Recibir la paga como adolescentes puede enseñarles a administrar mejor su dinero
Escrito por Carl E Pickhardt.
Cuando acuerdas dar la paga a tus hijos adolescentes, ¿en qué te estás metiendo exactamente?
Pues bien, están dando a sus hijos la responsabilidad de elegir, una libertad en lo que se refiere al dinero que les permite comprar o acceder a lo que ellos deseen a una edad en la que las posesiones materiales y el entretenimiento son cada vez más importantes socialmente hablando.
Estar al corriente de la última moda y la comparación con el poder adquisitivo de los compañeros se vuelve más importante a medida que los adolescentes crecen. En la mayoría de los casos, sea cual sea la cantidad de la paga, siempre va a resultar insuficiente porque los recursos económicos de tu hijo o hija, al igual que los de los demás, siempre nunca serán suficientes.
¿Cómo puede ser esto si en realidad todas sus necesidades ya están cubiertas?
La respuesta es que la cantidad que cada uno necesita para tener lo suficiente es totalmente relativa. Tus hijos se sienten inferiores en comparación con otros compañeros o compañeras que reciben más y pueden permitirse hacer más.
Y, por supuesto, no ayuda el rápido ritmo de novedades en el mercado, que hace que las compras de ayer parezcan ya pasadas de moda, desfasadas, obsoletas, inferiores.
En cualquier caso, no importa cuánto des a tus hijos, nunca será suficiente. Así que da lo que puedas permitirte económica y emocionalmente, lo que pienses que es razonable. No te pares a pensar en lo que tus hijos desearían recibir.
La paga es un regalo que podemos usar para entender cómo se sienten o como son nuestros hijos. Los padres deben prestar mucha atención a cómo reacciona su hijo. Tienen que plantearse si sus hijos tienen tendencia a GASTAR o a AHORRAR. Psicológicamente, esta distinción puede darnos mucha información.
Si el adolescente va directo a gastar el dinero en cualquier cosa en la que muestre un interés momentáneo, si tiene la necesidad de comprar, pueden existir otros problemas a los que los padres deberían prestar atención. Puede que el adolescente tenga problemas para controlar sus impulsos.
Si es así, la tarea de los padres es ayudar a su hijo o hija a ejercitar el control, retrasando la satisfacción del impulso.
En caso de que el adolescente actúe de forma derrochadora, administrar su propia paga puede enseñarle a gastar de forma racional y no llevarse llevar por las emociones. A priorizar lo que quiere, a retrasar la decisión de compra y a ahorrar dinero para alcanzar futuras metas.
Cuando un joven con tendencia a derrochar aprende a ahorrar, aumenta su autodisciplina.
Los jóvenes con tendencia a guardar al menos una parte de su paga, suelen presentar un mayor autocontrol y es menos probable que se dejen llevar por los impulsos cuando consiguen una mayor libertad económica, o incluso otros tipos de libertad.
De esta forma, ahorrar tiene valor tanto en lo económico, como psicológicamente.
Durante la adolescencia, resulta más fácil tratar con un hijo o hija ahorrador que con uno con inclinación a derrochar. El primero piensa más en el futuro, en cambio, el segundo se encuentra dominado por la tiranía del presente.
En la última etapa de la adolescencia, entrando ya en la independencia total (entre 18 y 23 años), la presión por parte de los hijos en busca de nuevas libertades y la tentación de gastar más dinero pueden ser extremadamente altas. La autodisciplina del ahorrador puede ayudar mucho a estabilizar la situación y evitar muchos problemas.
Administrar el dinero de forma responsable puede enseñar al adolescente a gestionar sus recursos de forma responsable en el futuro.
En la mayor parte de los casos, la paga no se otorga sin más y la mayoría de los padres deciden supervisar los gastos de sus hijos. Muchos prefieren no apoyar el consumo de algunas comidas o refrescos, de algunos maquillajes o camisetas, de determinada música, videojuegos o pósteres que no ven con buenos ojos.
Aquí es donde la paga puede crear un conflicto.
El adolescente puede rechazar estas intervenciones y quejarse alegando que es su dinero y puede gastarlo en lo que quiera. A lo que los padres a menudo responden que aunque es su dinero, ellos quieren poder prohibir ciertas compras y que si sigue comprando cosas que no aprueban, se replantearán la paga.
Un adolescente en terapia se quejaba de que sus padres estaban siempre controlando lo que hacía y que le amenazaban con quitarle lo que se suponía que le habían dado.
A veces los padres juegan con la paga para conseguir un determinado comportamiento en sus hijos, como, por ejemplo, que hagan las tareas de la casa.
En mi opinión, esto es un error por dos razones:
La primera es que las tareas deberían ser una contribución no pagada que se lleva a cabo para ayudar al mantenimiento del hogar. La idea es que todos tienen el deber de participar y hacer su parte.
La segunda razón es que cuando los padres dicen que no van a dar la paga si el adolescente no realiza las tareas, están haciendo que las tareas de casa parezcan de elección libre, cuando en realidad no lo son. No pueden librarse de ellas.
Las tareas domésticas tienen que hacerse y la supervisión parental (la insistencia firme acaba con la resistencia del adolescente) hará que sea así. Renunciar a su paga no debería suponer que el adolescente se libre de las tareas.
El propósito de la paga es que los hijos aprendan a administrar el dinero. Esta es una habilidad que necesitarán a lo largo de sus vidas, a medida que se relacionen con otras personas. Los padres deben ayudarles a adquirir los conocimientos más básicos, tales como: conocer el precio de algunas cosas, priorizar lo que se quiere, ahorrar para algo especial y, quizá, donar parte de los ingresos para alguna acción benéfica.
En el caso de adolescentes que ya están en el instituto, los padres se encuentran con la tarea de utilizar la paga para enseñar a administrar el dinero a un nivel superior. En este caso, pueden aprender a hacer frente a gastos recurrentes (como el abono de transporte o almuerzo), planificar los gastos semanales y mensuales, administrar su propia cuenta corriente y vivir conforme a sus posibilidades.
La paga se puede incrementar conforme crecen para cubrir los costes cotidianos como, por ejemplo, el transporte público, gasolina del coche, teléfono móvil, comida del instituto, artículos de aseo personal, actividades de ocio y ropa…
La lección principal con la paga en esta última etapa de la adolescencia es que una mayor libertad económica supone también una mayor responsabilidad económica.
Ahora se puede pasar de la paga semanal a otra mensual, de manera que parte del reto del adolescente sea hacer que el dinero dure, teniendo claro que no habrán anticipos si el dinero se agota antes de lo previsto. Esto es una práctica que el adolescente necesitará cuando tenga que mantenerse solo.
Y ya por último, ¿hay algún momento en el que debemos dejar de dar la paga?
Sí. Si piensas que tu hijo puede estar abusando del alcohol u otras drogas, deberás hacer lo necesario para dejar de subvencionar dichas actividades. La pérdida de la paga no hará que el adolescente deje de consumir esas drogas, pero dejará claro que no es algo que los padres quieran subvencionar.
Más información sobre cómo criar adolestentes en mi libro en inglés Surviving Your Child’s Adolescence (Wiley).
Más información en: www.carlpickhardt.com.
Artículo original: https://www.psychologytoday.com/blog/surviving-your-childs-adolescence/201112/adolescence-and-allowance.
Este artículo ha sido traducido del inglés por Laura Gil Pascual y revisado por Adrián Pérez.
Maria Luisa Cuenca Calderón dice
ya vi la pelicula de educacion prohibida. cuando vi la pelicula de maria montessori también me apasionó . existe en México alguien con quien comunicarse para saber que avance tiene esta maravillosa propuesta y como una abuela de 62 años puede ir a aprender este metodo para poderlo llevar a mis hijos y mis nietos, y a mi municipio.