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¿Y si nos saltáramos la adolescencia?

Última actualización 25 mayo, 2016 por Publisher Dejar un comentario

Joven adolescente pensativo

Sorprendidos por la adolescencia temprana de sus hijos, algunos padres se preguntan para qué sirve.

Publicado en inglés el 5 de octubre de 2015 por Carl E Pickhardt en Surviving (Your Child’s) Adolescence.

«¿Es realmente necesaria la adolescencia?». En estos años, me he encontrado numerosas veces con esta pregunta, formulada por padres frustrados con los cambios que manifiestan sus hijos o hijas al ponerse en marcha su transformación en adultos jóvenes.

Generalmente, la pregunta se debe a los sorprendentes cambios que experimentan sus hijos en la temprana adolescencia (entre los 9 y 13 años). ¿Qué le está sucediendo a ese niño que fue siempre tan encantador? ¿Qué es lo que nos ha llevado a esta nueva relación tan compleja y dificultosa?

¿Que qué cambia? Pues bien, los adolescentes parecen querer expresar con palabras y acciones que ya no les gusta que le traten y vean como a un niño. Los abruptos cambios son de todo tipo.

Ya no aceptan las bromas y gracias de sus padres: «Eso no es gracioso». Rechazan las demostraciones de afecto: «No me abracéis más». No aceptan las reglas: «Eso no es justo». Posponen las tareas: «Lo haré luego». No cumplen las promesas: «Lo olvidé». Pierden sus cosas: «Se perdieron». Tienden a ser más desordenados : «A mi no me parece que esté desordenado». Les cuesta prestar atención: «¿Qué decías?». Las discusiones y disputas son más frecuentes: «Pero, ¡por qué!». La información fluye menos: «No lo sé». Es más difícil descubrir la verdad: «Como no preguntaste, pensé que no era necesario decírtelo».

Viendo estos y otros cambios, los padres sacuden la cabeza y se dicen: «Ya no es el mismo»”, y las madres se preguntan: «¿Quién nos ha robado a nuestro niño?».

¿Significa esto que un adolescente es un niño que se convirtió en una mala persona? No.

Sin embargo, sí es una señal de que, a medida que el niño o la niña empieza a abandonar la niñez empujando, alejándose y luchando por adueñarse de un espacio que pueda llamar propio, la época de aquel apego paternal está llegando a su fin, y de que una nueva y difícil fase de desapego acaba de empezar.

En este sentido, la adolescencia es todo lo contrario del apego.

Esta fase de desapego contrarresta el apego entre padres e hijos que caracteriza a la niñez y asimismo permite alcanzar un distanciamiento que posibilita a los adolescentes alcanzar los dos objetivos más importantes para poder madurar: lograr la independencia y encontrar su identidad propia.

Es importante que los padres brinden la confianza suficiente a sus hijos para que puedan valerse por sí mismos, para así conseguir alcanzar su independencia. También es necesario que adquieran la suficiente experiencia personal y expresión para así encontrar una identidad propia en la que encajen.

La adolescencia es necesaria porque es el proceso de redefinición que transforma al niño dependiente y apegado en un adulto joven e independiente. Se trata de un proceso largo, de 10 a 12 años, que por lo general empieza a partir de los 10 años y dura hasta poco después los veintipocos.

Chicas adolescentes

A la necesidad de abandonar la niñez, se suma la necesidad de independizarse y encontrar la propia identidad mediante lo que llamo los cinco «motores psicológicos» del crecimiento adolescente para alcanzar la madurez.

Separación: para distanciarse más de los padres y conseguir mayor privacidad. En estos momentos es más importante la competencia entre iguales y la confianza entre amigos.

Desafío: para asumir riesgos y poner a prueba las propias capacidades mediante nuevas aventuras fortaleciendo la confianza y el sentido de la propia capacidad del adolescente.

Curiosidad: para saciar sus ansias de saber y entender mejor el enorme mundo que les rodea.

Autonomía: para tomar una postura de oposición y determinación, para valerse más por sí mismo.

Madurez: para buscar asumir más responsabilidades, para tomar decisiones sobre su propia vida y para encarar las consecuencias, tanto buenas como malas.

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Como psicólogo, cuando me encuentro con un adolescente, siempre me pregunto hasta qué punto necesitará redefinirse para alcanzar las dos metas (desapego e independencia) que conducen a la madurez.

En general, creo que es importante que los padres no tengan en cuenta la mala fama que tiene la etapa de la adolescencia. La adolescencia no tiene porqué convertirse en una etapa de dolor y agonía hasta que los jóvenes se han redefinido como adultos.

Según mi experiencia, más o menos una tercera parte de los jóvenes no tienen problemas para redefinirse sin salir de los límites de los padres. En estos casos, el proceso hasta lograr la madurez, transcurre sin conflictos familiares.

La otra tercera parte de los jóvenes necesita más espacio para su transformación en adultos, de modo que ocasionalmente se oponen a los deseos de los padres, desafiando los límites impuestos , expresando desacuerdo y manifestando ideas diferentes, pero en general cumplen con las «normas familiares». En estos casos, las confrontaciones se pueden solucionar amistosamente.

Finalmente, existe una tercera parte a la que llamo «adolescentes desafiantes». Estos adolescentes suelen poner a sus padres muy al límite en su proceso de redefinicón, desobedeciendo reglas y límites importantes, tomándose libertades ilícitas, oponiéndose ferozmente y decantándose por acciones peligrosas. Pero incluso en estos casos, la mayoría de los jóvenes salen adelante, así como sus padres.

Entonces, volviendo a la pregunta inicial: ¿Y si nos saltáramos la adolescencia?
Me parece que teniendo en cuenta la importancia de la redefinición personal, la respuesta será generalmente un «no es posible». Más aún si tenemos en cuenta los siguientes problemas/ventajas (según el punto de vista).

  1. Nuestra sociedad cuenta con una educación obligatoria, recurso que aprovechan los padres que trabajan, ya que así tienen alguien que se encarga del cuidado de sus hijos.
  2. Existen leyes que prohíben el trabajo infantil, manteniendo a los niños alejados de los lugares de trabajo de los adultos.
  3. Hay grandes diferencias entre menores y mayores de edad en lo que respecta a su posición y responsabilidad legal.

Teniendo todo esto en cuenta, no creo que la fase de adolescencia vaya a desaparecer en un futuro próximo.

Encontrarás más información sobre la educación de hijos adolescentes, en mi libro (en inglés), «Surviving Your Child’s Adolescence» (Wiley).

Mi página web: carlpickhardt.com

Artículo original: psychologytoday.com/blog/surviving-your-childs-adolescence/201510/is-adolescence-really-necessary

Traducido por Pamela López. Revisado por Adrián Pérez Montes.

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