Hoy tenemos a Antonio Malagón con nosotros, presidente de la Asociación de Centros Educativos Waldorf en España y fundador de la primera escuela Waldorf española.
Profesor de Ciencias Sociales en la Escuela Libre Micael de Madrid. Director del Centro de Formación de pedagogía Waldorf y Presidente de la Asociación de Centros Educativos Waldorf de España.
Buenos días, Antonio, gracias por estar con nosotros en el blog Zolani y prestarte a responder a nuestras preguntas.
Vamos directamente al grano.
- Para ti, ¿qué es educar?
Educar es posibilitar el desarrollo. En la Escuela se trata de crear a través del “encuentro humano” el espacio mágico en el que pueda producirse ese desarrollo, tanto de los alumnos como del maestro. Igualmente se puede trasladas tal pregunta al ámbito familiar.
Desde ahí, es necesario ayudar a potenciar la salud de su constitución física, las fuerzas psíquicas o anímicas para que broten capacidades que apoyen el desarrollo del ser potencial, del ser espiritual del niño.
El niño tiene una capacidad maravillosa innata: el asombro y muchas ganas de descubrir el mundo. La buena educación ha de responder a esa búsqueda natural del niño, presentándole la naturaleza y el mundo con entusiasmo y alegría.
- ¿Cómo conociste la educación Waldorf?
En 1968, cuando estaba estudiando Historia en la Universidad de Madrid, una persona que daba clases de yoga me habló de Rudolf Steiner y así empecé a saber de Rudolf Steiner, de Antroposofía y de la Educación Waldorf.
La educación Waldorf me entusiasmo tanto, que fui a París, y luego a Suiza y Alemania para hacer un curso de formación en Pedagogía Waldorf. Un grupo de amigos con hijos se habían interesado también y vi. la necesidad de aprender esta forma de educar para traerla a Madrid y comenzar un pequeño Jardín de Infancia Waldorf. Así nació en 1979, la Escuela Libre Micael, en Las Rozas de Madrid, que ahora tiene casi 500 alumnos desde infantil a Bachillerato.
- ¿Qué fue lo que te llevó a importarla a España?
Justamente, entre las personas que en Madrid estudiábamos Antroposofía, Pedagogía Waldorf, Agricultura Biodinámica y tantos enfoques desde esa filosofía antroposófica, había varias familias que tenían niños pequeños: Allí se fraguó la idea de crear una Escuela Infantil Waldorf que sería la ESCUELA LIBRE MICAEL www.escuelamicael.com, primera Escuela Waldorf de España que abrió sus puertas a 5 niños de Educación Infantil en el año 1979. Hoy esta escuela tiene casi 500 alumnos de 2 a 18 años en Infantil, Primaria, Secundaria y Bachillerato. Fue una cuestión de vocación.
Como te contaba, esta forma de educar me cautivó totalmente. Yo, como todo el mundo en aquella época, me eduqué en la escuela pública y en el Instituto Ramiro de Maeztu, pero nada más conocer la pedagogía Waldorf conecte con esta forma de entender la enseñanza.
En España no se conocía nada de esto, era una época oscura, con muy poca información, pero lo sentí como algo necesario para apoyar los movimientos de renovación pedagógica del momento (escuelas de verano, escolas de estiu…). Empezamos a traducir libros, importamos otros de Méjico que fotocopiamos y repartimos en 490 bibliotecas públicas de toda España. En fin, era un sembrar para que futuros maestros y familias encontrasen esta nueva forma de educar.
Hoy la escuela Micael tiene 500 alumnos. Existen 40 centros escolares Waldorf en toda España de todos los niveles educativos www.colegioswaldorf.org. Hay 9 Institutos de Formación de Maestros y Profesores Waldorf con 1500 licenciados y diplomados de los cuales un 80% trabajan en escuelas estatales o privadas no Waldorf y un 15% son padres que los hacen para mejor educar a sus hijos.
- Para ti, ¿qué es la esencia de la educación Waldorf?
Yo diría que es esfuerzo e investigación del maestro y del Claustro de Maestros en una formación semanal permanente por conocer a cada niño en su momento evolutivo individual. De ahí surge el cuidado currículum Waldorf y aplicación, CREACIÓN, en función del “tempus” de cada alumno. Naturalmente con un acompañamiento respetuoso y una atención permanente a la familia.
En mi opinión, lo esencial es que incluye a los padres, que te conviertes en co-educador con ellos y ellos contigo, y que se fomenta una relación cercana y amistosa con las familias. Sin ella, es difícil educar.
La pedagogía Waldorf no es algo en una sola dirección, aquí, los maestros educan a los niños y los niños a los maestros. Surgen un montón de situaciones que te ayudan a despertar y avanzar como maestro para responder a las verdaderas necesidades del niño.
Se trata de una educación experiencial en la que el maestro –por su “presencia” y dedicación produce y cultiva un afecto y vínculo con el alumno.
- Eres fundador de la primera escuela Waldorf en España, la escuela Micael. Mirado desde la perspectiva actual, ¿qué crees que es lo más importante que aprendiste de aquel proyecto?
La fidelidad a un impulso en continua renovación. En los 38 años vividos como maestro de la Escuela Libre Micael, cada época nos ha traído seres humanos con fuerzas individuales muy diferentes, diría que acordes con las exigencias de los tiempos… Observar de verdad la naturaleza e impulso vital de cada niño tanto de forma individual como en las observaciones de alumnos del Claustro de Maestros nos dota de las inspiraciones pedagógicas que necesitamos para atender a cada alumno de forma única e individualizada.
Siempre tuve claro que esta tarea no era cosa de uno solo sino de equipos. Comenzamos el Jardín de Infancia dos maestras y yo. Luego, transcurridos 8 años, para la creación de la Escuela de Primaria se creó un equipo de varios maestros… Y así, aprendiendo a convivir y a compartir constatamos que aquello era un aprendizaje continuo pues teníamos que resolver asuntos difíciles de todo tipo para sacar adelante una pedagogía nueva. Los padres y maestros con espíritu buscador y vocacional se iban entusiasmando con la Pedagogía Waldorf y, en 6 años pasamos de 5 niños a 80 en la Escuela Infantil.
Personalmente, y a estas alturas, creo que ha sido importante estar muy atento a lo NUEVO que iba llegando y estar a disposición para servir a ese ideal que es la Pedagogía Waldorf, Ideal que se va haciendo si uno está atento a lo nuevo que llega. Los niños no dejan de cambiar y cada generación trae impulsos nuevos como si ya vislumbraran el futuro que les espera.
- Actualmente, aparecen multitud de escuelas alternativas por todo el país y, sin duda, mantener a flote las finanzas, la plantilla de maestros y a la vez satisfacer las necesidades de padres y alumnos, sin olvidar los aspectos legales y administrativos no es fácil. ¿Qué consejo o consejos darías a alguien que quisiera fundar una escuela hoy?
Hay que empezar por crear un “Grupo de Maestros Portadores”, portadores de un impulso pedagógico que constituya un ideal de vida. En nuestro caso fue así. Maestros con formación académica y con formación Waldorf que en una “Formación continua” y semanal se cuestione, se revise, se intercambien experiencias pedagógicas, convivan y se reconozcan mutuamente, y, finalmente, dirijan colegiadamente el centro y administren solidariamente la institución en unión con las familias.
Además, los maestros tienen que estar dispuestos a emprender y mantener una práctica de autodesarrollo, de autoeducación personal que va a fomentar su ideal educativo y su sentido de vida. Por otro lado, los maestros tienen que ser capaces de conectar con las familias e incluirlos a través de tutorías, grupos de trabajo, talleres, etc., en la tarea compartida de educar a sus hijos
- Después de una vida dedicada a la educación, ¿qué es lo que más te sorprende en los niños? ¿Y de los jóvenes?
De los niños, su capacidad de asombro, su apertura a la imaginación, su devoción ante los fenómenos de la naturaleza, su ternura y su receptividad al afecto, a la alegría. En un ambiente así es donde puede darse el fenómeno educativo. Si somos capaces de crear un ritmo de vida sano donde lo intelectivo, lo artístico y lo artesanal-tecnológico se alternen aprenden sin parar.
Trabajo desde hace muchos años con alumnos de Secundaria y Bachillerato y en el caso de los jóvenes, es admirable su sensibilidad y su percepción del alma del adulto así como su alegría al reconocimiento y valoración. Buscan guías, buscan personas que les aprecien en su esfuerzo, en sus ideales y metas que empiezan a aflorar.
- ¿Cómo crees que podríamos apoyar más o mejor a nuestros hijos e hijas desde casa?
Haciendo un plan con los maestros, un pacto, creando una coherencia entre casa y escuela. Creando una especio para que pueda haber sugerencias de unos a otros para ayudar mejor y cambiar lo que haga falta. Por eso, las tutorías regulares para hablar de los niños, los grupos de trabajo para profundizar en las características del momento evolutivo del niño, fomentando buenos hábitos en la familia, tales como el de leer y, en suma, estando atentos a los procesos de los niños tanto en la escuela como en casa. Este trabajo en común da coherencia e irradia seguridad y confianza a los niños.
- ¿Qué es lo que crees que más infravaloramos los adultos en niños y jóvenes?
Su potencial. No lo vemos y por eso no lo valoramos. Hay una prisa loca para que “traguen” conceptos que ni entienden ni se dan para aprender sino para poder responder a exámenes memorísticos… Esto pasa por reconocer que cada uno es un Ser Individual, un Yo único, un ser espiritual que tiene un proyecto concreto que desplegar en su vida. Capacitar al niño para que pueda responder a este reto personal e intransferible es la tarea de la educación.
- En tu opinión, ¿qué es lo que el método Waldorf puede aportar a la civilización moderna?
Un cambio de conciencia en los adultos para favorecer lo que va a llegar con el cambio de generación. La posibilidad de crear comunidades educativas donde los encuentros humanos sean la base de algo nuevo, de un desarrollo humano verdadero y fraternal
- Hace tiempo, en otra entrevista, comentabas que uno de los fuertes del método Waldorf consiste en su adaptación a los cambios de los niños. ¿En qué dirección piensas que deben ir los siguientes cambios en el método Waldorf?
El método Waldorf viene cambiando desde hace 100 años, va adaptándose según la mentalidad de las personas que la promueven en según qué sitio y cultura. Así, hoy hay escuelas Waldorf en 90 países, con todo tipo de religiones, creencias, leyes y culturas y la pedagogía se adapta a cada lugar, a cada cultura y forma de vida, a cada niño.
- Las escuelas «tradicionales» parecen estar cambiando también. ¿Qué opinas de los cambios que se están dando, como el trabajo por proyectos, intentar dar menos deberes para casa, etc.?
Creo que estos cambios son muy necesarios. Hay un montón de maestros de la escuela Pública y de las escuelas privadas que se esfuerzan mucho e intentan mejorar cada día su trabajo, muchas veces en condiciones nada favorables. Conozco muchas escuelas con maestros estupendos, preocupados por una continua renovación, como las Escuelas de la Red UNESCO (con varios miles de asociados en todo el mundo y más de 200 en España) La Escuela Libre Micael y muchas escuelas Waldorf del mundo participan en esta Red de Escuelas UNESCO.
- Ya por último, si fueras ministro de Educación y Cultura y te dieran carta blanca, ¿cuáles serían los primeros cambios que harías en educación?
A menudo, las leyes lo que hacen es constreñir los impulsos y dificultar la organización de escuelas libres. Por eso, yo daría autonomía para que los padres y maestros pudieran aplicar cambios. Por supuesto, intentaría desarrollar un buen acuerdo para que todo funcione correctamente.
Pienso que hay que fomentar los impulsos individuales de los que realmente están ahí: Los maestros y las familias. El Estado no debería intervenir de manera tan exigente. De esta forma se montarían muchas formas de educación. Por eso, todo mi trabajo iría encauzado a conseguir que el Estado ayude y no obstaculice.
Despedida
Muchas gracias, Antonio, por estar con nosotros y atender a todas nuestras preguntas.
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