Me interesa mucho la educación y creo que no soy el único. Tenemos un gran interés por la educación, en parte porque es ella la que nos conduce hacia ese futuro que se nos escapa de las manos. Si te paras a pensarlo, los niños que empiezan el colegio este año se jubilarán en 2065.
Nadie tiene ni idea de cómo será el mundo dentro de cinco años ni siquiera y, aún así, tenemos la labor de educarles para ese momento. Los niños tienen una extraordinaria capacidad para innovar y, además, poseen grandes talentos, aunque nosotros los dilapidamos sin ninguna compasión. Yo creo que la creatividad es ahora tan importante en la educación como lo es la alfabetización y deberíamos por tanto otorgarle el mismo estatus.
Puedes ver la charla ted en inglés aquí.
Escuché una historia sobre una niña que estaba en clase de dibujo. Tenía seis años y se encontraba sentada al final de la clase; la profesora decía que esta niña casi nunca prestaba atención, salvo en la clase de dibujo. La profesora estaba fascinada, se acercó a la niña y le preguntó que qué estaba dibujando. La niña dijo que estaba dibujando a Dios. A lo que la profesora contestó que nadie sabía qué aspecto tiene Dios. “Lo sabrán en un minuto”, contestó ella.
Mi hijo actuaba en la función de Navidad del colegio cuando los tres niños aparecieron llevando regalos, pusieron las cajas en el suelo y el primer niño dijo lo siguiente:»Te traigo oro». «Te traigo mirra», dijo el segundo. «Frank te manda esto», soltó el tercer niño.
Lo que tienen en común estas tres historias es que los niños se arriesgan. Si no saben algo, lo intentan, aún así. No tienen miedo de equivocarse; si no estás preparado para equivocarte, nunca se te ocurrirá nada original. Cuando se hacen adultos, la mayoría de los niños ya han perdido esa capacidad. Han cogido miedo a equivocarse.
Tenemos sistemas educativos en los que los errores son considerados como lo peor que puedes hacer. La consecuencia es que estamos educando a personas sin contar con sus capacidades de creatividad. Picasso afirmó lo siguiente: “Todos los niños nacen artistas. Lo difícil es seguir siéndolo a medida que crecemos”.
Todos los sistemas educativos del mundo siguen la misma jerarquía de materias. Las principales son matemáticas y lengua, luego van las asignaturas de humanidades y, por último, las de arte. Y en la mayoría de los sistemas también hay una jerarquía en el campo de las artes. Plástica y música suelen tener un mayor estatus en los colegios que el teatro y el baile.
Nuestro sistema educativo actual se basa en la idea de la habilidad académica, ya que todo el sistema ha sido creado para satisfacer las necesidades de la industrialización. Por tanto, la jerarquía se asenta sobre dos ideas: la habilidad académica y que las materias más útiles para el trabajo tienen que ser las principales en el colegio.
El sistema de educación pública en el mundo es en su totalidad un largo proceso pensado para dar acceso a la universidad. El resultado es que mucha gente muy brillante, creativa y con gran talento cree que no lo es porque lo que se les daba bien en el colegio no era valorado, o incluso era estigmatizado.
En los próximos 30 años, según la UNESCO, se graduará en el mundo el mayor número de personas de toda la historia. Más habitantes, debido a la combinación de tecnologías y su efecto de transformación sobre el trabajo, la demografía y la gran explosión de crecimiento de la población.
De repente, los grados ya no valen nada. Los chavales graduados tienen dificultades para conseguir un empleo porque ahora también se pide un máster, cuando para ese mismo trabajo antes solo era necesario el grado y se necesita un doctorado para el puesto que antes solo requería tener un máster. Es un proceso de inflación académica. Lo que indica que toda la estructura educativa se está desmoronando.
Tenemos que replantearnos radicalmente nuestra idea de lo que es la inteligencia.
Sabemos tres cosas sobre la inteligencia. Una, que es diversa. Pensamos en el mundo de todas las maneras en que lo experimentamos. Pensamos de forma visual, de forma sonora y cenestésicamente. Pensamos en términos abstractos, en movimiento.
En segundo lugar, la inteligencia es dinámica. Si observamos las interacciones del cerebro humano, la inteligencia es maravillosamente interactiva. La inteligencia no está dividida en compartimentos. De hecho, la creatividad aparece más frecuentemente cuando hay una interacción de formas multidisciplinarias de ver las cosas.
Y, en tercer lugar, la inteligencia es perceptible.
Estuve hablando con Gillian Lynne, una coreógrafa, sobre cómo se convirtió en bailarina. Decía que en el colegio era un caso perdido. En los años 30, el colegio escribió una carta a sus padres comunicándoles que creían que Gillian tenía un trastorno del aprendizaje. No era capaz de concentrarse y era muy inquieta. Ahora probablemente le habrían diagnosticado TDAH.
Fue a ver a un especialista para consultar su problema. El médico se sentó junto a Gillian y le dijo lo siguiente: «Gillian, he escuchado todo lo que me ha contado tu madre y tengo que hablar con ella en privado. Espera aquí. Enseguida volvemos, no tardaremos mucho”, y se marcharon.
Según salía de la sala, encendió la radio. Cuando estaba fuera, le dijo a la madre de Gillian que se sentara y la observara. En cuanto salieron de la sala, la niña se puso en pie y comenzó a bailar. La observaron durante unos minutos y el médico se giró hacia la madre y le dijo lo siguiente: «Señora Lynne, a Gillian no le pasa nada; es una bailarina nata. Llévela a una escuela de baile”.
Gillian cosechó grandes éxitos y ahora es multimillonaria.
En mi opinión, nuestra única esperanza para el futuro es adoptar una nueva concepción de ecología humana con la que empezar a reconstituir nuestra concepción de la riqueza de la capacidad humana. Tenemos que replantearnos los principios fundamentales sobre los que se basa la educación que estamos dando a nuestros hijos para asegurarles un futuro mejor.
Charla traducida del inglés a español por Maya García Pérez.
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