Jugar videojuegos de estrategia mejora la flexibilidad cognitiva
Publicado el 9 de agosto de 2013 por Art Markman, en Ulterior Motives
Los potenciales males de jugar a videojuegos han aparecido en todos los medios de comunicación. Jugar videojuegos violentos puede ser causante de un comportamiento agresivo. Los niños a los que se regala máquinas de videojuegos tienen un rendimiento inferior en la escuela después de obtenerlas, en comparación con el rendimiento antes de que se la regalaran.
No todas las consecuencias de los videojuegos son negativas. Hay evidencia científica de que jugar a los videojuegos puede hacer que las personas procesen de forma más rápida la información visual, de forma que puedan encontrar un objeto en medio de un conjunto de otros con más facilidad.
Una característica del pensamiento inteligente es la flexibilidad. Las personas que son capaces de ver el mismo objeto de distintas formas y pueden formar varias posibilidades en la mente al mismo tiempo, por lo general, son capaces de desarrollar soluciones novedosas y creativas a ciertos problemas. Un artículo escrito por Brian Glass, Todd Maddox y Brad Love en agosto de 2013, en la revista PLoS One, sugiere que ese tipo de videojuegos puede ayudar a adquirir esa habilidad.
En el estudio compararon los efectos de jugar a juegos de estrategia en tiempo real con los efectos de jugar a juegos que no requieren ningún tipo de pensamiento estratégico. Los participantes de este estudio eran todos mujeres porque los expertos tuvieron problemas a la hora de encontrar suficientes hombres que no jugaran a los videojuegos de forma habitual. Las mujeres fueron asignadas a uno de tres grupos.
Un grupo jugó una versión simple del juego StarCraft. En este juego, los participantes tienen que crear, organizar y desplegar ejércitos para atacar a un enemigo. En la versión simple del juego, el jugador tenía una base y el enemigo tenía otra. En la versión más compleja del juego, el jugador, al igual que el enemigo, tenía dos bases. La dificultad general del juego fue configurada de modo tal que las versiones simples y complejas del juego fueran igualmente difícil de ganar. De esta forma, los juegos diferían principalmente en la cantidad de información que tenían que retener los jugadores mientras jugaban. En el grupo de control jugaban a un videojuego de simulación de vida (los SIMS), la cual no requiere mucha estrategia ni memoria. Los participantes jugaron los juegos que les fueron asignados durante 40 horas.
A los participantes se les realizo un test de habilidades cognitivas antes y después de 40 horas de juego. Así, por ejemplo, en una tarea, a las personas se les muestra una letra y un número (por ejemplo, e4). En algunas pruebas, se les pide identificar si la letra es una vocal o una consonante, mientras que en otras pruebas deben identificar si el número es par o impar. Las personas, por lo general, reducen la velocidad cuando tienen que cambien de una tarea (por ejemplo, identificar letras) a otra (por ejemplo, identificar números) en los test. Cuanto más rápido es capaz de cambiar de tarea, más flexible es pensando.
También había otros ejercicios que no requerían de flexibilidad. Por ejemplo, una tarea de búsqueda visual en la que se debe buscar un objeto particular entre un conjunto de imágenes dispuestas para distraer la atención. Esa tarea requiere de velocidad perceptiva, pero no de flexibilidad.
Los resultados del estudio fueron sorprendentes. Los participantes que jugaron al StarCraft mostraron una mejora significativa en las tareas de flexibilidad cognitiva, pero no en las otras tareas en comparación con aquellas personas que jugaron a los SIMS. La mejora fue mayor en aquellas personas que jugaron la versión compleja y menor en aquellas personas que jugaron la versión simple del juego.
Un análisis adicional demuestra que las personas que jugaron la versión compleja del juego tenían que retener más información mientras jugaban que las personas que jugaron la versión simple del juego. La práctica de utilizar toda esta información debe haber originado la mejora en las tareas que requerían mayor flexibilidad.
Estos resultados son ciertamente curiosos. Es difícil hacer que las personas trabajen en tareas difíciles durante mucho tiempo en un marco escolar, pero es mucho más fácil hacer que trabajen durante largas horas si la tarea consiste en jugar a videojuegos. Si se consigue estructurar los juegos para promover las habilidades que mejoran el pensamiento flexible, entonces, los juegos pueden resultar ser una herramienta muy valiosa para hacer que la gente se haga más lista.
Dicho esto, no olvidemos que el pensamiento flexible es solo una parte más de la inteligencia. Si queremos actuar inteligentemente, debemos estar en posesión de mucha información, para así ser capaces de aplicar ese conocimiento y resolver problemas. Por muy divertidos que puedan ser los videojuegos, no podrán ser sustituto de las largas horas que uno necesita para convertirse en un experto en cualquier campo.
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Libros publicados por el autor: Smart Thinking y Habits of Leadership
Artículo original: www.psychologytoday.com/blog/ulterior-motives/201308/can-video-games-make-you-smart-or-least-more-flexible
Traducción del inglés al español por Micaela Longinos.
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