pueden, y como ellos, miles de millones de mujeres y hombres importantes y formados.
Pero el Diablo no existe, como no existen las hadas, los duendes o los gnomos. Las dos religiones mayoritarias del mundo, el Cristianismo y el Islam, aseguran que existe un diablo. Se equivocan.
No hay pruebas de ello. Ni la más mínima. Es simplemente algo que ha germinado a partir de las mentes no científicas e irracionales de los primeros humanos que hicieron lo que pudieron para explicar por qué les ocurren cosas malas a las buenas personas, por qué las buenas personas a veces hacen cosas malas y por qué hay tanto sufrimiento innecesario en el mundo.
Pero, por muy equivocada e infantil que sea, esta creencia continúa vigente y se encuentra en pleno apogeo. Y esto supone un verdadero problema; ¿cómo se entiende y se explica qué la gente crea en semejantes disparates?
Las explicaciones más comunes suelen ser:
1) Socialización. Los padres y otros familiares enseñan a los niños a creer en el diablo. Cuando se educa a una persona en una creencia así, la validez de los hechos es algo que termina siendo impermeable a las críticas.
2) Pertenencia al grupo. La gente forma parte de grupos religiosos o culturales que contienen multitud de creencias, entre las que se incluyen creer en el diablo, y debido a la multitud de ventajas que se obtienen por formar parte de un grupo (comunidad, solidaridad, amistades, tradición, etc.), estos dogmas se adoptan sin investigar demasiado, ya que las beneficios de formar parte de un grupo compensan sobremanera a los beneficios de un pensamiento crítico y empírico.
3) Consuelo psicológico. Cuando un niño muere de leucemia, unos padres mueren en un tsunami o un vagabundo secuestra a una niña pequeña y la viola hasta la muerte, el dolor de dichas realidades puede ser simplemente demasiado.
Necesitamos creer que estas cosas tienen algún sentido y que no son casuales, que son obra de algún ser poderoso que simplemente disfruta causando dolor. Es difícil de entender por qué Dios permitiría a este ser diabólico vivir y crecer, así que, hala, cualquier explicación, independientemente de lo fantasiosa que sea, es mejor que nada.
4) Angustia existencial. A la mayoría de gente le gusta ver películas en las que se puede identificar fácilmente al bueno y al malo. Una trama así es fácil de seguir sin perderse. Sabes por dónde pisas.
Sin embargo, las películas en las que los personajes son moralmente ambiguos o cuestionables, donde nadie es del todo bueno o del todo malo, el drama trata de varios personajes con actitudes que no son malas sino que simplemente están en conflicto, y cuyo final no es siempre feliz, quizá funcionen en el Festival Sundance, pero no tienen mucho éxito entre el público general.
Esto se debe a que mucha gente considera la ambigüedad en la vida como algo amenazante. Puede que sea realista, pero es existencialmente perturbador.
Eso pasa con Dios y el Diablo. La gente prefiere creer en su existencia antes que aceptar la inquietante verdad de que estamos aquí, en este planeta, por razones desconocidas, sin mágicas deidades al frente de reinos celestiales o infiernos en llamas.
Es cierto que los cuatro puntos explican que la gente crea en cosas tan irracionales. Aun así, debo admitir que me frustran, porque pensar en personas formadas que creen en Belcebú, me deja profundamente desconcertado.
¿Cómo es posible que alguien que conozca, incluso de forma básica, la historia, la psicología, la ciencia, la antropología, la mitología o la lógica, crea que existe un ser diabólico inmortal que va por ahí haciendo el mal? Es tan absurdo como patético.
Ser ateo tiene muchas cosas positivas, pero también muchos inconvenientes. Uno de ellos es que tienes que vivir en un mundo donde los presidentes y los jueces, los profesores y los doctores, los becarios de Oxford y los ingenieros, sin olvidarnos de vecinos y compañeros, creen en cosas que son simple y llanamente producto de la imaginación.
Y con cuernos, ni más ni menos.
URL: https://www.psychologytoday.com/blog/the-secular-life/201509/the-devil-seriously
Traducido por Mar Pascual, revisado por Adrián Pérez.
oscar dice
vaya que estan mas equivocados.
yo les aseguro que el diablo existe.
o puede ser que ustedes sean unos mentirosos.
adentrense en el ocultismo y presentense ante el diablo que el les dara riquezas.
Xander dice
Suena genial
Se sacrifican animales y ese tipo de cosas???
Xq hacerlo???
Yo solo puedo adorar A Satanás pero nada q tenga q ver con matar animales
jion dice
caballero, entiendo tu posición «neutral», porque al negar la existencia del diablo, niegas también la realidad de Dios. pero hablas de cosas que desconoces y asi precisamente haces la obra del diablo, a saber, hacerle creer al mundo que el no existe. pues quien va a luchar con un enemigo que no existe. Apuesto que practicas algún tipo de meditación o religión oriental como yoga o algo por el estilo, o hablas con tu yo superior, pero no eres neutral y por tus comentarios estas de parte del diablo.