Esto es el resumen de un vídeo animado adaptado de una charla de Jeremy Rifkin llamada «La civilización empática». Jeremy Rifkin es escritor, asesor político y activista estadounidense.
Os animamos a leer el resumen o ver el vídeo en http://www.youtube.com/watch?v=l7AWnfFRc7g y a publicar vuestros comentarlo tras el artículo.
Durante los últimos 10 años, ha habido varios desarrollos interesantes en biología evolutiva, neurociencia cognitiva, investigación del desarrollo infantil y muchos otros campos que están empezando a desafiar algunas de nuestras ideas sobre la naturaleza humana y el camino de la humanidad.
No obstante, hay otro marco de referencia que está emergiendo en ciencia y que está desafiando las suposiciones e instituciones que habíamos creado y que estaban basadas en la educación superior, el comercio y el estado. A principio de los años noventa, en un laboratorio de Parma, en Italia, algunos científicos realizaron una IRM del cerebro de un mono mientras abría una nuez. La primera vez que lo intentó, sus neuronas se disparon tal y como se esperaba. Luego, por accidente, entró una persona en la habitación que por casualidad tenía hambre y se comió las nueces. El mono se quedó mirando lo que sucedía y se dispararón justo las mismas neuronas que la vez anterior, los científicos no entendían por qué había ocurrido esto. Realizaron el mismo experimento en otros primates y en humanos y encontraron neuronas «espejo» en todos ellos, también en otros animales, como, por ejemplo, elefantes.
Gracias a estas neuronas espejo, cuando observamos cómo se siente alguien, podemos sentir lo mismo. No es algo inusual. Si ves una araña subir por el brazo de alguien, también tienes una sensación horrible. Esto, junto con otras investigaciones llevadas a cabo en el campo de la neurociencia y el desarrollo infantil, muestra que no estamos conectados por la violencia, sino por la sociabilidad, el apego y la afección. El primer instinto es el instinto de pertenencia, un instinto empático.
La empatía es difícil de explicar; por ejemplo, cuando un bebé llora en la sala de recien nacidos del hospital, los demás bebés también lo hacen, sin saber muy bien por qué. A esto se le conoce como sufrimiento empático y es intrínseco a su biología. Con dos años y medio, un niño puede reconocerse a sí mismo en un espejo, esto es el comienzo de la empatía de los adultos, producida por un fenómeno cultural. Una vez que se reconocen, saben cuándo sienten algo, ya sea porque lo sufren ellos mismos u otra persona. La individualidad va ligada al desarrollo empático.
Con ocho años, el niño aprende la diferencia entre nacer y morir, de dónde vienen, que solo tienen una vida, que esta es frágil y que un día morirán. Una vez que aprenden lo frágil y difícil que es la vida y lo valioso que es cada momento, el niño vive las situaciones difíciles que experimentan otras personas, como si fueran propias.
La empatía es lo contrario a la utopía. La empatía no extiste en el cielo, porque no hay mortalidad, no hay sufrimiento. La empatía se basa en el reconocimiento de la muerte, en la celebración de la vida y en los lazos interpersonales. Se basa en nuestras fragilidades y nuestras imperfecciones. Así que, cuando hablamos de crear una civilización empática, no estamos hablando de crear una utopia. Nos referimos a la capacidad del ser humano de demostrar su solidaridad no solo entre ellos, sino también con otras especies. La conciencia cambia a lo largo de la historia.
Es necesario establecer si es posible o no que la conciencia cambie a lo largo del timpo, para extender nuestra empatía a toda la raza humana, como si se tratara de una gran familia, al resto de especies que nos rodean y a la biosfera, como si fuera nuestra comunidad común. Si podemos imaginarnos eso, quizá consigamos salvarnos a nosotros mismos y a nuestro planeta.
Empatizar significa ser civilizado, y ser civilizado significa empatizar. En las sociedades de cazadores recolectores, la empatía solo se extendía a la tribu y a los lazos de sangre. Después, la escritura nos permitió unir a más gente, y las nuevas destrezas y la identidad que desarrollamos nos llevó a una conciencia teológica. De este modo, la empatía se extendío a una nueva idea ficticia, y en vez de asociarnos solo por los lazos de sangre como en las tribus, empezaron las asociaciones basadas en lazos religiosos. La Revolución industrial hizo que se ampliaran los mercados y que se creara una idea llamada nación y, de este modo, la gente empezó a empatizar con el país al que pertenecía: Francia, Gran Bretaña, etc. Todas estas naciones son ideas ficticias que nos permiten extender nuestra lealtad según avanzan las revoluciones tecnológicas, que eliminan las barreras del espacio y tiempo.
Si hemos pasado de la empatía por lazos de sangre a la empatía por lazos religiosos, y de ahí a la empatía por el país al que se pertenece, ¿sería lógico pensar que las nuevas tecnologías conectarán nuestras empatías con la raza humana en general? ¿Por qué quedarnos solo en «la nación»? Tenemos la tecnología para ir más allá del sistema nervioso central y pensar como una familia; por ejemplo, tres horas después de que el terremotó azotó Haití, todo el mundo sintió empatía por las víctimas.
En realidad, descendemos de dos personas solo, así que, a partir de ahí, tenemos que desarrollar una ampliación desde nuestra familia hasta cualquier persona, criaturas que nos roden y la biosfera. Tenemos que repensar la narrativa humana. Si somos realmente empáticos, necesitamos despertar ese carácter esencial; si no lo somos, y la educación reprime dicha empatía, aparecen los instintos secundarios tales como la violencia. Tenemos que repensar y restructurar las insituciones de la sociedad para llevar a cabo el trabajo previo y así crear una sociedad empática.
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Traducido del inglés al español por Adrián Romero. Revisado por Adrián Pérez.
Lamento desilusionar tu utopia, porque lo que describes si es, etimologicamente hablando una utopia, u(no) topia(lugar), «no-lugar», o como dijo Quevedo frente a la obra de Tomas Moro: «no hay tal lugar». Entonces pues es prudente investigar antes que te brillen los ojos por un concepto, los humanos tienen un limite en cuanto a relaciones para establecer, tal numero de personas para relacionarse ronda los 150 individuos, y para conocer mas a fondo y crear lazos afectivos mas profundos aun menos, esto pues se debe a que una civilizacion no es algo natural, NO LO ES!, las sociedades en cambio si, es con estas pequeñas sociedades que el hombre puede establecer una relacion empatica, y quizas algunos sientan eso con desconocidos porque su circulo de relaciones no ronda el numero antes indicado, te invito a que veas el documental «El mono desnudo» de Desmond Morris, para que conozcas y aceptes tu naturaleza humana, pues considero, y con razones, que el principal problema es el desmedido desarrollo tecnologico, la falta de vision para desarrollar una espiritualidad(no necesariamente religiosa) en las personas, la sobrepoblacion en las ciudades y los sistemas que gobiernan.