¿Puede la genética y la situación económica explicar por qué algunas personas tratan mal a sus hijos?
Publicado el 7 de agosto de 2013 en Busting Myths About Human Nature, escrito por el doctor Agustín Fuentes.
¿Por qué hay tantos investigadores que siguen tratando de simplificar la psicología humana y basarla en los genes? Un titular reciente anunciaba: «Investigadores afirman que un gen específico puede hacer a padres más propensos a maltratar a sus hijos en momentos difíciles».
Dicen que cuando se atraviesa una mala racha económica, o, más concretamente, cuando se acercan las vacas flacas, las madres con una determinada copia del gen receptor de la dopamina DRD2 Taq1A tienen más probabilidades de convertirse en madres severas (aplicando azotes, bofetadas, gritos y amenazas en el trato con sus hijos).
Estas ideas proceden de un estudio reciente titulado «The Great Recession, genetic sensitivity, and maternal harsh parenting» (La Gran Recesión, la sensibilidad genética y la maternidad severa) y publicado en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos (PNAS, en sus siglas en inglés). Es comprensible que este estudio y las especulaciones sobre sus implicaciones estén incendiando internet y las ondas de radio.
¿Puede un gen malo de dopamina ser la causa fundamental de que las madres sean más severas? Probablemente no. No hay forma de que el mundo, el cuerpo humano y el comportamiento de los padres sean tan simples.
Los principales datos analizados en el artículo provienen de un extenso estudio sobre familias y el bienestar de los infantes dirigido por la universidad de Princeton y que cuenta con cerca de 15 años de recopilación de datos sobre uno 5000 niños nacidos entre 1998-2000.
La información de este estudio tan grande, proporciona algunas perspectivas realmente importantes sobre los patrones y complejidad de la estructura y función de las familias denominadas «frágiles» (con mayor riesgo de ruptura y que viven en la pobreza). Pero si se toman los datos y se agregan algunas afirmaciones extremadamente simplistas sobre la sociedad, el comportamiento y la biología se obtienen los mismos resultados-basura de siempre: mis genes me obligaron a hacerlo.
La premisa básica del artículo es que podemos comprender el comportamiento complejo a través de un modelo gen-medio (GxE en inglés), que pueda indicarnos relaciones causales entre los genes y los resultados al observar las variaciones de las versiones de un gen y correlacionarlo con algún tipo de resultado a través de la variación de los factores ambientales.
Aunque dicho modelo funciona (más o menos) en unos pocos casos de secuencias genéticas vinculadas a ciertos resultados como la forma de las hojas o el impacto de algunas enfermedades, no resulta eficaz en las conductas y sistemas genéticos complejos (como los humanos y las vías de la dopamina). En definitiva, el enfoque GxE de la conducta nos proporciona algo demasiado simplista y da respuestas por desgracia incompletas.
El estudio en cuestión compara las variaciones según: «maternidad severa», «tasas de desempleo a nivel de cada ciudad», «el índice de confianza del consumidor» y algunas formas del gen DRD2. Los autores afirman que «se tuvieron en cuenta y ajustaron la edad, raza/etnia, situación migratoria, nivel educativo, condición de pobreza, estructura familiar, sexo y edad del niño (en meses) de todos los modelos en el momento de la entrevista».
¿En serio? ¿Todo eso puede controlarse y compararse al mismo tiempo? El gráfico real que usan muestra «paternidad severa» en un eje y las «condiciones macroeconómicas» en el otro.
Para ser justos, una versión del gen DRD2D (la versión Taq1A) presentaba algunos patrones significativos en relación con los análisis de correlación que otras versiones no mostraron… Los autores expresan con cautela sus argumentos. Pero no disponen de datos fisiológicos o neurológicos, sino solo de datos económicos y sobre el comportamiento muy generales, y a pesar de ello afirman que «las respuestas de las madres a las condiciones económicas adversas están moderadas por el genotipo DRD2 Taq1A».
La correlación, aunque sea importante, no implica causalidad o alguna conexión fisiológica direccional en particular. ¿Se puede realmente hablar de los procesos subyacentes de la educación severa (o de cualquier estilo de educación) sin comprender a fondo los factores psicológicos y antropológicos de las madres y sus contextos sociales? Por no hablar de los problemas con medidas simplistas de las condiciones económicas.
¿Vamos a sentarnos y aceptar, una vez más, otra explicación simplista para la compleja conducta humana? NO, no lo haremos. Los genes son importantes, pero también las muchas, muchas, muchas otras variables. La investigación que pone en orden artificialmente la realidad humana no beneficia a nadie. El ser humano es complejo y caótico y cualquier persona que diga lo contrario está mintiendo.
Artículo original: http://www.psychologytoday.com/blog/busting-myths-about-human-nature/201308/gene-harsh-parenting
Traducido del inglés al español por Jocelyn Sanhueza.
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